«Las bacterias tienen mala fama, pero son aliadas contra la contaminación»

¿Sobre qué investigan en su laboratorio?

Estudiamos cómo las bacterias que hay en el medio ambiente aprenden a degradar, o sea, a comerse como nutrientes, compuestos que para nosotros son contaminantes ambientales. Vivimos en un momento en que las bacterias y los microorganismos tienen muy mala reputación porque los asociamos a enfermedades, pero lo cierto es que los microorganismos del medio ambiente son los únicos aliados que tenemos para poder abordar problemas fenomenales de contaminación. Por nuestra forma de vida, hemos creado moléculas nuevas que no existían en la naturaleza y que la biosfera no es capaz de absorber.

Si ya hay microorganismos que hacen ese trabajo, ¿cuál es su labor

Hay microorganismos en el medio ambiente capaces de desarrollar una capacidad de comerse estos compuestos. Podemos dejar que el proceso suceda de forma natural, pero lo que hacemos en mi laboratorio y en otros muchos del mundo, incluyendo uno buenísimo que hay en Granada sobre esta temática, es intentar identificar cuáles son los cuellos de botella que hacen que este proceso sea lento y utilizar la ingeniería genética y la biotecnología mas avanzada para estimular a esos microorganismos a que hagan el trabajo en el tiempo más corto posible.

¿El CNB colabora con ese laboratorio de Granada?

Sí, el CNB y la Estación Experimental del Zaidín son los dos del CSIC. Ahora se sigue manteniendo una colaboración muy intensa tanto con el laboratorio de Granada como con el nuevo puesto del doctor Juan Luis Ramos en Abengoa.

¿Cuáles son los compuestos contaminantes que combaten?

En nuestro laboratorio nos hemos interesado por los microtoluenos, pero están también los clorotoluenos, los policlorobifenilos, los polinucleo-aromáticos... Hay muchísimos compuestos que la industria química pone en el medio ambiente y con los que no sabemos qué hacer; la única perspectiva real de eliminarlos es programar a las bacterias que viven en el medio ambiente para ello.

¿Se trata de desechos de la industria, de basuras, de fertilizantes...?

Un poco de todo. Si miramos a nuestro alrededor, está lleno de productos químicos que proceden del petróleo en su mayoría y que forman parte de nuestra vida: plásticos, pinturas, detergentes... En algunos casos, los químicos han inventado un tipo de moléculas para que sean muy difíciles de degradar, como los plásticos. Mientras nos servimos de todos esos materiales, están bien, pero cuando dejan de servirnos y los ponemos en el medio ambiente tenemos problemas, porque los microorganismos del medio ambiente no han tenido tiempo suficiente para aprender a comérselos.

Contaminación global

¿Es posible utilizar ya esos conocimientos para abordar el tratamiento de zonas contaminadas?

Estamos en la punta del iceberg. El conocimiento que tenemos no es suficiente para plantear grandes intervenciones. De hecho, en el pasado las grandes intervenciones no han tenido mucho éxito. El caso del petróleo es un caso especial, porque las bacterias marinas, por sí solas, son capaces de degradar el petróleo, aunque un poco lentamente, en años. Cuando hay un derrame de petróleo, en los medios aparece la idea de que uno puede echarle una bacteria mágica y se termina el problema. Nos gustaría tener esa superbacteria, pero, lamentablemente, no estamos ahí. Estamos en una etapa de desarrollo de conocimiento fundamental sobre estos procesos que en su momento tendrán que convertirse en información suficiente para hacer intervenciones. No estamos ahí todavía, pero tenemos que investigar, porque si no no vamos a estar ahí nunca.

Ha hablado de contaminación en la tierra y en el mar. ¿También hay bacterias capaces de eliminar la contaminación del aire?

Los compuestos son los mismos, en muchos casos. Los contaminantes tienen una difusión global porque se movilizan a través de la atmósfera y se han encontrado contaminantes químicos muy tóxicos incluso en las cumbres de las montañas más altas. Lamentablemente, no hay sitios prístinos, porque nuestra forma de vida ha acabado con todos. La situación actual, en la que ponemos productos químicos en la biosfera y no hacemos nada con ellos, es insostenible

¿Todo esto es lo que se llama biología sintética?

Lo que antes se hacía mediante ingeniería genética ahora se puede acelerar utilizando los instrumentos, conceptos y materiales de la biología sintética. Ya es posible sintetizar químicamente genes en el laboratorio. Hasta recientemente era un proceso muy costoso, pero existe la tecnología para que uno pueda escribir la secuencia de un gen en el ordenador, pedir que alguien la sintetice y en unos pocos días tenerla en el laboratorio. Es un cambio revolucionario porque permite mirar los sistemas vivos como si fueran sistemas programables. Es como comparar una balsa hecha con troncos y cuerdas a un trasatlántico: los dos hacen lo mismo, cruzar el océano, pero cualitativa y cuantitativamente es un avance enorme en seguridad, predictibilidad...

La ciencia en España

La secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, se ha mostrado optimista sobre la situación actual de la ciencia en España. ¿Comparte su visión?

Estar bien o mal depende de con quién se compare uno: si nos comparamos con Eslovenia, estamos muy bien, pero si nos comparamos con Suiza, estamos fatal. Hay un problema de financiación evidente y es esperanzador que, por lo menos, no siga cayendo y empiece a remontar. Lo más doloroso es la generación perdida: durante varios años la carrera científica ha sido muy poco atractiva para los mejores talentos y la emigración de esos talentos a otros países nos va a pasar factura de aquí a diez años, porque la comunidad científica que tenía que haberse formado no va a existir. La economía del futuro se va a basar en el conocimiento y las tecnologías, y si no formamos y reclutamos una masa crítica de gente muy cualificada, estamos condenados a ser actores muy secundarios en el marco global de la economía. Y luego hay un problema cultural: en nuestro país, en ciertos ámbitos, como la biotecnología y la ingeniería genética, nos codeamos con los mejores; pero me gustaría que eso fuera acompañado de un mayor soporte público y que la ciencia se colocara en el paisaje de la estructura económica y social del país.