Los vecinos de La Herradura protestan contra las motos de agua y piden soluciones
Denuncian el ruido, la contaminación medioambiental y la peligrosidad de estos vehículos en la bahía granadina
J. M.
Sábado, 13 de agosto 2022, 15:59
Ruido, contaminación y riesgo para los bañistas. La tormenta perfecta que amenaza el atractivo de La Herradura para el turismo tranquilo y familiar, su ADN ... desde los años 70, por culpa de las motos de agua que traen de cabeza a vecinos y veraneantes de este bello rincón de la bahía granadina. Herradureños y turistas se han vuelto a manifestar este sábado en la playa contra el ruido «ensordecedor» que hace imposible el descanso y el peligro que estos aparatos representan para la seguridad de bañistas y buceadores, muchos de ellos menores, además del daño a la fauna y flora marinas.
Bajo una serie de carteles que forman la frase 'Por una bahía tranquila', los afectados denuncian el trastorno que ha supuesto la irrupción de las motos de agua, especialmente los fines de semana, y que los responsables de las mismas (propietarios y usuarios) «incumplen sistemáticamente las normas de navegación y de horarios, exceden los límites de velocidad, no guardan la distancia debida con la costa, contaminan acústicamente y vierten restos de hidrocarburos al mar».
La movilización popular y vecinal no ha logrado, de momento, arrancar de las autoridades (Ayuntamiento de Almuñécar y Demarcación de Costas, dependiente del Miteco) un compromiso «firme» para resolver el problema en la actual temporada estival, frente a lo ocurrido en la vecina provincia de Málaga, «donde sí han sabido atajar el problema», recuerdan los manifestantes.
«La concesión de canales náuticos por parte del Ayuntamiento de Almuñécar en La Herradura se ha convertido en un efecto reclamo y en consecuencia en una proliferación ingente de motos de agua sin apenas control por parte de autoridad alguna», dice Enrique Martín, uno de los veraneantes que se ha sumado a la protesta. «En Peña Parda hay dos canales náuticos en un tramo de playa inferior a 300 metros y la actividad que en esos canales se despliega junto al continuo incumplimiento de las normas, pone en riesgo a bañistas y practicantes de otros deportes como kayak o submarinismo. A pesar de las continuas denuncias no se tomarán medidas hasta que no ocurra una desgracia», opina Martín, que dice haber contado once motos haciendo cabriolas o carreras delante de los vecinos que van desde Los Cármenes del Mar hasta la urbanización La Rosa Náutica.
«Los residentes y usuarios de la playa sufrimos un ruido insoportable durante todo el día, lo que impide nuestro derecho al descanso. Unido a la contaminación acústica va la del medio marino, ya que motos y embarcaciones tienen el escape de gases bajo la superficie del mar donde quedan vertidos aceites y demás restos de combustión. Y todo esto ocurre en un enclave que era hasta hace poco sinónimo de tranquilidad y paz, y junto al Paraje Natural de Cerro Gordo, que día tras día se degrada», apunta por su parte Esperanza Martínez, otra de las veraneantes que ha acudido a la protesta. Y agrega: «Por si fuera poco, y derivado del trasiego de las motos de agua a los aparcamientos en tierra ha aparecido en el paseo marítimo un continuo tránsito de tractores empleado para remolcar las motos. Esta maquinaria incumple con frecuencia los límites de velocidad y la prohibición de transportar personas».
«Tropa de incívicos»
Jesús Hernández, un madrileño que vive prácticamente todo el año en La Herradura, se lamenta de que, de un tiempo a esta parte, ha cesado la paz en este tranquilo rincón de la bahía granadina. «Una tropa de incívicos con sus motos náuticas, empleadas no para la navegación, sino para el lucimiento de sus cabriolas, ha roto el sosiego del entorno con su feroz contaminación acústica, sin respeto por las normas de velocidad en los canales náuticos y con peligro para bañistas y tablas de pádel-surf. Hemos dejado de ver manadas de delfines y solo oímos el rugido de los motores hasta bien entrada la noche. Me da pena decirlo, pero si quieres veranear en paz, no vengas a La Herradura», señala enojado.
La queja vecinal no decae. «Se ha producido un aumento desmesurado de las motos acuáticas desde el año pasado, favorecido por lo fácil que se ha puesto conseguir el permiso de conducción y por la creación de un canal náutico municipal de libre acceso. Y las repercusiones van desde el peligro que suponen las motos para bañistas, buceadores y piragüistas a la contaminación acústica, porque el ruido es ensordecedor, y la contaminación del mar y su repercusión en la flora y la fauna», argumenta Rosario Quintana, que también critica el uso de tractores trasladando motos y embarcaciones de la tierra al mar y viceversa, lo que supone ruido, contaminación y atascos por la única vía que va de un extremo a otro de la bahía de La Herradura. Todo eso se está cargando este lugar tan bello«.
Para Julia Ferrer, madre de dos hijos pequeños, las motos de agua «provocan miedo», y muchos usuarios las utilizan «para ponerlas a tope de velocidad, para echarse carreras con otras motos o para hacer piruetas sin ton ni son. Algún día ocurrirá una desgracia y entonces nos lamentaremos todos de no haber previsto el problema».
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