La crisis del coronavirus saca 600 pisos turísticos al alquiler tradicional o la venta en Granada

En el registro oficial de la Junta están dadas de alta 4.302 viviendas con fines turísticos en toda la provincia, a lo que hay que sumar la oferta 'pirata'. Fuentes del sector inmobiliario han constatado que son al menos 500 nuevos pisos, que antes de la crisis del coronavirus se utilizaban para el alquiler vacacional, los que han entrado a distintos portales o agencias para que los oferten para larga estancia. Cien más se han puesto directamente a la venta, según Inmobiliaria SG.

«Se alquilan en un día, están muy bonitos, en buenas ubicaciones y los están reservando hasta sin verlos», explica Sergio García, propietario de Inmobilaria SG, empresa que tiene una cartera 800 inmuebles de venta exclusiva en Granada.

En la inmobiliaria Kinver también están constatando el fenómeno. «Este año va a ser duro y los propietarios necesitan rentabilizar costes. El consejo que les estamos dando es que que lo cambien a larga temporada durante este año y el que viene que valoren», señala Francisco Santiago, operador principal de Keller Williams Kinver.

Por el momento, en los meses de pandemia, el registro de Viviendas con Fines Turísticos (VFT) de la Junta no ha sufrido bajas ya que el decreto 28/2016 que regula las viviendas con fines turísticos no pone impedimentos para compatibilizar el alquiler vacacional con de larga duración. No obstante, si lo hacen desde la administración advierten a los titulares que «podría interesarles cesar su actividad como VFT» para evitar tener que presentar documentación y justificaciones si reciben una inspección.

El sector de los pisos turísticos ha mantenido un ritmo ascendente en Granada en los últimos años alcanzando máximos históricos en 2019, con una media de 765 visitantes alojados en cada día tan solo en la categoría de apartamentos turísticos que es la que recoge el INE. Sin embargo el coronavirus ha frenado en seco un negocio rentable para pequeños inversores.

Es el caso del aparejador Antonio Mirasol, que pidió un crédito para rehabilitar dos apartamentos turísticos en la calle Molinos y le estaban funcionando muy bien. Su miedo ahora es que el alquiler de larga estancia deteriore unos pisos que han estado muy mimados. «Tengo clientes fieles como profesores de universidades americanas que dejaban el piso como si no hubieran pasado», relata.

«Todo es incertidumbre, no se sabe si el negocio puede volver a funcionar en dos meses, seis... y hemos hecho una inversión fuerte por lo que voy a optar por el alquiler tradicional, aunque no sin dudas», apunta el propietario, que no para de recibir ofertas. «La recuperación de los pisos turísticos va a depender de en qué condiciones abra La Alhambra y de la Universidad, son los dos motores de Granada», opina.

El mismo miedo a que sus inmuebles sufran daños con el alquiler tradicional comparte Tomás Segura, abogado y propietario de varios pisos turísticos que ha optado por ofrecerlos tanto en plataformas vacacionales como convencionales «e ir decidiendo sobre la marcha porque no se sabe qué va a pasar». «El problema es que hemos montado pisos con reformas y decoraciones pensando en alquiler turístico, con un sofá de 1.600 euros, calefacción de suelo radiante... En alquiler convencional la competencia es mucho más leonina y puede obligar a bajar precios. Mi dolor no es ganarle menos sino que se ha provocado un desequilibrio en un mercado que estaba regularizado, el coronavirus le ha dado un vuelco», resume el abogado.

Los pisos turísticos tienen más ingresos mensuales que el alquiler pero eso, según Segura, no significa más beneficio final por los gastos que conllevan. Sin embargo, él prefiere este modelo por otras ventajas como el cobro seguro o lo que revierte al destino. «Además, no es lo mismo que te toque un inquilino malo años que un fin de semana», resume. «Ahora la propia plataforma Airbnb está intentando que no nos salgamos y nos propone la larga duración», añade.

Tomás Segura asesora además desde su despacho de abogados a los cerca de dos mil propietarios granadinos integrados en ASATUA, la Asociación de Alojamiento Turístico de Andalucía y en los meses de confinamiento no ha dado abasto. Los propietarios son un mar de dudas y están desesperados sin ingresos. «Los gestores de VFT no son autónomos, por lo que no pueden solicitar créditos ICO, ni moratorias de alquileres... están totalmente desprotegidos en estos momentos», añade.

Ese desconcierto general lo constata también el presidente de ASATUA, Jorge Luque. «Lo estamos viendo todo muy negro, la gente está muy desanimada. Se están pasando al alquiler tradicional porque no ven salida. Hemos perdido la temporada más alta en Granada y el turismo internacional del que dependemos muchísimo», relata.

Entre los propietarios, según Luque, hay gente que «lo está pasando muy mal, viviendo de la familia y lo peor es lo que viene». Por eso reclama al Gobierno «que tenga en cuenta al sector para la recuperación».

Mientras los propietarios particulares se aferran al salvavidas del alquiler tradicional, las empresas más grandes que gestionan pisos turísticos –con una infraestructura mayor, empleados, inversiones...– ni se plantean cambiar la actividad y lo confían todo a la remontada del negocio conforme avance la desescalada. «Granada es un destino muy potente, de las ciudades favoritas de los españoles y con una buena afluencia internacional. En cuanto el turismo se empiece a dinamizar, el modelo alojativo del apartamento va a ser el elegido porque es perfecto, garantiza el aislamiento, la amplitud... El sector tiene mucho futuro», sostiene Paloma Amat, delegada en Granada de la Asociación de de Viviendas Vacacionales de Andalucía (AVVA). En su opinión, la marcha de muchos particulares no beneficia al sector. «Este modelo siempre les ha acogido, hemos vivido muy bien juntos y no me cabe duda de muchos volverán a largo plazo», sentencia.

Sn embargo Carlos Marina, director gerente de la empresa Genteel Home, que gestiona 51 cármenes y apartamentos de lujo en Granada sí cree que, ahora el sector va a quedar «más depurado y con un producto más adecuado, con garantías sanitarias». «En el negocio del piso turístico había mucho intrusismo, realquileres y gente que estaba haciendo mucho daño», esgrime.

En lo que está 100% de acuerdo con Amat es en que el piso turístico está bien posicionado para afrontar la reactivación económica, por lo que ellos van a seguir invirtiendo y creciendo con nuevos inmuebles. «Los propietarios van a buscar confianza. Nosotros estamos ya recibiendo ofertas para gestionar edificios completos, en el caso de Granada en la plaza de la Trinidad. El sector va a tener futuro no tenemos dudas», concluye Marina, que destaca que el nivel de reservas ya es bueno para junio.