El temporal inunda las playas de Motril y La Rábita

Playa de Poniente está completamente anegada por el agua. Los chiringuitos, a la altura del camping, parecen islas en medio del mar. Por desgracia, es una estampa a la que los empresarios motrileños que, temporal tras temporal, ven como sus playas desaparecen bajo la marea, están más que acostumbrados. Según la Aemet el aviso naranja, que indica riesgo importante, se mantendrá en el litoral hasta la medianoche del viernes, con vientos del Este de fuerza siete y olas de hasta cinco metros. Los daños en la playa de Poniente se producen justo en vísperas de que Costas comience las actuaciones de regeneración y renaturalización en la playa, que, según apunta el concejal de Turismo, José Lemos, arrancan la semana que viene. El Ayuntamiento y la demarcación de Costas evaluarán las consecuencias.

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«Otra vez más y después de tantos años, seguimos en las mismas circunstancias. Se deben tomar las medidas correctoras oportunas con un espigón en la Punta del Santo, que si todo va bien pordría estar en obras el año que viene», comenta Lemos. El concejal desconoce si finalmente se tendrán que aplazar las actuaciones que comenzaban el lunes para nivelar la playa. «Los ingenieros tomarán la decisión, entiendo que al ser maquinaria pesada no habrá problemas si la playa aún rezuma agua», añade. El consistorio reclamará además zonas de vegetación y áreas deportivas para embellecer su litoral tras años afectada por el tráfico rodado.

Por su parte, la alcaldesa, Luisa García Chamorro, critica que las actuaciones «lleguen años tarde». Desde hace décadas la playa de Poniente se inunda. Los trasvases de arena para hacer aportaciones en Playa Granada han dejado sin sedimento partes del litoral, creando piscinas cada vez que sube la marea. La última vez que las playas motrileñas se encharcaron de forma similar fue en junio de 2020, aunque el levante ha apretado tanto que hay balsas de más de 50 centímetros de agua junto a los chiringuitos la Barraca, Bambú y Alonso. Incluso, el mar ha inundado una parte del camino del Pelaillo.

«Es un temporal tremendo, como los que no habíamos visto desde hace años. El mar ha entrado en el Camino del Pelaíllo. En estos presupuestos se había contemplado destinar partidas para mantener las playas todo el año, dando así un empuje a los hosteleros y al turismo, pero en estas circunstancias es prácticamente imposible. Tememos que nuestros esfuerzos no sirvan para nada», dice afligida la primera edil. García Chamorro pone de manifiesto su escepticismo sobre si las actuaciones que emprenda Costas la semana que viene servirán para paliar el desgaste que provoca el clima. «Se va a arar básicamente la playa y no sé cómo se hará si está inundada», dice.

De acuerdo con el consistorio, Costas invertirá 50.000 euros en los arreglos. Además, avanzan que en el proyecto para construir el espigón supondrá un recorte de la playa de Poniente, algo que acercará a los chiringuitos a la orilla. Cuando se inicien las obras, una parte de la arena se irá de nuevo para Playa Granada.

Los chiringuiteros no han tenido que achicar agua ni tampoco se enfrentan a grandes pérdidas económicas, pero tendrán que permanecer con las puertas cerradas este fin de semana. «El mar nos ha dejado aislados, pero gracias a Dios no ha entrado en el local. Eso sí, no podremos recibir comensales hasta que desaparezca el agua», señalaba José, gerente del chiringuito El Bambú.

En Albuñol, las olas llegan al paseo marítimo en La Rábita. Afortunadamente, el Ayuntamiento desmontó hace 10 días las duchas y las pasarelas. «El levante ha sido fortísimo y una vez amaine el temporal daremos parte a Costas para que valoren los daños en los municipios. A ver si podemos pasar un verano con normalidad ya que en mi localidad, Albuñol, hemos tenido que reponer los servicios varias veces», apunta María José Sánchez, presidenta de la Mancomunidad de Municipios y alcaldesa de Albuñol. Recientemente se han invertido más de dos millones de euros para regenerar y descontaminar las playas de este municipio granadino, que habían estado ocupadas durante años por invernaderos. En esta zona se contempla también un espigón, una defensa que, a juicio de la primera edil, debe llegar de inmediato para que el trabajo que se ha realizado en estos nueve meses «no desaparezca en unos días». «La regresión que provocan estos temporales es bestial, sin actuaciones permanentes solo se tira el dinero al mar», concluye.

En el resto de la Costa, la furia del mar solo ha dejado ligeras huellas. Sin embargo, en Almuñécar las olas superan el muro del puerto deportivo de Marina del Este y en el Aquatropic se ha dañado ligeramente la estructura de la terraza. La maltrecha escollera de Velilla, a la altura del parque acuático no para las olas. El Ayuntamiento lleva años llamando la atención al Gobierno sobre el riesgo que supone el daño en esta defensa, sin conseguir que se actúe.

A los alcaldes no les quedará otra que sacar las calculadoras en cuanto el levante dé tregua y hacer cuentas.