Las cabras «acosan» La Herradura
Los vecinos de Cerro Gordo piden ayuda para controlar la manada que campa por el vecindario| Aseguran que la visita veraniega de los animales ha ocasionado destrozos valorados en 70.000 euros en viviendas y vehículos
Pilar garcía-trevijano
Almuñécar
Viernes, 23 de agosto 2019, 01:53
Las cabras no siempre tiran al monte y si no que se lo digan a los vecinos de La Herradura. Los residentes se sienten «acosados» ... por estos animales que desde hace varias temporadas dejan la parte alta de Cerro Gordo por la sequía del paraje y descienden por los acantilados en busca de una mejor vida en los chalets de las urbanizaciones.
Imagínense a su vecino brincando sobre su tejado, rompiendo la luna del coche o bebiendo agua de su piscina. Los residentes tienen un problema de convivencia con las inquilinas de Cerro Gordo y no hay reunión de la comunidad que pueda poner fin a las malas relaciones entre los moradores de las urbanizaciones más cotizadas de La Herradura y estos animales.
Cada noche el rebaño danza a sus anchas por las viviendas y originan grandes destrozos. No hay cerca, ni valla que frene los saltos de las cabras montesas. Los vecinos se sienten impotentes. Estas cabras no asoman la patita por debajo de la puerta, directamente aparecen en los balcones de las viviendas. «Estás tan tranquilo en casa por la mañana y te las encuentras en tu propiedad e incluso en el balcón. Usan cualquier objeto como trampolín y no damos a basto en arreglos», lamenta Rafael Cabezas, uno de los vecinos afectados.
Calculan que la manada está formada por 200 o 250 cabras que afectan a 4.500 habitantes de La Herradura. En concreto, a los inquilinos de las comunidades de propietarios de El Nogal, Cármenes del Mar, Los Romeros, Los Girasoles, El Enclave, Montepino, Las Maestras y Romero Blanco, que se han unido a la cruzada y al escrito que remitirá Cabezas al Ayuntamiento de la localidad.
«La situación afecta de mayo a octubre a un total de 4.500 vecinos.En otoño estos cuadrúpedos vuelven a lo alto del cerro. Han proliferado mucho este año y la ausencia de depredadores naturales hace que crezcan cada vez más», explica Cabezas. Los vecinos estiman que los daños en esta nueva temporada de visitas alcanzan los 70.000 euros.
«Nos destrozan los jardines, maceteros, los tejados se parten poco a poco con cada golpe de pezuña y los coches nos los abollan. Ve sumando costes. No salen las cuentas en todo lo que nos dejamos en reparaciones», narra visiblemente angustiado.
Sin pegar ojo
Un problema que les quita el sueño. «Las cabras saltan de madrugada por patios, muros y jardines despertando a todas las personas y haciendo imposible conciliar el sueño. Uno de mis vecinos ha tenido que reparar todo su tejado y nos sentimos impotentes y sin recursos para actuar», reitera.
Los afectados alegan conocer que viven en las inmediaciones de un paraje natural, sin embargo la invasión de estas especies protegidas es relativamente reciente. «Hace diez años no había cabras en estas urbanizaciones. Si acaso, te las podías encontrar muy al norte de Cerro Gordo o en la zona de Maro y Nerja», aseguran. La «invasión» ya ha llegado hasta primera línea de playa y mantienen que han sido vistas cerca de los chiringuitos. La luz del día tampoco asusta a las cabras que se han acostumbrado por completo a los humanos. Los vecinos no pueden decir lo mismo.
No tienen nada en contra de estos alegres animalejos sin embargo temen por su seguridad. «Fui al médico el otro día porque estaba un poco nervioso con todo lo que está pasando con las cabras y me comentó que un conductor se chocó contra una en la carretera. Es peligroso tanto para ellas como para nosotros», dice. Los indeseados vecinos han entrado también en campos y producciones ocasionando graves pérdidas para sus propietarios.
Los orines y las cagarrutas decoran, para disgusto de los moradores, todo el barrio. Los vecinos no se van a cruzar de brazos y planean llevar el escrito al pleno municipal y al mismísimo Defensor del Pueblo Andaluz.
Cacería controlada
En 2016 los vecinos sugirieron algunas soluciones como acotar el hábitat de las cabras o proporcionarles comida con comederos y agua con abrevaderos, arriba, en Cerro Gordo, para que no bajen del monte a buscarlas en las viviendas. Apuntan que como no llueve, el monte no les proporciona ni agua ni vegetación para poder subsistir.
Otra medida que propusieron, inspirados por lo que se hace en otros países, es la castración de los machos o llevar a cabo una montería cada tres o cuatro años por cazadores profesionales controlados por el Seprona, evitando así su reproducción.
Por su parte, Luis Aragón, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Almuñécar mantiene que Cerro Gordo es un paraje natural en el que la corporación municipal no tienen competencia ni potestad para actuar. «La urbanización está en el paraje natural y corren ese riesgo. Las cabras son típicas del área. Hay una regulación del paraje muy rígida.El Ayuntamiento solicitó, en colaboración con la asociación de nudistas de Cantarriján poner un cartel para avisar acerca de la playa y no nos han autorizado. La Junta de Andalucía tiene la competencia de la zona. Lamentamos que los vecinos tengan problemas con las cabras. Una vez tengamos el escrito de los afectados, lo remitiremos a la delegación de Medio Ambiente», destaca.
También jabalíes
«La única solución que se podría ajustar a las circunstancias del entorno natural es el vallado de las casas. A la zona también suelen bajar jabalíes, es la naturaleza. Las circunstancias y el cambio de temperatura han provocado que desciendan el cerro porque es su hábitat. De todas formas, hablaremos con la Junta para ver si se puede tomar alguna medidas», subraya .
«Una de las cosas que gusta del paraje es hacer senderismo y encontrarte cabras montesas y otras especies. Los propietarios e inquilinos no tienen culpa, pero las urbanizaciones se hicieron en un paraje natural. Los animales van a las zonas donde encuentran comida porque la parte alta está desértica y están protegidos», sentencia el edil. IDEAL se puso en contacto con la Junta de Andalucía sin haber obtenido respuesta aún. En España, la cabra montesa es una especie cinegética protegida y su caza está prohibida. Dañar a estos animales se considera un delito contra la protección de la flora y la fauna.
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