Un corte en el dedo delató al Spiderman ladrón de Castell de Ferro
Es un viejo conocido de las autoridades que en el pasado ha cometido fallos que han dado pistas a los investigadores
Laura Velasco y Juan Cano
Granada
Viernes, 2 de agosto 2024, 23:55
El Spiderman ladrón de Castell de Ferro es un viejo conocido de las autoridades, cuenta con medio centenar de antecedentes. En los últimos años ha ... cometido diferentes hechos delictivos y en algunos de ellos también se había disfrazado para no ser descubierto. Sin embargo, ha cometido fallos que han dado pistas a los investigadores. En la última, el robo de una botella de agua en un bar de Castell la semana pasada, el susodicho, de 58 años de edad, causó numerosos destrozos en las máquinas expendedoras ubicadas en el interior del establecimiento y en la caja registradora. Según ha podido saber este periódico, esta violencia injustificada le causó un corte en el dedo que le ha delatado.
Las características físicas del presunto autor pusieron a la Guardia Civil de Castell de Ferro tras su pista. Conscientes de sus dotes para caracterizarse, sospecharon desde el primero momento que se podía tratar de él. Fue reconocido y, tras ser localizado y proceder a su detención, comprobaron que presentaba heridas que se correspondían totalmente con las que se había hecho durante el asalto, concretamente en el dedo.
Se da la circunstancia de que en el pasado el mismo individuo cometió un robo de aproximadamente 600 euros en monedas. Al día siguiente echó gasolina, unos 80 euros, entregando justamente todo el dinero en monedas, otra pista clave para descubir que había sido él.
Un maquillador a sueldo
En el pueblo es conocida una historia que el propio detenido habría contado a los investigadores, según ha sabido IDEAL, aunque no ha podido confirmarse por el momento. Al parecer, en los años 90 presuntamente robaba carnets de identidad y cartillas del banco y acudía a entidades bancarias a retirar dinero. Antes, contrataba a un maquillador para que le caracterizara como el dueño/a del DNI. Era prácticamente un maquillador a sueldo al que le pagaba, para que estuviera disponible ante sus demandas, unas 100.000 pesetas.
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