El resort de Salobreña movilizará la mayor inversión hotelera de la historia de la Costa

Los dos hoteles de lujo que sumarán 700 camas tienen la vocación de cambiar el rumbo turístico de la Costa Tropical y despiertan grandes expectativas en Salobreña. Llevan veinte años proyectados en los papeles. Pero tras esa larga travesía de trámites previos y una crisis económica, los inversores están al fin ahí, dispuestos a construir los hoteles.

Por eso la alcaldesa quiso que fueran ellos, los responsables del grupo inversor hotelero que lo promueve, los que enseñaran por primera vez los planos de un proyecto que está a punto -insistieron- de convertirse en realidad. Las cifras del proyecto, que cuenta con todas las bendiciones legales, son astronómicas. Rondará los sesenta millones de euros de inversión, según anunciaba este jueves Monserrate Francisco Amengual Pons, director general de Viva Hotels, una de las cadenas que conforman las sociedades promotoras de los dos resorts de Salobreña junto a los grupos hoteleros Zafiro Hotels, Eix Hotels y Prinsotel. Estos grupos hoteleros tienen años de experiencia en la gestión de establecimientos en las Islas Baleares que poseen más de 35 hoteles entre España, El Caribe o Serbia. Los hoteles de Salobreña serán su primer proyecto en la Península.

Esos 60 millones de euros, que incluyen el valor del suelo, suponen la mayor inversión hotelera de la Costa de Granada. Como referencia, el hotel Playa Cálida de Almuñécar -el que más camas tiene en la actualidad- supuso una inversión de 12 millones en 2002 mientras que el último gran cuatro estrellas en abrir sus puertas el de Playa Granada que se inauguró en 2005, superó los 40 millones de euros.

La empresa promotora del complejo de Salobreña ha invertido ya cinco millones de euros en la urbanización de los terrenos de primera línea de playa, un total de 104.206 metros, donde ahora se levantarán los hoteles en sendas parcelas de 69.000 y 35.000 metros. Se construirán dos hoteles distintos, uno de 228 habitaciones divididas en cinco módulos y otro con 456 habitaciones, que sumarán diez unidades de alojamiento de alto nivel. Los dos hoteles compartirán zonas deportivas, de ocio, restaurantes temáticos y piscinas.

El arquitecto municipal de Salobreña, Francisco Morejón, insistió en que el diseño, con edificios lineales de una altura máxima de tres plantas, tiene un «impacto mínimo» en el entorno y que ha diseñado para respetar el entorno del Castillo.

«Se permitía una densidad de construcción de hasta mil unidades de alojamiento y no se ha alcanzado ni el 70%. Es una actuación blanda y de alto nivel de calidad. Los aprovechamientos y la edificabilidad tampoco se agotan», incidió el arquitecto. «La actuación en los edificios y servicios complementarios reproducen la parcelación de la vega. Los edificios se deprimen para tener el mínimo impacto en volumen», añadió Morejón. En este sentido explicó, por ejemplo, que se ha ideado una cubierta vegetal en «la quinta fachada», que es la que se verá desde arriba, desde el castillo, para no perjudicar las vistas.

«No es un proyecto importante solo para Salobreña sino para toda la Costa Tropical y toda Granada, es el proyecto inversor más potente de la provincia en estos momentos desde el punto de vista turístico», remarcaba la alcaldesa de Salobreña.

Rufino anunciaba junto a los responsables de las cadenas hoteleras Viva Hotels y Eix Hotels, Monserrate Amengual y Marti Serra, que el proyecto hotelero ha superado el trámite de la Comisión Provincial de Patrimonio, que tenía que dar el visto bueno porque está situado en el entorno protegido del castillo de Salobreña.

Ahora pasará a exposición pública durante un mes, un trámite establecido en el plan general de urbanismo de Salobreña y después tendrá que superar la tramitación ambiental y obtener el visto bueno de la consejería de Turismo antes de que el pleno municipal pueda otorgarle la licencia de obras.

Ni la alcaldesa ni los representantes del grupo inversor se aventuraron a poner fecha al inicio de las obras de los hoteles. Sí confiaron en que los trámites que restan estén finalizados «en cuatro o cinco meses» por lo que, si nada se tuerce, los trabajos podrían comenzar este mismo año.