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Beatriz Muñoz

«Vivimos con el piloto automático»

La exempresaria granadina Beatriz Muñoz publica el libro 'Mindfulness funciona', que ofrece técnicas de meditación para reducir el estrés y vivir mejor

Inés Gallastegui

Viernes, 25 de septiembre 2015, 00:22

Beatriz Muñoz es licenciada en Psicología y en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, máster en Dirección de Empresas y fundadora del Grupo Lo Mónaco, una empresa que llegó a dar trabajo a 700 personas y que abandonó en 2006 para dedicarse a la Psicología. Actualmente trabaja en el Centro María Zambrano de Granada, donde imparte cursos de Reducción de Estrés Basada en la Atención Plena (en inglés MBSR), una disciplina que estudió en Estados Unidos. Acaba de publicar el libro 'Mindfulness funciona. Cómo desconectar y reducir el estrés' (ed. Conecta).

Mindfulness se traduce como atención o conciencia plena. ¿Estamos desatentos a lo que nos rodea?

Sí. La mayor parte del tiempo estamos en modo piloto automático: el cuerpo esta aquí, como un autómata, cocinando, hablando o conduciendo, y la mente está en otro lugar. La mente tiene la capacidad de proyectarse hacia el pasado o hacia el futuro, con las consecuencias que eso trae: cuando viaja hacia el pasado suele traer rencor, tristeza, sensación de pérdida, y cuando viaja hacia el futuro anticipa cosas que no han pasado y trae ansiedad. Mindfulness es la capacidad que tenemos de estar plenamente en el presente, aceptando lo que esta pasando en cada momento.

El libro está dedicado sobre todo a la reducción del estrés. ¿Qué otros beneficios se pueden obtener de la práctica del mindfulness?

En el ámbito del mindfulness estrés es cualquier tipo de sufrimiento: emociones desagradables, enfermedad, angustia, malestar... Hay muchísimos estudios que cuentan los beneficios del mindfulness: emocionales, como más calma, mejor regulación de emociones, más empatía o mejor toma de decisiones, y físicos, como la mejora del sistema inmunológico, la regulación de la presión arterial, la mejora del dolor crónico, la diabetes... porque el mindfulness calma la activación debida al estrés, que produce un desgaste en el organismo. También se ha visto que refuerza las conexiones en el hemisferio izquierdo del cerebro, sede de la regulación emocional y del sistema inmunológico.

¿Y qué no se puede esperar?

No se pueden esperar milagros... pero yo los he visto, sobre todo en mí. No es una medicina que todo lo cura. La persona debe tener un compromiso, un deseo de estar mejor y de cambiar.

El libro no es religioso ni científico, pero esta práctica tiene origen en el budismo y ha sido desarrollada por científicos...

Uno de los motivos del éxito de mindfulness es que, aunque procede de técnicas que se pueden atribuir a la religión budista y otras, se ha despojado de todo contenido religioso y se ha unido a la ciencia. El libro no es científico porque no cita artículos; está basado en mi experiencia y en mi formación.

Meditación en el día a día

Como psicóloga, ¿considera que el mindfulness es una herramienta más para tratar a pacientes con problemas o trastornos?

Hay programas específicos para la ansiedad, la depresión, las adicciones... Pero yo básicamente imparto el programa MBSR (Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena): se imparte a lo largo de ocho semanas porque los estudios científicos señalan que después de ese periodo, con una práctica de 30-40 minutos al día, se producen cambios visibles en la estructura del cerebro y en el comportamiento. También doy talleres: por ejemplo ahora estoy dando un taller a enfermeras que trabajan con enfermos de esclerosis múltiple.

En el libro habla de una práctica formal y una práctica informal.

La práctica formal es dedicar un tiempo específico, sentarse, tumbarse o caminar para seguir unas instrucciones concretas. Y la informal consiste en prestar atención a lo que está sucediendo; se puede hacer comiendo o en la ducha, las 24 horas del día.

Hay una frase en el libro que quizá resume la filosofía de esta técnica: «Con la práctica de mindfulness, no vamos a conseguir librarnos de nuestras emociones o de los conflictos de nuestra vida; lo que sí conseguiremos es la capacidad para estar en paz con todo lo que nos suceda».

Esa es la clave. Mucha gente trabaja para estar siempre en calma y eso no es posible. Por ejemplo, yo voy a dar una charla y estoy nerviosa, pero puedo estar estable y serena dentro de mi nerviosismo. No se trata de eliminar las emociones ni de volverse plano; sigues siendo tú, pero consigues estabilidad. Desarrollamos el área del cerebro que es capaz de observar lo que está pasando sin alterarse, en paz, aunque lo que este pasando sea una guerra, una tragedia.

¿Le ha servido su experiencia como empresaria en esta nueva etapa?

Sí, todo lo que he vivido lo tengo como un patrimonio y en la empresa viví situaciones muy delicadas, mucho estrés, tuve que tomar muchísimas decisiones... y quizá esa experiencia me llevó a buscar algo que me ayudara a estar mejor. Primero aprendí mindfulness para mí y cuando vi los efectos que tenía en mí, que fueron revolucionarios, decidí profundizar y compartirlo. Como tuve éxito, aquí estoy.

¿Hay un perfil tipo de las personas que practican mindfulness?

Hay de todo; eso es lo interesante, que llegas a todo el mundo. A mis cursos acuden todo tipo de personas: ama de casa, estudiantes, altos ejecutivos, médicos, profesores...

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