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Antonina Rodrigo recibirá este domingo el premio Pozo de Plata por su contribución al 5 a las 5.
«Si hubiéramos hablado de la muerte de Lorca, no nos habrían dado ni cinco minutos»

«Si hubiéramos hablado de la muerte de Lorca, no nos habrían dado ni cinco minutos»

Antonina Rodrigo recibe este domingo en Fuentevaqueros el premio Pozo de Plata como reconocimiento a su trayectoria y su contribución al 5 a las 5

Pablo Rodríguez

Domingo, 5 de junio 2016, 02:47

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Es imposible separar a la escritora Antonina Rodrigo (Granada, 1935) de las personalidades a las que ha entregado su pluma. Hay en ella una extrema sensibilidad como la de María Lejárraga, una capacidad para hacer de la palabra herida como la de Federico García Lorca y un absoluto compromiso con la libertad y la justicia como el que marcó para siempre la vida de Mariana de Pineda. De las tres hizo bandera hace cuarenta años, cuando junto a otra treintena de intelectuales hizo frente al aparato franquista para organizar el primer homenaje en libertad a Federico García Lorca. Fue un esfuerzo valiente que recuperó para la provincia (y el mundo entero) la memoria del gran poeta de Fuentevaqueros, una labor que este domingo se reconoce en el municipio con la entrega del premio Pozo de Plata.

De usted decía el añorado Gregorio Morales que le gustaba imaginarla como La libertad guiando al pueblo, ¿siente que se ha convertido en un símbolo de la provincia?

Bueno, yo pienso que eso es una cosa muy grande. Me da mucha vergüenza. Ocurre que en las presentaciones dicen cosas muy bonitas de mí y no puedo evitar sonrojarme. No es falsa modestia, es que de verdad me da mucha vergüenza. Yo prefiero poner el acento en la que gente sobre la que he escrito. Sí, soy una escritora militante, he trabajado sobre el XIX, la República y el Exilio porque creo que es importante dar luz a esas generaciones que cayeron bajo la sombra de la dictadura.

¿Cómo valora que ahora se reconozca su compromiso con la organización del primer 5 a las 5?

Estoy muy emocionada. Ha sido un gran honor, pero es un honor que comparto con mis compañeros. No es solo que sea la única mujer de los 33, es que hubo mucha gente más que se sumó al homenaje y que incluso fue multada... Quiero que esto sea un reconocimiento a todos los que hicieron posible el 5 a las 5.

Usted llevó el homenaje por Cataluña, ¿cómo lo recuerda?

Recogí firmas de Vázquez Montalbán, Carlos Barral... Sobre todo de personas que estaban comprometidos con Lorca y en clandestinidad y luchando siempre. Cataluña fue una tierra cercana para el poeta, especialmente en sus últimos años. Por eso era tan importante hacer llegar el homenaje allí. Era un trabajo que se hacía con mucho amor y con muchas ganas de descorrer esas cosas negras que teníamos puestas en nuestras vidas.

¿Sintió miedo durante la organización del homenaje?

Hoy se nos dice que fuimos valientes... Fue preocupante, no era valentía, todo el mundo tenía miedo, aunque sentíamos que había que hacerlo en ese momento. Pensábamos que había que hacer algo por Lorca, especialmente porque nos habíamos educamos sin él porque estaba prohibido. Era todo oscurantista y muy fuerte, porque en la ciudad aún vivía gente que estaba implicada. Pero fue algo muy gratificante porque sentimos que hacíamos algo por todos, especialmente por los jóvenes y por aquella generación luminosa del 27.

Muchos recuerdan aún las presiones de las autoridades de la época y el intento de suplantar el homenaje con la organización de otro en paralelo. ¿Por qué esa inquina 40 años después de su asesinato?

La gran culpa de esta gente es que ellos querían seguir asesinando la memoria de Federico. Y no fue la única chapuza que hicieron... Ocurrió con la muerte de Concha, su hermana. Ella desgraciadamente murió en un accidente de coche en Granada y aquello se convirtió en algo muy problemático para el régimen. Recuerdo hablar de esto con Fernández Castro. De Madrid llegaron órdenes al Gobierno Civil para que diera todas las facilidades en el traslado del cuerpo porque temían que ese entierro se convirtiera también en el entierro de Federico. Y lo mismo hicieron con todos los extranjeros que venían a Granada a buscar a Federico. La Guardia Civil los atemorizaba y preguntaba por aquellos que echaban flores en Víznar... Sí, seguían intentando apagar su luz, ocultar lo que habían hecho pero hay cosas que no se pueden ocultar y menos la muerte de un poeta que ha tocado todos los dramas humanos, que entienden todas las personas, que nos ha dado tantísimo.

¿Cómo fue aquel primer 5 a las 5?

Fue algo excepcional y complejo, y digo complejo porque celebrábamos el aniversario de su nacimiento cuando lo lógico hubiera sido hablar de su muerte. Si hubiéramos hablado de la muerte de Lorca, no nos habrían dado ni 5 minutos. Aquella fue una tarde congelada, llena de peligros, con soldados, tanquetas... No se sabía como podía acabar. Nos acogimos a la memoria de Federico y a ese Fuentevaqueros rebosante de vida y de agua que tan importante fue para él. Nos dieron 30 minutos y estuvo muy bien, pudimos recordarle. Aunque se queda la espina de que lo que realmente hubiéramos tenido que reivindicar era su muerte.

Compromiso

¿Por qué se interesó por Lorca?

Cuando empecé a escribir, muy adolescente, me interesé por Mariana de Pineda. Ella fue el vehículo que me llevó a Lorca y a la Xirgú, que son los tres un todo para mí. Hay algo muy curioso en Federico. Él jugaba en su pueblo a contar la historia de Mariana, la mujer que dio su vida por las libertades, y a cantar con otros niños sus canciones. Aquello se refleja en Mariana de Pineda, que es el primer drama que escribió Lorca. Es así como llegué a él. En Lorca valoro la enorme sensibilidad que tenía por las cosas, el amor por su tierra, el respeto por los demás y su compromiso por la justicia y la cultura.

Sus libros y su labor en el 5 a las 5 han sido determinantes para traer de vuelta su memoria, ¿qué siente ahora que ve a generaciones que se crían con la obra del poeta?

Eso es una cosa muy gratificante. Aquí todavía sigue siendo algo extraño, pero lo normal en cualquier país es que los niños se criaran de siempre con la obra de un poeta como él. Creo que Federico estaría muy feliz de ver cómo los niños se acercan a su poesía, aunque debo decir que hay que tener cuidado con la forma en que se explica. No hay que esconder lo que ocurrió, como pasó hace poco con aquel libro que hacía de la muerte de Machado algo normal; a los niños hay que decirles la verdad. No se puede negar la muerte de Antonio Machado en el exilio ni el asesinato de Lorca. Son poetas del sacrificio.

¿Qué Lorca y su obra sigan estando en boca de todos hoy día es un triunfo sobre los que le asesinaron?

Naturalmente. Su muerte fue un triunfo para la democracia, la libertad, la cultura... Por eso y por el tremendo valor que hay en su obra, Federico García Lorca sigue tan vivo. Ya lo dijo Pepe García Ladrón de Guevara aquel primer 5 a las 5 en Fuentevaqueros, Federico está cada vez más vivo.

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