PSOE de Motril: Una crisis interna que arrastra ya 23 años
El socialismo motrileño se resquebraja de nuevo y pone a Almón contra las cuerdas en el que es ya el sexto intento de los suyos de quitarle poder
El PSOE no pasa por su mejor momento. Las familias socialistas se tiran los trastos a la cabeza en toda la provincia. Hace una semana ... en Cijuela se abrió expediente de expulsión al exalcalde, Juan Antonio Bellido, por hacer promoción al PP. Además, se han nombrado gestoras para recomponer agrupaciones como la de Almuñécar. Pronto le llegará el turno a Motril y al ser la segunda ciudad más importante de la provincia, con más de 50.000 habitantes, Sevilla debe dar el visto bueno. La vida de esa gestora es de 90 días y su función será preparar la elección de la nueva dirección en asamblea.
La última guerra de los socialistas motrileños ha estallado esta semana, provocando la dimisión de la que durante 15 años, con momentos críticos de por medio, ha sido su secretaria general, Flor Almón (1971). La motrileña se afilió al PSOE en 1995 y es miembro de la ejecutiva regional socialista. En 2011 fue la primera vez que pisó el Ayuntamiento como concejal, antes había ostentado otros cargos en el parlamento andaluz.
Los suyos, los suyos más críticos y de otra cuerda, gestaban una moción de censura que se iba a hacer efectiva el martes de esta semana pero Almón, que no era ajena a estos movimientos, se vio acorralada y precipitó su salida en una dimisión precedida por el paulatino abandono de algunos leales. En Granada sabían lo que ocurría en Motril y para evitar los daños aceptaron la decisión de Almón de dimitir. Con la ejecutiva local disuelta, el PSOE inicia los trabajos para recomponer la agrupación.
El eslogan de la campaña electoral de este verano, 'Es tiempo de Flor', se ha marchitado demasiado pronto y a medias porque en el Ayuntamiento sí que hay Flor y para rato.
Quien consiga aunar la fuerza suficiente para gobernar a los ingobernables socialistas motrileños tendrá que lidiar con Almón en el salón de plenos consistorial, donde –por ahora– sigue teniendo poder como portavoz. Además es diputada provincial, esto implica el aval de la ejecutiva provincial, que tomó la decisión pese al mal resultado electoral.
Si quien se queda las riendas es afín a la exsecretaria general, la vida entre la plaza de España y la Rambla de Capuchinos, donde está la sede de la formación, será más feliz y cómoda para algunos y Flor, en un segundo plano, seguirá teniendo la voz cantante. Fuentes socialistas manifiestan que la concejal Gádor Domínguez ya ha tanteado el terreno apoyada por Almón, aunque no hay nada definitivo. Puede haber más de dos candidaturas sobre la mesa.
En ese mismo Ayuntamiento donde se sienta Flor Almón es concejal Paco Sánchez Cantalejo, la otra persona fuerte del partido en Motril y quien canaliza el apoyo y el descontento de muchos de los militantes. Cantalejo, que estuvo unido a Flor en una relación que también ha pasado por sus altibajos, es otro de los nombres que suenan fuerte y cuenta con el respaldo de Edelmira Sáez, entre otros.
Amistad predestinada
Cantalejo y Almón acercaron posturas a partir de 2011 después de que Cantalejo se postulara en 2009 para dirigir a los locales sin que prosperara la intentona. Para Flor, que hasta hace relativamente poco contaba con él como persona de confianza, esa amistad estaba predestinada porque sus abuelos fueron grandes amigos, una afirmación que repetía como un mantra.
Sin embargo, en estos últimos meses, según la facción crítica, Almón había dejado de lado a su amigo y tomaba decisiones de forma unilateral, como despedir al secretario de grupo y nombrar a un sustituto sin consulta o cambiar las retribuciones del grupo en el Ayuntamiento para, a juicio de los socialistas críticos, complementar su salario. También han criticado que la exsecretaria haya excedido el número de mandatos posibles, las bases solo permiten tres.
La decisión de forzar la dimisión de Almón fue difícil para los socialistas motrileños, pero tras el descalabro de estas elecciones querían llegar en forma y fuertes a las próximas municipales. Fuentes socialistas han apuntado a IDEAL que el ala crítica de Cantalejo confía en que la familia salga más unida de este proceso.
Sin embargo, el nombramiento de una gestora no ha solucionado del todo otras guerras anteriores. El desacuerdo con la gestora impuesta en el cisma de los socialistas de 2010 hizo que la crisis del PSOE desbaratase también el Ayuntamiento.
