Miguel Ángel Fernández Madrid
El edil de Urbanismo ha anunciado que deja la política tras doce años en los que ha ocupado dos veces una de las carteras clave
Miguel Ángel Fernández Madrid llegó a la política hace doce años, en el equipo de Paco Cuenca, vecino y amigo desde la infancia. «Entré por ... Chema Rueda y por mi mujer», admite ahora, con unas pocas canas más de las que lucía cuando empezó. En todo este tiempo ha vivido el trabajo en la oposición y, en dos ocasiones, ha gobernado al frente de la cartera de Urbanismo. La primera vez, justo después de que la operación nazarí pusiera patas arriba la plaza del Carmen. Ese fue un momento complicado, de superar un shock importante. Pero el momento más duro de este viaje fue tras la muerte del concejal José María Corpas, que coincidió también con la muerte de su mejor amigo de la infancia. «Un mes después de aquello, decidí que cuando acabara el mandato saldría de la política», explica Migue, como lo que conocen sus amigos. El principal motivo es que quiere disfrutar de sus dos niños, Manuela y Mateo. «La política es dura para conciliar», resume.
–¿Qué se lleva de estos doce años en esa mochila que siempre le acompaña?
–Mucha experiencia, unos cuantos amigos y creo que he marcado un estilo de gestión. He mantenido un tono neutro y me he basado mucho en la eficacia y el rigor. Eso me ha generado algún problema, porque a veces los vecinos no entienden ese rigor. Fue muy importante la auditoría que hicimos en el mandato anterior, que sirvió para poner orden y para ver que el trabajo se había hecho con rigor. La operación Nazarí perjudicó al área, pero el rigor existía, faltaba poner orden.
–¿Cómo fue su primera entrada en la concejalía tras la Nazarí?
–En aquel momento estaba en shock. Los reparos me podían. Hacía poco que habían detenido al alcalde y a la concejala de Urbanismo. Y luego te das cuenta de que había más técnicos implicados, que había denuncias cruzadas entre los funcionarios... Más allá del problema político que tuviera el PP había un problema de gestión de personal. Yo intenté pacificar un poco las relaciones. Había quien pedía venganza, y a lo mejor le he defraudado. Pero si todos aceptamos las reglas del juego, la presunción de inocencia es básica. No era cómodo, la investigación policial seguía en marcha al mismo tiempo que trabajábamos. La impronta mía personal en el área coincidió con un cambio de tendencia en 2016, cuando el sector empieza a despertar un poco. El 40% del personal de la obra estaba en paro o se había recolocado donde fuese. Pero se recuperó la obra, pusimos en marcha la productividad y eso fue un revulsivo. El Pepri empezó a tomar forma. había otros alicientes. La pandemia lo vuelve a paralizar todo, pero sorprendentemente, cuando volvimos en 2021 vimos que había que gestionar los Edusi, el Plan Alhambra, y había un florecimiento de la construcción.
–¿Cómo fue volver, la segunda vez, al gobierno?
–Yo tenía la sensación de que retomaba las cosas donde las había dejado. Luis González comete un acierto, mantuvo el mismo equipo que yo había formado. Para mi fue muy fácil. Proyectos que dejamos para empezar, estaban ya en tramitación. Hubo continuidad.
–¿Cómo está el área de Urbanismo hoy?
–Se ha transformado por completo. Hay un problema estructural de personal. El plan de ajuste hizo mucha mella, porque las jubilaciones eran plazas que se amortizaban. Espero que cuando acabe el plan de ajuste el área tome otro impulso con la incorporación de personal. Nunca me van a faltar palabras de agradecimiento a la implicación de los técnicos, que es brutal.
«Había quien pedía venganza tras la Nazarí y a lo mejor le he defraudado»
–¿Siguen trabajando los técnicos investigados en la Nazarí?
–Algunos se han jubilado. Pero el resto sí, siguen aquí. A uno de ellos, que es brillante, un cerebro con patas, lo he nombrado director de Obras. Al margen de sus temas con la justicia, es una persona brillante, con una capacidad de trabajo brutal, tiene el Ayuntamiento al completo en la cabeza y tiene conocimiento de todas las áreas.
–¿A qué cree que se debió la operación Nazarí?
–Sólo queda una pieza viva de la Nazarí, que se ha ido desinflando. Todo apunta más a irregularidades administrativas. Por los años del rodillo de mayoría absoluta que tuvo el PP, el rigor administrativo no sé si perdió o se retorcieron las normas administrativas. Las consecuencias de la Nazarí se notaron mucho en la ciudad y hemos tardado mucho en recuperar la confianza de los inversores. Después de la pandemia es cuando se ha recuperado. El hecho de que hayamos gestionado licencias por valor de 70 millones en 2022, se debe a la seguridad jurídica que le hemos dado a los inversores.
–¿De qué proyecto de su gobierno está más orgulloso?
–Me van a decir que barro para casa, pero creo que en la Chana hay un ejemplo de buena gestión urbanística. Desatascar el plan parcial de los Oestes ha hecho que la sensación de decadencia en la que se había sumido la Chana, se torne en un brío diferente. Que se haya planificado la segunda fase de la carretera de Málaga, que estemos pendientes de que la Junta nos autorice la rehabilitación de viviendas en la Chana, vamos a presentar en breve la eliminación del muro de la calle Washington Irving para permeabilizar ese paso. Creo que es el ejemplo de que la inversión pública ayuda a revertir una decadencia sentida por los chaneros,. Santa Adela es otro ejemplo, pero el de la Chana es el más diverso. La mejor política que tienen ahora los ayuntamientos es la política urbanística. La asignatura pendiente es la zona Norte, donde hará falta un gran acuerdo. Los edusi deben ser la guía para reconvertir zona Norte
«Espero que cuando acabe el plan de ajuste, Urbanismo pueda incorporar personal»
– ¿Y qué proyecto le da pena no cerrar?
–Me hubiese gustado cerrar el Pepri Albaicín, pero la tramitación urbanística es tortuosa. En el centro histórico hay que pactar muchas cosas con Cultura y estamos en una lógica maquiavélica. Porque Cultura nos exige que sea un barrio eminentemente residencial, pero por el otro lado, con Turismo estamos haciendo que el barrio pierda esa identidad porque se está plagando de apartamentos turísticos. Esperamos que la nueva norma, sirva para poner coto a esto.
–¿Le ha dolido mucho la cabeza con el debate sobre la estación de tren?
–Sí (risas). Tenemos esa capacidad de enrevesar algunos debates y sacar la conclusión de que no tenemos remedio. El hecho de que haya que resolver la estación, no significa que seamos lo peor o que no nos dan lo que merecemos. Solemos echarle la culpa a otros. La Mesa del Ferrocarril ha ayudado en esto. En los últimos tiempos, tanto Moreno Bonilla como Pedro Sánchez se han llevado rasponazos. Yo creo que el tema de la estación está zanjado, se va a quedar donde está. En el avance del PGOU, no va a perder la centralidad. El estudio funcional del Gobierno ha sido importante en eso. Primero porque nos despeja el futuro del centro logístico, porque Granada tiene que ser un nodo logístico entre el oriente y el occidente de Andalucía. Y a la ciudad la libera toda la entrada de Moreda, vamos a quitarle una cicatriza a Albayda, Cerrillo, Chana... A mi me parece una importantísima noticia, vamos a poder hacer un espectacular corredor peatonal ahí.
«La Chana es el ejemplo de que la inversión pública ayuda a revitalizar un barrio»
–¿Qué consejo le daría al próximo concejal de Urbanismo?
–Mi consejo de verdad es que la continuidad de los equipos va bien. Hay algún ajuste que hacer, pero es buena la continuidad, le va bien a Urbanismo. Entre otras cosas porque hay gente que está adquiriendo una madurez total.
– ¿Cómo ve la campaña?
–Va a estar complicado, muy reñido. Yo creo que hay partido. El PSOE tiene opciones que en otras ocasiones no las ha tenido. La derecha va muy unida, pero no cuenta con una candidata que se haya recorrido los barrios en los últimos años, viene de su trabajo en la Junta. Paco tiene un bagaje muy importante.
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