«Tenemos miedo de que nuestro hijo muera ahogado si nos quedamos dormidos»
Mari Carmen y Francisco esperan recibir una indemnización para que Víctor, en estado vegetativo por un accidente, pueda vivir «dignamente»
Del sillón a la cama y de la cama al sillón. Víctor Cabrera, 36 años de edad, se quedó en estado vegetativo tras sufrir un ... accidente en julio de 2016 en la piscina municipal de Motril. Se apuntó al programa de Proyecto Hombre para combatir su adicción al trankimazin, en el que se inició por tratamiento hasta que se le fue de las manos. En su segundo día con la asociación, casi se ahoga en la piscina municipal de Motril. Logró ser reanimado, pero sufrió severas lesiones cerebrales por la falta de oxígeno y perdió todas sus capacidades, un incidente que le ha cambiado la vida a toda una familia.
Francisco y Mari Carmen, sus padres, no han dormido apenas en estos siete años. El día a día de Víctor y sus padres transcurren en un salón-comedor de una vivienda de Velilla en Almuñécar. Al principio, el respondía a algunos estímulos, pero su deterioro ha avanzado, tiene las manos completamente retorcidas y el día lo pasa en un letargo. Lavado, cambio de pañales, comida... y vuelta a empezar, Los padres duermen al lado de Víctor, temen que se ahogue.
Aquel trágico accidente supuso una condena en primera instancia de más de 600.000 euros a Proyecto Hombre y a su aseguradora. La asociación recurrió el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y este jueves el tribunal se reúne para votación y fallo del recurso de Proyecto Hombre. La asociación prefiere no hacer valoraciones hasta que los tribunales decidan.
La condena a la fundación derivaría del hecho de que el monitor de Proyecto Hombre que acompañó a Víctor a la piscina no se encontraba presente en la zona de baño cuando todo ocurrió. También recurrió a la sentencia, el padre de Víctor al entender que hay conceptos indemnizatorios que no han sido correctamente valorados.
«Dedicamos toda nuestra vida a nuestro hijo, necesitamos ese dinero para buscar un hogar donde pueda estar dignamente y tenga más vida que en este sillón. Ya no podemos más nosotros solos, queremos contratar a una persona que pueda atenderle también por las noches. Todo nuestro dinero lo hemos gastado en él», cuentan sus padres, que reciben atención psiquiátrica.
«Estuvo meses en el Hospital de San Rafael sin mejorar, vendimos una casa que teníamos y desde entonces todo lo que tenemos lo hemos dedicado a nuestro hijo. Se nos parte el alma, no podemos tirar nosotros solos con esto», lamentan. La familia explica que tendrían derecho a una hora de asistencia a domicilio, pero que no sería suficiente. «No nos alivia la situación, tenemos que estar constantemente con él, necesitamos a alguien que nos ayude por la noche», señalan.
«Mi niño ha sido siempre buena persona, tuvo un problema al que quiso ponerle remedio y mira lo que le pasó. Hay muchas veces que repaso los días antes de que entrara en terapia, estaba tan contento... Y ahora ha perdido por completo la vida», relata entre sollozos la madre. «Pienso que mi hijo se va ahogar en cualquier momento y tengo miedo», reitera Mari Carmen asustada.
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