Un pantano millonario que solo es rentable por el viento
18 años después, la millonaria presa de Béznar-Rules no ha saciado la sed de los campos de la Costa y es útil únicamente a empresas de actividades y escuelas de windsurf
Antes de perder la esperanza, los agricultores de la Costa Tropical habrán perdido el agua para sus fincas. Los pozos de riego de Almuñécar se ... secan, nunca llueve a gusto de todos y el pantano de Béznar-Rules sigue embalsando agua sin descanso desde 2007. Las obras de la presa se terminaron en junio de 2003. Por entonces, tener que aguardar hasta 2008, horizonte en el que se esperaban las canalizaciones, encolerizaba a los regantes. 18 años después, decenas de protestas y de idas y venidas entre administraciones, han servido para que a una inversión de alrededor de 36 mil millones de pesetas le saquen rendimiento las pocas empresas de actividades que operan en la zona.
Un bluf de 1.070 kilómetros cuadrados y 15.000 empleos. Ni tuberías ni hidroeléctricas ni millones de euros de beneficios que hagan más grande una comarca que siempre tiene el sueño de despegar y no termina de hacerlo, a pesar de contar con los recursos suficientes, por «desidia institucional».
Los agricultores y empresarios ya están hartos. La paciencia ha dejado de ser una virtud para ellos. La Costa se ha levantado y ha puesto el puño sobre la mesa esta semana en Madrid. Seguirán haciendo presión hasta ver las máquinas llegar al embalse. Las fincas languidecen y el tiempo apremia: «Ya perdimos parte de nuestros terrenos en los años 90 por falta de agua. Tenemos una presa que está tirando agua al mar porque las administraciones no construyen 15 kilómetros de tuberías. Se está llevando a la ruina a miles de familias», lamenta José Luis Ruiz Olivares, presidente de la asociación Seco-Verde-Jate.
Los que sí han podido aprovechar el agua –pero sobre todo el viento– de Rules, son los alumnos de Manuel Ruiz Ángel, gerente de la escuela Windsurf Granada. Hace 10 años que su escuela y el club deportivo aterrizaron en el pantano. Al principio, arrastraban un remolque a cuestas cada vez que sus clientes se animaban a probar el windsurf. Más tarde, en 2015, obtuvieron una concesión para instalar las casetas. Funcionan durante seis meses al año, el club cuenta con 200 miembros e imparten clase a cerca de 500 usuarios anuales.
Allí han entrenado también deportistas de élite. Jordi Xammar, medallista en los juegos olímpicos, Victor Fernández, campeón de fútbol, o el cliclista sexitano Carlos Rodríguez.
«Rules no tendrá rachas fuertes de viento como Tarifa, pero el viento es constante y nos permite desarrollar nuestra actividad de abril a septiembre», explica Ruiz, que quiere dejar claro –harto de que le increpen– que el desarrollo de las canalizaciones no afectará a la escuela. «Nosotros necesitamos más el viento que el agua, hemos mantenido la actividad incluso cuando los niveles han estado más bajos. No creo que la construcción de las tubería nos vaya a afectar. Se nos ha molestado en alguna que otra ocasión, como si nosotros tuviéramos algo que ver, por las conducciones», cuenta Ruiz.
Además de la escuela, los únicos que sacan utilidad al sistema de presas son el caudal de agua la central hidroeléctrica de Ízbor de Endesa, en Vélez de Benaudalla. Por otra parte, existe un proyecto de central hidroeléctrica en la presa de Rules, promovido por la división de Energía de Villar Mir y tiene un plazo de ejecución de seis años. También el grupo Cuerva trata de desarrollar una hidroeléctrica, un proyecto que, de acuerdo con la Comunidad General de Regantes del Bajo Guadalfeo, se encuentra paralizado por las alegaciones que presentaron los mismos regantes.
Desde 2018, la Plataforma por las Infraestructuras, formada por AECOST, Cámara de Comercio de Motril y los regantes, se ha vuelto más beligerantes para tratar de desbloquear el proyecto, gracias en parte al trabajo de Ángel Gijón, expresidente de la Cámara de Comercio de Motril, que falleció por covid. En 2019 la presión comenzó a surtir efecto. El Gobierno tiene en marcha la redacción del llamado proyecto número 9 de las conducciones, quince kilómetros de tuberías que permitirán transportar el agua de riego desde el embalse hasta la cota 200, en Molvízar. El tramo, con un presupuesto que supera los 50 millones de euros, es el más costoso de los once. El contrato se adjudicó el pasado mes de marzo y se redactará en 18 meses, aunque según los regantes sufrirá una dilación por un pequeño cambio en el trazado y habrá que esperar un poco más hasta que puedan empezar las obras.
De forma paralela, el Gobierno adquirió el compromiso en julio, de continuar la redacción de proyectos con el número 3, que es el que tiene que llevar el agua a las cuencas de los ríos Verde, Seco y Jate para aliviar la sed de los regantes de Almuñécar y La Herradura.
Con la puesta en marcha de estos proyectos, de los once totales, la tramitación de las canalizaciones ha avanzado de forma importante, pero no es suficiente para los agricultores, que llevan años observando cómo se ha hablado de distintos proyectos que nunca se ponen en marcha.Quieren que se desbloquee de una vez por todas las redacción de los 11 desgloses. «18 años de espera son suficientes. Teníamos la esperanza de que se desarrollaran las canalizaciones con los fondos de regeneración europea y en las últimas reuniones se nos ha manifestado que el presupuesto se sacará de otras partidas», lamenta Antonio Alonso, presidente de la comunidad de regantes. Quedarse al margen de estas subvenciones sería para los afectados haber perdido 18 años y una oportunidad.
El desarrollo de las canalizaciones supondría, según estima la plataforma, la generación de 15.000 empleos y 6.000 hectáreas más de producción, que se sumarían a las 9.600 que forman la comunidad de regantes y a las 2.700 que están fuera de riego.
La Costa Tropical Granada tiene ahora una nueva autovía por la que luchar: la red de canalizaciones que tienen que conducir el agua de los embalses de Rules y Béznar desde La Herradura hasta Albuñol.
Parece que dar impulso a infraestructuras fundamentales cuesta un poco más en Granada y aún un poco más en la Costa. Desde que se tramitó el primer papel de la a-7 hasta que se puso la primera piedra pasaron 16 años, a los que hay que añadir otros 15 para terminar las obras. más. La red de canalizaciones que tienen que conducir el agua de los embalses de Rules y Béznar desde La Herradura hasta Albuñol es la nueva A-7 para la Costa. Todos los esfuerzos y la ilusión de empresarios y vecinos van en estas tuberías. En Rules hay agua y esperanza para todos.
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