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Motril confía en alargar una década la vida de su cementerio gracias a las reagrupaciones
Cada año se realizan más de 200 enterramientos y a día de hoy quedan libres 300 nichos pero el gobierno asegura que el espacio del camposanto no se va agotar a corto plazo
En la carpeta de 'eternos' asuntos pendientes que heredará el nuevo gobierno de Motril que se constituya tras las elecciones municipales de mayo de 2019 ... hay uno básico, que lleva años dando vueltas sin concretarse y que, sin embargo, tiene fecha de caducidad: la construcción de un nuevo cementerio. En una ciudad de más de 60.000 habitantes en la que se producen más de 200 enterramientos anuales –en lo que va de año, concretamente 244– el tiempo se agota para el actual camposanto. A día de hoy le quedan 300 nichos vacíos, según las propias cifras del Ayuntamiento de Motril.
Pero aunque el cruce de datos parece alarmante –244 enterramientos al año y 300 nichos libres– la situación no es crítica, según sostienen desde el gobierno municipal de Motril, ya que gracias a medidas como las reagrupaciones de cadáveres en nichos familiares, los traslados y el incremento de las cremaciones se van dejando libres unidades de enterramiento y el ritmo de enterramientos es 'sostenible'.
El viejo camposanto, ubicado en una parcela de 15.000 metro cuadrados en el casco urbano, tiene diez mil unidades de enterramiento y 53 panteones. El año pasado, por estas mismas fechas le quedaban 400 nichos libres y ahora son 300 los disponibles. Las medidas alternativas puestas en marcha por el gobierno municipal en 2016, entre ellas el fomento de las reagrupaciones familiares mediante la bonificación de tasas, están consiguiendo estirar al máximo el espacio y alargarle la vida a este recinto que ya tiene 200 años y donde se han acometido diferentes ampliaciones.
El teniente alcalde de Urbanismo, Antonio Escámez, es consciente de que se va agotando el tiempo para concretar la solución definitiva –la construcción del nuevo cementerio– pero insiste en que no hay que encender las alarmas y que la situación del cementerio está bajo control. «Al ritmo que se está trabajando con las reagrupaciones y demás medidas alternativas, tenemos cementerio para otros diez años», tranquiliza Escámez.
Un margen de tiempo en el que hay desbloquear la situación de los terrenos en los que se ubicará el nuevo cementerio, adjudicarlos a una empresa privada y construirlo.
La hoja de ruta está ya marcada pero su concreción, según admite Escámez, está resultando más lenta de lo que les gustaría. «En el siguiente mandato tiene que resolverse este tema sí o sí», apunta Escámez.
Paso firme
No obstante, el teniente de alcalde de Urbanismo explica que algo sí se ha avanzado en el último año y se ha dado un paso en firme, ya que la titularidad del terreno en el que se pretende construir el nuevo cementerio ha pasado a ser municipal, tras la concesión de la consejería de Medio Ambiente. Pero aún queda un largo camino por andar hasta la solución definitiva, ya que el asunto del nuevo cementerio de Motril es complejo. El plan general de ordenación urbana que aprobó el Ayuntamiento en el año 2003 para marcar las pautas de cómo iba a crecer la ciudad en el futuro destinaba un espacio de monte público en la zona de La Nacla a la construcción del nuevo cementerio.
El documento, aún vigente, delimita así como 'sistema general cementerio' 25.000 metros cuadrados del monte público de La Nacla, una calificación que permitía que la Junta tramitase la desafección de esos terrenos y cediera al ayuntamiento esa parcela. Sin embargo, esos trámites no se culminaron porque en 2007 los técnicos del Ayuntamiento de Motril advirtieron que la solución dibujada sobre los papeles del plan de urbanismo resultaba poco efectiva a la hora de llevarla a cabo.
Solución compleja
Y es que estos terrenos ubicados en la zona noroeste del cerro de La Nacla están muy alejados de la ciudad, no tienen viales y están ubicados en altas pendientes, por lo que construir allí el cementerio sería poco viable y mucho más caro. Desde 2007, los sucesivos gobiernos vienen por tanto buscando nuevas ubicaciones y realizando otras propuestas a la Junta para buscar terrenos. La principal pasa por construir el cementerio en otros terrenos de la cota 100, más cercanos a la ciudad, pero también de monte público y que ya fueron expropiados, por lo que su cesión es mucho más compleja.
El actual gobierno municipal ha logrado dar un paso para desbloquear la situación consiguiendo que la Junta ceda los terrenos en los que el cementerio estaba inicialmente previsto en el PGOU y a partir de ahí, ahora el reto es permutar esos terrenos por otros más convenientes. Una 'carambola urbanística' que tendrá que resolver ya el próximo gobierno.
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