La cruz de Plaza Larga se jubila
La Asociación Cultural Cruz de Mayo no montará este año el altar por problemas generacionales, económicos y de logística
Los vecinos más longevos de Plaza Larga no recuerdan un año sin Cruz de mayo desde que estaban «prohibidas» allá por 1940. Aunque algunos no ... se lo terminan de creer, por primera vez en décadas esta plaza granadina no contará con su famoso altar el próximo Día de la Cruz. Para explicar la trascendencia de esta ausencia, Isabel Bueno García, presidenta de la Asociación Cultural Cruz de Mayo de Plaza Larga, recalca que, en los diecisiete años que ellos llevan encargándose de montar el altar, han ganado doce primeros premios, un segundo y un tercero.
Por su parte, Bernabé Pérez, yerno de Isabel y miembro de la citada asociación desde sus inicios, basa las razones de que la Cruz no vaya a montarse este año en problemas generacionales, económicos y de logística. «Consideramos que nuestro trabajo ha llegado a su fin después de tantos años. Los miembros de la asociación han ido envejeciendo y no hay gente joven que quiera coger el relevo.El último año montamos la Cruz entre ocho personas, y eso es muy poco para el gran trabajo que tiene», explica Bernabé. Según argumenta el lotero, las cruces de Plaza Larga requieren «semanas de preparación y muchas manos», porque siempre apuestan por un montaje complejo que ha llegado a recrear enclaves icónicos como el Patio de los Leones de la Alhambra.
«No nos dieron un lugar para guardar las cosas, por lo que hemos tenido que desguazar los materiales y tirarlos a un punto limpio. Ya no hay Cruz»
BERNABÉ PÉREZ (MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL CRUZ DE MAYO)
Esta falta de voluntarios de las nuevas generaciones deriva en la falta de dinero, el segundo problema con el que se ha topado la asociación. «Cada Cruz nos cuesta unos cuatro mil euros, y para financiarla no basta con los premios que hemos ido ganando, sino que hay que hacer rifas o montar barras en los meses anteriores para recaudar dinero. Estas actividades requieren también de personal, por lo que la falta de efectivos hace que no podamos conseguir el dinero necesario», cuenta el lotero.
Por último, Bernabé alude a un problema logístico para explicar la dificultad que implica desmontar la Cruz y guardar los elementos que la conforman cada año. «Nos hemos encontrado con el contratiempo de no tener un sitio donde guardar los materiales durante todos estos años. Las instituciones no nos han facilitado un almacén para los hierros, las cerámicas, los mantones y los cobres, y eso ha hecho que llevemos más de una década dando tumbos de un sitio a otro. Lo más decente que tuvimos era un espacio en el Sacromonte, en la otra punta, y teníamos que cargar cada año el material en un camión para llevarlo y traerlo a Plaza Larga», narra el vecino del Albaicín.
Para mayor complicación, el Ayuntamiento de Granada les pidió sacar el material del almacén del Sacromonte en mayo del pasado año. «Nos dijeron que teníamos que irnos de allí y no nos dieron otra solución, por lo que hemos tenido que desguazar los materiales y tirarlos a un punto limpio. Ya no hay Cruz», sentencia Bernabé.
Los vecinos, divididos
Los comerciantes y vecinos de Plaza Larga tienen opiniones divididas sobre el impacto económico y social que puede tener prescindir del famoso altar del barrio el próximo viernes 3 de mayo, Día de la Cruz en Granada. Por un lado, Encarni, florista de la zona que solía vender las coronas y adornos para el evento de cada año, explica que «los vecinos estamos muy tristes y desolados por haber perdido una de las cruces más llamativas y de las que mejor se hacían de toda Granada», y reconoce que su ausencia puede tener «un impacto ecónomico considerable en los comercios de la zona». En la misma línea, el dueño de un bar del Albaicín argumenta que «elAyuntamiento, con su mala gestión, se ha cargado un evento muy importante para las tiendas y bares del barrio».
Por contra, otros vecinos y comerciantes de Plaza Larga no lamentan tanto la ausencia de una Cruz que, a su juicio,«se había convertido en un botellón» en los últimos años. Es el caso de Carmen, la dueña de una tienda de ropa y accesorios del Albaicín, que opina que «hace años era algo muy bonito, pero cada vez se estaba volviendo más sucio». Otros vecinos de la zona denuncian incluso que no podían «ni acceder a sus casas» en el Día de la Cruz por la aglomeración de «jóvenes haciendo botellón» que solían congregarse «durante horas» allí.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión