«Vivimos de 45 días de trabajo y julio lo hemos perdido; es una catástrofe»
Las prohibiciones del baño en la playa de Carchuna han desplomado un 60% los ingresos de los locales en temporada alta
El mes de julio, el más importante del año para los negocios de playa en Carchuna, ha terminado para muchos con cifras «inesperadas». Las dos ... restricciones temporales del baño en el tramo comprendido entre La Patana y El Castillo, por la presencia de bacterias fecales (enterococos intestinales), ha tenido un impacto «devastador» en los chiringuitos de la zona.
La Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía anunció ayer el levantamiento de la prohibición en la zona de La Perla, después de que el jueves quedase cerrada por niveles elevados de bacterias fecales. Pero, no fue la primera vez: ya se había cerrado la playa días antes por el mismo motivo. Aunque ahora, los niveles sean seguros, los hosteleros explican que «el daño ya está hecho».
«Nosotros vivimos de 45 días de trabajo. El resto del año no hay actividad. Este mes de julio lo hemos perdido. Ha sido una catástrofe», lamenta Juan Carlos Fózar, propietario del chiringuito La Sastrería Entre Mares, uno de los negocios más afectados por la caída del turismo en la localidad.
«El año pasado hacíamos 25.000 euros por semana. Esta semana no hemos llegado a 10.000», afirma. «Tuvimos un domingo con solo 11 mesas, cuando solemos trabajar con 40 y en dos turnos. Esta situación es insostenible, estamos trabajando para pérdidas», recalca.
Su negocio, como otros en primera línea de playa, se ha visto golpeado por la «desconfianza» que la restricción ha generado entre los visitantes. «La gente no se fía, aunque levanten la prohibición. Las familias con niños pequeños directamente se han ido a otras playas. Calahonda, por ejemplo, estaba llena de sombrillas. Nuestra zona, vacía».
Pero, las consecuencias no son solo económicas. El impacto de estas restricciones también golpea directamente al empleo. Fózar ha tenido que reducir plantilla a la mitad: «El año pasado tenía 12 empleados en julio. Este año, solo 6. No hay trabajo y no puedo pagar más».
En el chiringuito La Perla, la situación no ha sido distinta. Su propietario, Antonio Castilla, denuncia que en pocos días las reservas han caído en picado. «Desde el jueves pasado hemos tenido entre 6 y 14 cancelaciones al día. Algunos días ni abrimos cocina por falta de clientes. Hemos perdido un 60% de facturación diaria respecto al año pasado».
El perfil del cliente habitual —familias que veranean en la urbanización o visitantes de Granada y alrededores— ha desaparecido casi por completo. «La gente ve la bandera roja y se va. Vienen por la tarde, cuando se han ido a otras playas por la mañana. Pero ya no comen aquí».
A la espera de agosto
Iván Montes, propietario de Patana Beach, un bar de 'tardeo 'que acaba de abrir esta temporada, también ha notado el bajón. «Abrimos el 20 de junio y al principio fue muy bien. Pero en julio, ya se notaba menos gente», cuenta. Aunque al ser su primer año no puede comparar con ejercicios anteriores, asegura que la playa estaba mucho más vacía que en semanas anteriores. «Los vecinos me decían que esto nunca había pasado.».
Los empresarios son claros y señalan que: «julio está perdido, y aunque agosto venga bien y la playa abierta, no será suficiente para recuperar lo perdido».
El presidente de la Entidad Local Autónoma (ELA) de Carchuna y Calahonda, Juan Alberto Ferrer, reconoce el grave impacto de las restricciones sobre el tejido empresarial local, por eso desde la ELA han formalizado una denuncia en Fiscalía y Seprona para que se investiguen las causas de este asunto. «Necesitamos saber por qué ha pasado esto y que no se repita. Es un golpe al turismo de toda la Costa Tropical», concluye indignado Ferrer.
Los negocios reclaman explicaciones y una investigación sobre el origen de este problema que les ha arruinado el verano.
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