Playas de Granada
Un gran salto para llegar al agua en MotrilLa escuela náutica de Playa Granada, que atrae a 10.000 usuarios cada año, sortea los daños del temporal para mantener la actividad
Detrás del tajo, la playa. Será por temporales y escalones que ha vivido Motril. Y como éste no se recuerda ninguno. El año pasado el ... Poniente dejó la senda litoral en el aire a la altura de Los Moriscos, pero jamás se había formado un acantilado de dos metros de altura para llegar al agua. No hay orilla, se ven hasta los cimientos del campo de golf. Los temporales cada vez son más leves y Playa Granada resiste menos. Se le habrá acabado el aguante y la paciencia, como a sus vecinos.
Detrás de ese tajo que es la playa se encuentra la escuela Awa, un chiringuito náutico que ha roto la estacionalidad del arenal y atrae a 10.000 personas anualmente. Hace 14 años que el empresario gaditano José Tiernes vio en Motril, una ciudad con viento ocasional y un clima envidiable durante el invierno, la oportunidad de abrir una escuela náutica. Costó esfuerzo introducirse en una Granada «virgen» que no es Tarifa, donde no había tanto amor por los deportes acuáticos, por pisar descalzo la arena fría o mojarse el pelo en pleno en enero. Pero lo consiguió. «Poco a poco y con mucho esfuerzo». A la Costa Tropical llegó esa tribu dispuesta a practicar durante todo el año deportes náuticos.
Las empresas de este tipo cuentan con que el viento no sopla todos los días a favor, que el tiempo es traicionero y que no siempre será bueno para echarse al mar. Lo que no está en su mano es predecir que una playa será impracticable ni que la solución a ese problema llegará tarde. «Las veces que ha ocurrido nos hemos apañado pero nunca ha sido así. El Ayuntamiento ha podido medio solucionarlo, pero el tajo es demasiado grande», lamenta el empresario. «Es preocupante porque no sabemos cuando llegará la solución para esta playa», añade. «Ahora que ha escampado el temporal ha crecido un poco la orilla pero no lo suficiente», explica.
Él y sus empleados tienen que sortear los dos metros de escalón y dar un gran salto para llegar al agua. Este fin de semana atenderán al menos 30 personas en estas condiciones. «No podemos cerrar pero no es viable ni práctico sin poder utilizar catamaranes ni sacar la lancha de salvamento. Tenemos que irnos más de 50 metros arrastrando el material, casi a Los Moriscos. No es operatividad ninguna», denuncia.
Con el buen tiempo, en menos de un mes, llegarán los grupos grandes y Tiernes espera que para entonces la playa haya recobrado la normalidad. La normalidad deseable porque el escalón sale tanto que Motirl acabará empadronandolo.
«Espero que para entonces la arena esté mejor o será imposible recibir grupos. Necesitamos todo el material. No podemos hacer ni kitesurf, tenemos que irnos al límite de Poniente», señala. Sobreviven con padelsurf y windsurf. Se les reduce la oferta. «Tenemos mucho cuidado porque si se desprende el escalón se despeña un niño. Es un poco rollo. No podemos perder la continuidad del club, tenemos trabajadores también», destaca.
«La escuela, el restaurante, los usuarios de la playa estamos afectados por esto. El otro día tuvimos que sacar a una mujer que se vio agobiada por el agua al pasar por la zona del campo de golf».,sentencia.
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