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Un barco ruso, convertido en la 'cárcel' de una tripulación en Motril sin dinero para volver a casa
El personal del carguero, atrapado en el puerto de Motril desde hace un año, se queda incomunicado, sin luz y sobrevive con tres euros al día tras meses sin cobrar su salario
Pilar garcía-trevijano
Motril
Martes, 6 de agosto 2019, 01:42
La paciencia heroica de los 15 tripulantes rusos atrapados en Motril dentro del carguero Zapolyarye se agota. Los marineros se sienten abandonados a su suerte ... en la dársena granadina y su situación, al igual que los trámites para que el barco pueda salir del puerto, se enreda cada vez más. Llevan 5 días a oscuras en un buque de 9 cubiertas y 180 metros de eslora. Los pasillos del barco no son seguros y el personal camina a tientas o alumbrados con la luz tenue de sus linternas por las entrañas, que ahora en verano echan fuego, de la embarcación. Han restringido el uso de agua corriente a dos horas al día y no tienen aire acondicionado. El calor abrasador hace que el ambiente sea irrespirable. Los rayos de sol se cuelan por las escotillas, pero son insuficientes para iluminar todos los recovecos del navío. La tripulación a bordo se quedó el pasado viernes sin combustible y mantienen el depósito de emergencia apagado para hacer frente a cualquier contratiempo –como sofocar un incendio o virar el barco–. Las cámaras frigoríficas están abiertas y vacías. Desde hace varias semanas no tienen noticias del armador del carguero que les proporcionaba los fondos para comprar viandas.
«Cogemos comida en el supermercado y traemos productos, sobre todo gazpacho, que no necesiten frío. No tenemos nevera y estamos a base de conservas. Sólo tenemos dos horas para ducharnos, lavar la ropa y cubrir nuestras necesidades básicas», manifestó el primer oficial del Zapolyarye.
Cada mañana los 15 hombres hacen cuentas para salvar el menú, mientras se ven obligados a rascarse sus propios bolsillos. De momento, –y si no reciben una nueva transferencia– sólo les queda dinero para sobrevivir hasta el miércoles. El primer oficial denuncia que la compañía armadora, Murmansk Shipping Company, lleva tres meses sin que les paguen el salario y han reducido el estipendio para que los marineros se alimenten. «Tenemos 3,5 euros diarios por cabeza para gastar en comida. El acuerdo decía que nos tenían que dar entre 1.500 y 2.000 euros cada medio mes, es decir, 8,5 euros por persona al día. Ahora sólo recibimos 3, 12 euros. No podemos saber qué haremos mañana», explicó el oficial en inglés con un remarcado acento ruso.
El apagón está colmando el aguante de estos hombres. Seis de ellos solicitaron ayer en una misiva dirigida a Capitanía Marítima volver a Moscú, a pesar de que la renuncia supondría la pérdida de los beneficios que establecieron con la naviera en quiebra. En teoría la compañía tendría que sufragar los gastos del billete de avión para los tripulantes, pero sin solvencia los rusos sólo pueden soñar con ser repatriados.
El barco llegó a Motril en septiembre después de permanecer casi cinco meses sin rumbo fijo y tras hacer una pequeña parada en Ceuta. Desde entonces permanece anclado en el puerto y, aunque el armador ha hecho varios relevos en el personal al finalizar algunos contratos, algunos trabajadores han cumplido un año entre el acero de la embarcación. «Seis compañeros han presentado una carta para volver a Rusia. El resto quiere quedarse si se les renueva el contrato y si las condiciones son adecuadas», sostuvo el oficial. Muchos de los contratos vencieron el pasado abril, pero la ley del mar dice que hasta que un tripulante no llega a casa el acuerdo continúa. «No podemos volver a Rusia. La última vez que el armador trajo personal para hacer el cambio fue en mayo y se fueron dos personas», lamentó. Los tripulantes sólo pueden alejarse 10 kilómetros del barco, lo justo para tratar de contactar con sus familiares en los locutorios.
«No tenemos noticias del armador. Estamos incomunicados porque sin luz el teléfono satélite del barco no funciona». «Es muy peligroso. No hay manera de comunicarnos con nadie más allá de coger una bicicleta y poner rumbo al puerto o contactar a través de un teléfono español con el personal portuario», apostilló. En la misma carta dirigida a Capitanía Marítima se solicita, «dada la situación financiera», permiso para reducir la plantilla de 15 a 7 u 8 trabajadores. Sin embargo, el barco está abanderado en Rusia y la normativa del país establece que un navío de esas características exige un pasaje de al menos 15 tripulantes, por lo que la compañía tendría que repatriar a las seis que han solicitado volver a Moscú y traer de nuevo personal, algo complicado después de que presente tantas dificultades para hacer frente a los gastos del personal de mantenimiento.
Los marineros han quemado todos los cartuchos. La compañía de seguros del armador, P&I, podría intervenir para intentar la repatriación de los afectados. Los hombres dicen que los responsables de la aseguradora estuvieron en septiembre y no han tenido más noticias. La tripulación también se ha puesto en contacto con la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) y alegan que en una conversación telefónica el sindicato mostró su disposición a hacerse cargo del coste de la repatriación, pero no han obtenido una comunicación formal. IDEAL trató de ponerse en contacto con el sindicato para corroborar las declaraciones de la tripulación sin haber obtenido respuesta aún.
Más barcos abandonados
Por su parte, la autoridad portuaria declaró a este periódico que asisten a la tripulación en el mantenimiento de las sentinas, la recogida de basuras y aguas negras. El puerto no puede destinar fondos para facilitar combustible a la embarcación. La dirección se negó a que el armador del Zapolyarye trasladara las 23.000 toneladas de sal, valoradas en 50.000 euros, que tenía que dejar el barco en Siberia, a otro navío, ya que el barco carece de los permisos de navegación y de otras actividades como el traspaso de carga. El puerto de Motril ha sido el lugar de refugio para estos rusos. La autoridad inició en febrero un expediente de abandono para subastar el bote. La dirección quiere emplear los 7 millones de euros en los que está valorada la embarcación para pagar las tasas portuarias, las deudas con los proveedores, el salario de la tripulación y el dinero restante pasaría a ser propiedad del Tesoro Público. La naviera debe al puerto de Motril más de 600.000 euros, 3.000 por cada día que ha estado atracado en la dársena. El expediente tardará otro año en resolverse. El Zapolyarye no es el único barco que ha dejado la empresa en remojo. Las dificultades financieras de la compañía han provocado el 'olvido' de otro carguero en el puerto de Avilés. Asturias inició en junio el expediente de abandono del hermano gemelo del Zapolyarye.
Once meses anclados y atrapados en el Puerto de Motril
El Puerto de Motril recibió el 19 de septiembre el barco ruso en concurso de acreedores y que sólo tiene seis toneladas de combustible, insuficiente para poder navegar, con la intención de que se recuperara para poder retomar el camino de vuelta a Siberia. El barco estuvo fondeado con anterioridad en Ceuta. En marzo, después de meses atracado en la dársena granadina sin tener liquidez para afrontar las tasas de amarre y tras numerosos problemas por impago con los tripulantes, la autoridad portuaria inició un expediente de abandono. Si un buque no paga las tasas porturias, a partir de los tres meses, se comienza este procedimiento en el que la embarcación se saca a subasta para pagar sus gastos. Aún habrá que esperar cerca de un año para conocer la resolución del expediente. Si el barco se subasta se desconoce cuál será el futuro de los trabajadores.
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