Tiempos de cambio para los museos
Con la nueva legislación andaluza en puertas, los espacios granadinos muestran una tendencia levemente ascendente, solo rota por el impacto del nuevo Biodomo del Parque de las Ciencias
JOSÉ ANTONIO MUÑOZ
Martes, 27 de diciembre 2016, 00:10
Si cualquiera de nosotros entra en ese insondable contenedor del conocimiento humano -y del desconocimiento- que es Internet, y pregunta al maravilloso buscador sobre los ... museos de Granada, el resultado que la pantalla arroja es variopinto. Se catalogan como museos espacios que estrictamente no son tales, y se pasa de soslayo por muchos de ellos, que quedan fuera del alcance del visitante.
El panorama de los museos granadinos ofrece, pues, un mosaico de opciones que van desde la buena voluntad al indudable ánimo de lucro, por más que, por definición, los museos sean instituciones que no pueden tener tal ánimo. «Es preciso distinguir entre lo que es un museo, lo que es una colección museográfica y lo que es un centro de interpretación. Todas las entidades que ahora están recogidas en el Registro de Museos de la Junta, y que responden a tipologías muy diversas de espacios, van a tener que redenominarse o reinventarse cuando se publique el Reglamento que desarrolla la Ley de Museos de Andalucía, que ya data de 2007», afirma Ricardo Tenorio, director del Museo de Bellas Artes de Granada, dependiente de la comunidad autónoma.
En los años de bonanza económica pública, fueron muchos los ayuntamientos y consorcios que construyeron espacios museísticos o expositivos, en ocasiones de carácter etnográfico o documental más que estrictamente artístico, o con colecciones personales de algún exponente de la cultura local. «Con la crisis, muchos de esos espacios han ido languideciendo, porque hacerse una foto el día de la inauguración es muy bonito, y las vitrinas huelen a nuevo y todo a pintura fresca, pero lo complicado es el día después, el mes después, o el año después», afirma Ana García, vicedecana de Internacionalización e Investigación de la Facultad de Bellas Artes, y miembro del equipo coordinador del Master en Museología de la Universidad de Granada.
Con todo, una de las grandes asignaturas pendientes de los museos granadinos -no general, pero sí frecuente- es el desconocimiento sobre quiénes son sus clientes y qué buscan. Uno de los que sí que lo tienen claro es el de la Alhambra, que muestra una evolución al alza en el número de visitantes, y cerró el año 2015 con 212. 257, un 7,37% más que el año anterior, en lo que se refiere a la exposición permanente, y 875.020 visitantes en sus muestras temporales.
Sus visitantes proceden en la gran mayoría de nuestro país, mientras que la presencia de extranjeros, tanto de la Unión Europea como de fuera, permanece estable. Francia, Alemania, EE UU, Reino Unido y Japón siguen siendo los mercados que más visitantes envían. Llama la atención que más de 150.000 niños y jóvenes han tenido acceso a las colecciones de este museo, lo que habla mucho del relevo generacional en quienes lo recorren. En cuanto al perfil laboral, cuatro de cada diez personas son empleados cualificados o funcionarios. Hay más mujeres que hombres, y la edad de visita más frecuente está entre los 36 y los 50 años.
Dicho perfil se repite, con pequeños matices, en todos los museos que aportan datos. Así, el Parque de las Ciencias tuvo un año 2015 espectacular, con 657.000 visitantes, y lleva un año aún más satisfactorio, merced a la apertura del Biodomo, que ha disparado más de un 50% sus visitas este verano con respecto al anterior.
Línea sostenida
Volviendo a los museos dependientes de la Junta, el de la Casa de los Tiros mantiene un nivel de visitas similar al de 2015 en este 2016, con datos hasta agosto. Otro tanto ocurre con el de Bellas Artes, que en 2015 recibió la friolera de 200.000 visitas. El atractivo museístico de Granada es indiscutible, y no solo por su contenido, que también, sino por la calidad de los edificios donde se concentran las colecciones. Contamos además con salas expositivas de premio, como la Zaida de Fundación Caja Rural, diseñada por Álvaro Siza, que en 2015 acogió casi 20.000 visitas, una cifra más que considerable para una sala privada. Muestras como la del Retroback o la de Arqueología, que se exhibió durante las pasadas semanas, rejuvenecen el perfil de los visitantes, según los datos que aporta la Fundación. En cuanto a las dos salas más emblemáticas de CajaGranada Fundación, el propio Museo de la Memoria y la de Puerta Real, totalizaron casi 100.000 visitantes en 2015.
