La Lonja de la Capilla Real presume de sus escudos del XVI restaurados

Una vez finalizado en marzo el proceso de restauración de la Capilla Real, el capellán mayor Reyes centró sus esfuerzos y su ilusión en una obra menor pero ilusionante: la recuperación de los escudos reales en las pinturas murales de la antigua Lonja y que reivindican la vocación civil y comercial del edificio en su primera instancia, así como los cambios en su propiedad a lo largo de la Historia como el producido tras la desamortización de Madoz en 1855. La Capilla Real no anexionó la Lonja hasta 1892 bajo el mandato del arzobispo José Moreno Mazón.

El escudo central y que corona pertenece a la Reina Juana y su hijo Carlos V antes de ser este coronado como emperador en 1530 por el Papa en Bolonia, por lo que el águila no es bicéfala. Se encuentran representados todos los reinos, desde Castilla hasta Aragón con Sicilia, Nápoles y Jerusalén así como los heredados por Juana y Carlos a través del marido de esta en el centro de Europa, como los de la línea de Borgoña y de Austria del emperador Maximiliano I. Así lo explicó el capellán mayor Manuel Reyes.

Pedro Salmerón, responsable de la ya finalizada obra de la capilla, concretó su interés por el mensaje de expresión del conflicto en la época entre la ciudad y la Capilla Real y las distintas fases de empoderamiento en distintos momentos. Recordó que la construcción de la Lonja la realizó el Cabildo municipal. "Los escudos representan esa pugna que expresa el dominio", subrayó Salmerón. También se refirió al estudio realizado sobre la iluminación de la sala para favorecer con una temperatura de color y una óptica especiales los colores de los escudos así como recuperar la visión de La Rendición de Granada, copia del cuadro de Francisco Padilla del S. XIX que se encuentra en el Senado.

Intervenciones inadecuadas

La protagonista del acto, la restauradora Beatriz Martín, detalló el procedimiento técnico y las dificultades enfrentadas, especialmente el revestimiento separado de la fábrica que amenazaba con caer. Expresó su sorpresa ante la limpieza de las manchas negras: "Para nada hacía prever el colorido aparecido a posteriori; fuimos descubriendo rostros y detalles de las figuras".

Otra complicación de la restauración fueron otras intervenciones antiguas y desafortunadas como repintes que eliminaron el original y la colocación de morteros de yeso y cemento. Se han eliminado los repintes y se ha procedido a una reintegración cromática mediante distintas técnicas en las zonas de falta de color por el paso del tiempo y estas intervenciones, teniendo lugar la última en la posguerra con la remodelación de la parte baja de la Lonja. "Se ha restituido lo que es todo el dibujo y el diseño completamente", certificó Beatriz Martín.