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Una nueva norma más restrictiva condena a la desaparición a la quisquilla de Motril
Los pescadores de arrastre podrán salir menos días a faenar y les será menos rentable ir a por esta cotizada especie, cuya pesca es compleja
La pesca de la 'reina de los mares' motrileña está en peligro. Una nueva normativa europea más restrictiva podría poner en jaque la captura de ... la quisquilla de Motril, una cotizada especie que supone un importante sustento en la lonja granadina. En 2016, la quisquilla dejó 221.000 euros en el puerto motrileño y 241.000 euros, el año pasado y en los primeros cuatro meses de 2018, se han pescado ya 3.286 kilos de esta gamba con sello local, mediante el sistema de arrastre.
En el puerto de Motril quedan 12 barcos de arrastre, hace cuatro años había 18 y hace catorce años, 32. El número de embarcaciones de este tipo de arte se han ido reduciendo y los pescadores motrileños entienden que así se ha eliminado presión sobre los caladeros, que no necesitan esta nueva normativa –que se votará en el parlamento europeo– y que quiere rebajar un 30% más esta actividad pesquera reduciendo el número de días que pueden salir este tipo de barcos a faenar.
Ignacio López Cabrera, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Motril apunta que esta nueva norma, conllevaría la desaparición de la flota de arrastre. Que es insostenible. Que menos días no pueden salir a pescar porque el negocio se les vendría abajo. «Nosotros tenemos 12 barcos de arrastre y en Marruecos y Argelia, que comparten el Mediterráneo con nosotros, tienen 600. No nos pueden medir a ambos con la misma normativa», apunta este representante del sector de pesca motrileño.
«Necesitamos mantener el equilibrio en el mercado. Si nosotros no metemos quisquilla, otros meterán otra especie similar», anuncia el patrón mayor.
La norma propone que los barcos salgan 170 días al año. Ignacio López Cabrera dice que todo lo que sea bajar de los 200, es «ir ahogados: vivir con la soga al cuello».
Salir menos días a faenar afectaría directamente a la pesca de la quisquilla, ya que es la especie más 'trabajosa' de capturar. «Si de un mes, un braco dedica el 20% de su tiempo a buscar quisquilla, si se reduce el número de días, esta pesca se vería afectada», apunta Ignacio López Cabrera que explica que la quisquilla está a 33 millas del puerto, que se tardan 3 horas y media en ir y otras 3 horas y media en volver. «La reducción que proponen también sería en número de horas, doce desde la salida del puerto al regreso, por lo que no sería rentable invertir siete en ir a buscar quisquilla porque quedarían muy pocas horas para trabajar», indica el patrón mayor de la Cofradía de Motril. Los barcos más grandes van dos o tres veces a la semana a la zona de Los Secos a por quisquilla, con la reducción de días y de horas, se plantearían apostar menos por esta especie.
«Nosotros nos autorregulamos y somos los primeros interesados en que en los caladeros haya peces. Ya hemos reducido la flota al mínimo posible, no podemos aguantar más restricciones», resalta el representante del sector motrileño.
Ignacio López Cabrera apunta que tienen en marcha proyectos innovadores como la limpieza de los caladeros, sacando la basura que se encuentran. «La contaminación también merma la capacidad reproductora de las especies y contra eso no plantean medidas», se queja este pescador.
Además tienen otros proyectos a futuro, junto con Almería, como el cambio del tren de arrastre para que cuide más el fondo marino. También quieren instalar un arte que sean más selectivo con los inmaduros y puedan escapar y sean, al fin y al cabo, menos agresivos con los caladeros. «Nuestros fondos no están tan mal como los pinta Europa, tenemos que evitar esta normativa que sería nuestro fin», reconoce.
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