Las restricciones a la pesca amenazan la pervivencia de la lonja de Motril
Los recortes de Europa pueden llevar al ERTE a los empleados y dejan a los marineros con sólo 134 días de media de faena, el peor año de su historia
Los pescadores dejan las redes y cogen la calculadora. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, tras aplicar los recortes de Europa, ha dado a ... conocer a la flota motrileña los días de faena que le corresponden en este año y el varapalo, aunque esperado, ha sido sonado. 134 días de media podrán salir los barcos de arrastre del puerto de Motril, una cifra que hiere la rentabilidad de 120 familias que viven del sector en la localidad costera y amenaza la pervivencia de la lonja. Los pescadores no llegan a seis meses de trabajo, la flota se enfrenta «al peor año» de faena de la historia de la cofradía, que se fundó en 1955 junto al crecimiento de barrio marinero de Varadero-Santa Adela.
Que sea el peor se dice pronto. En los últimos años con la subida del combustible o el cerrojazo a la hostelería por la pandemia los pescadores las han pasado canutas y logrado incluso, no sin sudor, los mejores datos de facturación de la lonja desde la crisis económica de 2008. Este 2024 es el peor para los marineros en días hábiles para trabajar. En un sector que depende de los elementos, el buen tiempo y el mar, solo tienen 134 días de media para probar suerte y echar las redes.
Este es el cuarto año consecutivo que las flotas de arrastre se enfrentan a la tijera de la Unión Europea. El pasado mes de diciembre los ministros de Pesca de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo para el reparto de la pesca en el Atlántico y el Mar del Norte, así como para el Mediterráneo y el Mar Negro . Con la nueva modificación del plan plurianual para la pesca demersal en el Mediterráneo occidental, este 2024 las flotas veían reducida sus días de faena en un 9,5% adicional.
Desde que empezó a aplicarse el reglamento en 2020 los pescadores han visto reducido su trabajo un 40%. Una vez que Europa recorta con las tijeras, es la Secretaría General de Pesca, quien depende del ministerio, la que asigna los días por zonas y flotas y Motril, que es un pez muy chico con solo 11 barcos de arrastre, no sale muy bien parado.
La flota trabajaba 260 días de media antes de que empezaran los recortes en 2020. Cada vez cuesta más encontrar relevo
«Es una paliza para nosotros. Con 165 días que tuvimos en 2023 era complicado llegar a fin de año y se llegó haciendo muchos números durante todo el año. Nos deja sin resuello porque como las reducciones se van haciendo sobre los días hábiles que teníamos antes de que empezaran los recortes acabamos con menos días de los que deberíamos. Los recortes son superiores y se supone que nos han descontado solo un 40% y ha sido mucho más para nosotros», lamenta Ignacio López, patrón mayor de la cofradía motrileña.
«Antes de 2020 teníamos 260 días de pesca al año. En el 2020 nos quedamos con 205 días de media, el año pasado paramos cuatro meses y en este 2024 son unos 134 días de pesca. No entiendo las cuentas, no es un plan de gestión para una empresa. A ninguna empresa se le puede exigir eso cuando el Mediterráneo y sus caladeros se están recuperando. No era conveniente este último recorte», explica el armador y marinero.
Las restricciones dejan en el aire el futuro y la pervivencia de la lonja, que genera 11 puestos de trabajo junto con la fábrica de hielo, según explican los marineros. «No sé cómo lo vamos a encarar, pero la lonja por ejemplo el personal si no tiene actividad quizás habrá que hacer un ERTE. Mantener la lonja abierta es un coste que no se puede asumir si los barcos no están trabajando», dice López angustiado. «Es el año que menos vamos a trabajar», añade. «Algunos barcos podrán salir hasta 168 días, mientras que otros solo 100. Con eso no se puede garantizar la rentabilidad, ni mantener a una tripulación. Se les agota el paro y no hay una estabilidad», reitera.
No hay posibilidad de desguazar los barcos como en anteriores ocasiones. Fue en 2017 la última vez que los armadores motrileños han pedido desguazar barcos. Se perdieron tres barcos, dos de arrastre y uno de palangre en superficie, aprovechando la convocatoria de ayudas con las que Europa pretendía primar la reducción del esfuerzo pesquero.
Un oficio que ha cambiado
Con todo y con eso, los armadores mantendrán el salario de sus hombres, que oscila entre 1.200 y 1.600 euros. Ganan cuando trabajan, el resto del tiempo se complementan con el paro o las ayudas que perciben, que «no vienen en el momento cuando en casa se come todos los días».
La pesca ha cambiado radicalmente en treinta años. Cuando se constituyó la Autoridad Portuaria los muelles estaban repletos de barcos pesqueros. Cada uno tenía de media diez trabajadores y la actividad principal del puerto era la venta en la lonja. La buena racha se truncó. El fin de la pesca en aguas marroquíes, la crisis económica y las restricciones de Europa provocaron que se fueran perdiendo barcos y que los compradores se mudaron a otros puertos. En la Cofradía de Pescadores de Motril, había 70 barcos y 800 marineros en la década de los noventa. Hoy quedan una treintena de naves, 11 de ellas de arrastre.
«Drama»
Por su parte, la consejera de Agricultura y pesca de la Junta, Carmen Crespo ha calificado de «drama» la situación en que se encuentra la flota de arrastre del Mediterráneo y ha reclamado un Plan de Compensación para esta pesquería. La consejera andaluza ha explicado que, como consecuencia del recorte, «habrá barcos por debajo de 130 días de pesca al año» y ha apuntado que esta situación supone «una dificultad tremenda para la rentabilidad y la competitividad de la flota; así como para lograr el necesario relevo generacional en esta actividad». «Como sigan bajando, vamos a tener que depender de terceros países y eso, ni es justo, ni es lo que necesita Europa».
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