Cádiar se vuelca por ayudar a una familia que perdió todo en un incendio

«Fuimos a dar un paseo, mientras mi marido, que es pastor, estaba en el cerro con los animales. Compramos churros como cada domingo para desayunar y se nos ocurrió encender la estufa porque hacía frío. Maldita la hora», lamenta. «Aprovechamos para quemar unos papeles y hacer algo de limpieza con la mala pata de que el tubo, que da al piso pequeño que tenemos arriba, prendió algo de ropa. No nos dimos cuenta y cuando fui a tender vi que estaba todo envuelto en llamas», cuenta Mariana con «el susto» aún metido en el cuerpo.

Cogió a los dos pequeños y los sacó a la calle pidiendo el auxilio de sus vecinos. Mientras esperaban a los bomberos, solo pudieron cruzarse de brazos para contemplar como su casa era devorada por las llamas. No tenían seguro y el trágico suceso les ha dejado sin ropa, sin fotos y sin un techo bajo el que vivir.

El piso se encuentra en riesgo de ruina, pero Mariana, su marido y sus dos pequeños, Pepe y Jonathan no pierden la esperanza. La vida ya les había golpeado antes, pero ahora sus vecinos han decidido aliviar parte de la carga que lleva esta familia a rastras y se han volcado para echarles una mano.

Los cerca de 1. 500 vecinos han respondido a un llamamiento que ha hecho el alcalde, José Javier Martín, para ofrecer vestimenta, algo de ropa de cama y juguetes para la familia. La petición se colgó el lunes en las redes sociales del Ayuntamiento y ya han recibido un aluvión de respuestas, según manifiesta el primer edil. «Los servicios sociales del Ayuntamiento ya conocían a la familia y tras evaluar la estructura y ver el daño que tenían, el Consistorio está buscando la fórmula para costear la reparación de la casa. La respuesta de los vecinos y el calor que le están dando a esta familia nos ayudará a destinar todos los recursos disponibles a tratar de que recuperen la vivienda», cuenta Martín.

Gratitud

Hasta que consigan recuperar su vivienda, los vecinos se han realojado en casa de los bisabuelos de los menores. «Estamos muy agradecidos.Tenemos un pueblo que no nos merecemos y que nos está ayudando en unos momentos muy difíciles para nosotros. Estos niños no se merecen pasar por esto.Cada céntimo que tenemos los hemos destinado a sacarlos adelante. Le hemos dado la vida y todo el mundo sabe que queremos hacerlos unos hombres de bien. No tengo palabras para decirle a mi pueblo lo que les debo», sentencia Mariana.