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Buscan al asesino de José Manuel en su entorno cercano
La puerta de la vivienda en la que acuchillaron al empresario de Calahonda antes de arrojarlo a un solar no estaba forzada | Aunque el homicida se llevó el coche de la víctima, coge fuerza la hipótesis de que el móvil fue emocional
Pilar garcía- trevijano y josé ramón villalba
Motril
Miércoles, 13 de noviembre 2019, 00:41
Los vecinos de Calahonda encontraron ayer junto a un solar el cuerpo sin vida de un hombre de 70 años de edad. El cadáver ... apareció en un descampado cerca de la carretera N-340 sobre las 9.00 horas de la mañana. El finado, que apareció cubierto de plásticos en la calle El Merlo, estaba cosido a navajazos. Las heridas efectuadas con un objeto punzante se repartían por distintas partes del cuerpo.
La víctima del presunto homicidio es un promotor de un bloque de viviendas de la zona y había vendido pisos a algunos vecinos de Calahonda. Hasta el lugar del hallazgo del cadáver se desplazaron dotaciones de Policía Nacional y un dispositivo sanitario. El 'sigiloso' crimen no despertó a los vecinos. Ni un ruido, ni un testigo en todo el vecindario. El único rastro que quedaba en todo el bloque de la pedanía costera era el camino de gotas de sangre que recorría el rellano del segundo piso hasta el ascensor y continuaba por el portal del edificio. El reguero escarlata acababa en un descampado, a unos 20 metros de las viviendas, donde fue arrojada la víctima, José Manuel Rodrigo Trujillo, inquilino del edificio.
Los primeros rayos de sol despuntaban en el «tranquilo» barrio del anejo motrileño cuando el suceso interrumpió la rutina de los residentes. Francisco Salguero se disponía como cada mañana a alimentar a los gatos que dormitan en el invernadero en el que trabaja cuando, entre ruidos de los mininos, se alertó por la presencia de un «bulto» envuelto en plásticos.
Semiescondido entre matorrales y aperos agrarios, descubrió el cuerpo ensangrentado de lo que, en un primer momento, pensó que era un animal. Destapo el plástico y se fijó en el torso de la víctima, zona de origen de la sangre que empapaba los trozos de tela. El susto fue mayor cuando pudo distinguir una mano humana. Con la adrenalina fluyendo por sus venas descubrió el rostro del «pobre hombre» y llamó a la Policía.
A las 9.15 de la mañana las primeras sirenas doblaban la esquina del barrio, pegado a la N-340. «Lo encontré envuelto en plásticos y pensé que se trataba de un animal hasta que vi su mano. No lo dudé, ¿Qué iba a hacer? Llamé a la Policía y me cité con ellos cerca, a las puertas del cementerio». «Todos los días les traigo comida a los gatos. Hoy iba a hacerlo mi mujer y menos mal que no la he dejado. No es plato de buen gusto», lamentó. El hombre era uno de los pocos calahondeños que no conocía al asesinado. Apunta que debieron de dejar el cuerpo sin vida durante la madrugada, ya que a última hora de la noche pasó por la misma zona y estaba despejada.
Los agentes precintaron el área. Los bloques de viviendas quedaron completamente acordonados y los vecinos sin la posibilidad de volver a entrar en sus casas.
Además de la Policía Nacional, se desplazaron hasta el lugar los Bomberos. Rastreaban el descampado en busca del arma del crimen, ante la tesis de que el asesino lo hubiera arrojado en su huida. Al cierre de esta edición se desconocía el motivo del homicidio y las personas que pudieran estar implicadas. Sobre los móviles del asesinato hay distintas hipótesis, pero por la forma en que se encontró el cuerpo coge fuerza la de un presunto homicidio por un asunto emocional.
No se sabe bien quién exactamente puede estar detrás del crimen, pero los investigadores trabajan con la certeza de que es una persona conocida por la víctima. La puerta de la vivienda no estaba forzada, tampoco le han robado efectos valiosos, sólo han echado en falta algunos objetos que había en el piso y el vehículo de la víctima que era antiguo, de escaso valor económico.
Según narraron a este medio fuentes municipales, el fallecido tuvo una primera relación con una mujer de la que se separó años atrás. Más recientemente había comenzado a compartir su vida con otra fémina con la que tuvo mellizos. Esta última pareja tenía otro vástago de una relación anterior de unos 20 años de edad, que casi todos los veranos venía a la Costa granadina a trabajar y se alojaba en casa de su padre adoptivo. El joven y el fallecido tenían una relación estrecha. La mujer era de origen extranjero y tras la separación se fue con los dos hijos que tenían en común.
Tranquilidad rota
El hallazgo del cuerpo sin vida dejó ayer helados a los vecinos. En pijama, en chándal para entrar en el gimnasio que hay en los bajos del bloque, con el perro o con las bolsas de reciclaje. Los residentes interrumpieron todo lo que estaban haciendo para tratar de averiguar más datos sobre el suceso que había osado perturbar su calma.
En corrillos cavilaban cuando vieron a la víctima por última vez. Era un hombre que «a pesar de su edad» siempre hacía deporte y era conocido en Calahonda por ser uno de los promotores de la inmobiliaria Siglo XXI. Antes de dedicarse al mercado de las viviendas, fue farmacéutico militar.
José arregló la compra de pisos, construidos en 2006, a muchos de los que ayer lamentaron su pérdida. «Me vendió mi casa hace siete años. Lo conocía todo el barrio», relató a IDEAL una de las inquilinas. La víctima vivía sola, se separó hace años de su pareja y, según apuntan sus conocidos, guardaba buena relación con los hijos de ella. Se le podía ver a menudo en sus caminatas o en el gimnasio. Preocupados, los vecinos se arremolinaron e hicieron memoria de los ruidos que escucharon anoche. La mente en blanco. Ni oyeron, ni vieron nada. «Nunca ha pasado nada igual en Calahonda. Le digo siempre a mi marido que cuando escuche ruidos o peleas llame a la policía para evitar estos sustos, pero yo no escuché nada», aseguró una de las congregadas.
El presidente de la comunidad tuvo que acercarse para identificar el cuerpo del propietario. Con la confirmación del hombre, las autoridades judiciales procedieron al levantamiento del cadáver pasadas las once de la mañana. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal. Hasta el lugar del suceso se desplazó también la presidenta de la Entidad Local Autónoma de Carchuna-Calahonda, Concepción Abarca, para mostrar su afecto a los vecinos.
Los agentes peinaron la zona. En sus pesquisas descubrieron otro reguero de gotas de sangre junto a la puerta del garaje. Más tarde, las autoridades descubrieron en sus pesquisas que habían sustraído su automóvil del garaje. Los indicios apuntan a que el asesinato se produjo en el interior del domicilio del hombre y que el autor arrastró el cadáver hasta el descampado. Fuentes policiales aseguran que las heridas letales se produjeron con un «objeto pequeño y punzante con mucho ensañamiento». El hombre presenta cortes por todo el cuerpo. La Policía Nacional trata de esclarecer el crimen y confirmaron que se trata de una muerte violenta.
Mientras tanto, la familia que vivía pared con pared con José mantiene que no han escuchado absolutamente nada hasta la mañana de autos cuando se encontraron con «el follón» tras dejar a sus hijos en colegio. «Su coche no estaba en el aparcamiento. Cuando hemos vuelto, justo en el tramo de escalera, había triángulos amarillos cercando algunas gotas de sangre. No me puedo creer que esto haya pasado aquí», dijo su vecina.
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