Para entender las eternas pugnas de los socialistas motrileños hay que remontarse dos décadas. En el año 2000 el PSOE de Motril ya estaba partido en dos: el bando de Luis Rubiales, el alcalde, y por otro lado el de Manuel García Albarral, secretario general. La noche en la que se elegían los compromisarios que iban a acudir al congreso provincial se pelearon a empujón limpio en la puerta de la sede. La crisis se cerró en enero de 2001 con unas elecciones internas para elegir a la nueva ejecutiva, elecciones que ganó Albarral.
La tensión interna entre el Ayuntamiento, gobernado por los 'rubialistas', y la sede de la Rambla de Capuchinos, liderada por el sector de Albarral, estalló y nueve concejales de Rubiales presentaron su dimisión ante la dirección provincial del partido.
Fue caótico y la mala imagen que dieron los socialistas obligó a la ejecutiva provincial a tomar cartas en el asunto para no perder poder en la Costa. Con Paco Álvaréz de la Chica como mediador, se abrió una tercera vía como cabeza del socialismo motrileño y del cartel electoral en 2003: Pedro Álvarez. Rubiales se revolvió, amenazó con dimitir como alcalde y darse de baja en el PSOE al enterarse de que no repetiría en las listas.
Las pruebas de Almón
Las aguas estaban aparentemente calmadas pero tras perder las elecciones de 2007 se abrió otro frente que obligó a renovar a esta familia siempre a la gresca. Así fue cómo llegó Flor Almón a dirigir la agrupación, no sin sobresaltos. Rubiales promovió una moción de censura. Flor Almón se impuso en octubre de 2008 a las otras dos candidaturas encabezadas por Paco Sánchez Cantalejo y José López Cañete, ésta última apoyada por Rubiales. Almón supo conciliar e incluir a gente de otras propuestas.
En 2010 de nuevo Rubiales no se quedaba tranquilo y orquestó otra moción de censura contra Flor, que aguantaba un nuevo asalto y ganaba por los pelos, por ocho votos. Con las elecciones en 2011 a la vuelta de la esquina aunque Almón gozaba de la confianza y la gracia del aparato socialista, el PSOE no se quiso arriesgar y como el margen era tan ajustado nombró a una gestora presidida por la exdelegada de Bienestar, Magdalena Sánchez, afín al ex alcalde Pedro Álvarez, a la que no le habría importado liderar a los motrileños, por Flor Almón de la corriente oficial y Paco Sánchez Cantalejo, crítico por entonces reconvertido y de la confianza de Almón. Volvió a ganar Flor, pero continuó la deriva de la formación. Un año después, Flor Almón volvía a enfrentarse a otra prueba contra Trinidad Márquez, que fue afín a Rubiales, como candidata. Volvió a superar la prueba y mantuvo la dirección general. La salida de la rama rubialista a otro partido apaciguó los ánimos.
Después nadie se atrevió a enfrentarse a ella para la gestión de la agrupación local y en todos los procesos, incluido el de 2022, solo se presentaba su lista. En 2015, con otra convocatoria para elegir candidatos a la alcaldía, hasta algunos históricos resucitaron para quitarle el poder a Flor. Mariano Gutiérrez Terrón, que ha sido secretario general del PSOE de Motril, diputado andaluz y nacional, delegado del Gobierno en Granada y director de Cetursa, trataba de convertirse en el candidato a las elecciones de 2015, pero al final el juego estuvo entre Francisco Rodríguez, técnico municipal y Flor Almón, volviendo a ganar ella, entre críticas de Rodríguez por las injerencias del aparato.
Recuperar Motril
Con la ayuda de Antonio Escámez como socio, Almón lograba ser alcaldesa en minoría, con un gobierno que también pasó por sus crisis y que el PP de Luisa García Chamorro supo aprovechar. Otra prueba más para la socialista. En 2022 algunos ya avisaban de que la formación necesitaba un cambio pero Almón volvía a revalidar. En estas elecciones municipales de 2023 el chasco ha sido grande. De los 12 concejales que tenía el PSOE en 1991 le quedan seis, los mismos que cuando gobernó en el pasado mandato, y encima peleados: el hartazgo definitivo de los suyos. La suerte y los padrinos podrían acabarse para Flor en esta última batalla. «Tranquilos que no me he muerto», advertía esta semana en un comunicado.
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