Otro tanto ocurre con los museos dependientes de la Diputación, singularmente el Centro Guerrero -un museo aún muy desconocido, a pesar de su larga trayectoria- y la Casa Museo de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros que, según el director del Patronato Cultural, Alfonso Alcalá, «está en una línea ascendente en este último año. Aquí la calidad de las actividades organizadas tiene mucho peso en las cifras totales de visitas». Nombrado para el puesto en mayo de este año, Alcalá se remite a análisis comparativos que figurarán en la memoria del centro.
Más allá de lo que las cifras arrojan, el 'Parque Museístico' granadino es amplio y de calidad meridiana. A partir de ahí, comienza el capítulo de los retos. Ricardo Tenorio comenta que «en breve, todo va a cambiar; no solo en el capítulo de los recursos para mantenerlos, sino en el modelo de gestión». Ana García añade que «siempre que pienso en modelos de gestión eficientes, pienso en los museos norteamericanos: con tiendas estupendas que generan un retorno económico importante, con una presencia de patrocinadores que, amparados por exenciones fiscales, invierten en la conservación. Pienso que será necesario rediseñar muchos museos para adaptarse a estas circunstancias».
Clientes-objetivo
Una medida que recomiendan los expertos es centrar el tiro, es decir, buscar el perfil de visitantes, y adaptar la oferta a la demanda, en múltiples aspectos: horarios de apertura, duración de la visita, utilización de recursos audiovisuales... En definitiva, un proceso de modernización que requiere tiempo y dinero. «Sabemos quiénes nos visitan, pero no conocemos sus intereses últimos», afirma el director del Museo de Bellas Artes. «Tampoco hacia dónde se mueven, cuál es su ruta, porque son muchos quienes no siguen los itinerarios prefijados, bien por tiempo o por preferencias».
La vicedecana de Bellas Artes añade al respecto que «un visitante que venga un año no puede venir a ver el mismo museo al año siguiente. Hay que tirar de los fondos y con un poco de imaginación y un poquito de dinero, poner en pie exposiciones temporales que hagan atractiva la visita al museo, año tras año. Que cada vez, el visitante pueda llevarse a casa un recuerdo distinto, tanto en lo material como en lo emocional».
Comenta Ana García ahondando en este argumento que «la división entre colecciones permanentes y no permanentes está cada vez más en tela de juicio. Tú tienes una colección de obras a las que debes sacar el máximo jugo posible, y puede que autores que están en la colección permanente carezca de sentido que sigan, y viceversa, autores que están en los fondos, u obras que alcanzan valor por múltiples motivos, desde aparecer en una película hasta que se revalorice el autor, puedan tener un periodo de exposición más prolongado, e incluso prestarse para una exposición externa».
¿La cantidad es sinónimo de pujanza? El caso de Málaga, con su reciente proliferación de museos conquistados a golpe de talón, puede suscitar cierta envidia, no justificada desde el punto de vista de Ricardo Tenorio, profundo conocedor de la infraestructura museística de la capital vecina: «Lo normal es que el Pompidou no tenga muchas visitas, y el Museo Ruso está igual, salvo en contadas ocasiones. Lo invertido en Málaga puede parecernos gigantesco, pero es infinitesimal. El fenómeno Guggenheim no es extrapolable», afirma Ricardo Tenorio. «La realidad es que sí, llegan visitantes, pero el Muelle Uno -zona emblemática del puerto- está vacío», concluye.
El futuro
El futuro de los museos pasa, según Ana García, por la búsqueda de recursos vía Europa o vía patrocinios. La profesora conoce bien lobbies de gestión cultural como la Liga Europea de las Artes, que celebrará en breve su reunión bienal en el Palacio Pitti de Florencia. Su experiencia en este terreno ofrece un valioso punto de vista sobre el futuro de los espacios museísticos: «Los presupuestos no paran de bajar. Esa es la realidad. Si queremos obtener recursos, tendremos que coger la maleta e ir a buscarlos. Si por algo se conoce a Granada es por su cultura, pero tenemos que hacer museos para la gente, acercárselos como se les ha acercado la gastronomía». Se impone, pues, un cambio, de reactividad a proactividad. Si no, será muy difícil ganar el futuro.
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