«Por culpa de los cortes de luz yo perdí dinero»

Pero no solo los bares y cafeterías han sufrido las consecuencias de estos cortes de luz. Ángel, dueño de Informática Reparnet cuenta que él perdió dinero por culpa de los cortes. «Yo trabajo solo con electrónica, si la luz viene y va no puedo dejar conectados mis dispositivos». Reparnet se dedica a reparar todos los dispositivos que les traen, además de ser un punto de recogida de paquetes. «Si no fuese por este servicio, yo hubiese cerrado por la mañana, porque no puedo hacer nada». Ángel cuenta que se le han roto dos ordenadores y la persiana eléctrica de la tienda, la cual tienen que subirla ahora manualmente. «Estas sobrecargas rompen los aparatos, y si no ha sido hoy, lo harán a la siguiente». De hecho, se plantearon cerrar el establecimiento por la tarde, pero afortunadamente no sufrieron más cortes.

El que si tomó la decisión de cerrar fue Manuel, dueño del bar-cafetería VG. «Para no poder servir cafés ni que nos funcionen los aires o las maquinas tragaperras preferimos cerrar». Reclama que el miércoles puso hasta tres partes de incidencia, y cuando el jueves volvió a sufrir dos cortes, solo reclamó a la primera. Manuel ha decidido que a ahora, las dos máquinas tragaperras del local tendrán conectada una batería externa para aguantar en caso de apagón. «Tienes además que ejercer de psicólogo, porque el que juega no quiere entender que volverá la luz en un minuto, la quiere ya».

En el Café 2.0 apuntan todos los cortes de luz que se producen. El miércoles contaron más de 20. «Una vez se nos rompió el motor del aire acondicionado y el perito de Endesa dijo que a esa hora no habia constancia de ningún corte». Desde entonces, a Diego no se le escapa ni un apagón. «Estuvimos hasta de juicios aunque al final conseguimos que pagaran parte». Ellos optaron por no cerrar, aunque como muchos tuvieron la duda. Los cortes en esta cafetería fueron tan frecuentes que era hasta difícil hablar con ellos por teléfono y poder mantener una conversación de más de tres o cuatro minutos sin que se cortase.

En la papelería Zeus, Bernardino también sufrió las consecuencias de las sobrecargas. «Tuvimos que cerrar antes de tiempo porque no queríamos estar todo el rato reiniciando las máquinas». El dueño del establecimiento explica que ya la semana anterior dejaron el barrio sin luz arreglando una avería, para que ahora se vuelva a ir. «Te crea cabreo y tensión porque no sabes si en cualquier momento te puedes quedar sin trabajar». En esta copistería no habían visto tantos cortes tan seguidos desde que están ahí, lo cual contrasta con los trabajos de mejora que se han realizado en la zona, aumentando hasta un 57% la potencia de la subestación que abastece la zona.

Pese al enfado, lo que predomina en el barrio es la resignación. «Al final tienes que apañarte como puedes porque llamas y no te hacen ni caso», comenta Manuel. Gloria, de panaderías Jacinto, tuvo la suerte de que no necesitaba hornear nada, pero tuvo «que pasar bastante calor». En los supermercados Dani del barrio tampoco pudieron contar con su maquinaria a total disposición. «La suerte es que como eran microcortes las neveras mantenían la temperatura».