«Soy un apasionado del mar y ahora tengo que verlo desde lejos»
Ernesto Barbero sufrió un accidente y ahora no puede acceder a las playas de Salobreña porque no hay pasarelas habilitadas
M. J. Arrebola
Jueves, 8 de agosto 2024, 23:39
Acceder a la playa, un placer sencillo para muchos, puede convertirse en una tarea monumental para las personas con discapacidad. Las barreras físicas y la ... falta de infraestructura adecuada dificultan que aquellos con movilidad reducida puedan disfrutar del mar y la arena. Hace cuestión de un mes, Marcelino Torres, vecino de Salobreña y enfermo de esclerosis múltiple conseguía que las pasarelas llegasen hasta la orilla, ahora Ernesto residente en La Herradura pide lo mismo.
Hace dos años, la vida de Ernesto Barbero cambió drásticamente cuando sufrió un accidente en bicicleta que lo dejó en coma durante dos meses, «nos dijeron que no iba a despertar nunca», recuerda Ana, su mujer. Contra todo pronóstico, Ernesto logró superar este gran desafío de su vida. Sin embargo, ahora se enfrenta a una nueva batalla, la lucha por la accesibilidad a la playa.
Ernesto, conocido por su energía y amor por el deporte, siempre estaba dispuesto para todo: «le gustaba hacer deporte; ir al gimnasio, todos los deportes de agua», comenta Ana. Este herradureño es capitán profesional de embarcaciones de recreo, «soy un apasionado del mar y ahora tengo que verlo desde lejos», explica.
Ahora, este vecino y su mujer se enfrentan dificultades diarias debido a «la falta» de infraestructura adecuada para personas con movilidad reducida en La Herradura. «No podemos ir solos a la playa, necesito a alguien que me ayude porque la pasarela no llega a la orilla», explica Ana con frustración.
A pesar de haber hablado con el ayuntamiento en mayo para solicitar una pasarela accesible, la situación sigue sin resolverse, «hay muchos minusválidos que se quedan anclados», lamenta Ana. Por este motivo piden que se arreglen las pasarelas y lleguen hasta el agua, según cuenta tuvo que llamar a su sobrino para que le ayudase.
Su esposa destaca la necesidad urgente de mejorar la accesibilidad en la playa, «que menos que poner dos pasarelas en toda la playa», insiste. La falta de estas facilidades convierte incluso un paseo por la calle en una odisea, «la acera es muy estrecha, el otro día la rueda chica de la silla se coló en un hoyo». Estas condiciones hacen que la movilidad sea un reto constante, «muchas veces tenemos que ir por la carretera», detallan.
En respuesta, el ayuntamiento asegura que sí existen pasarelas y que en cada playa de las importantes hay una que llega a la orilla, y junto a ellas una estancia sombreada, con ducha adaptada a personas con movilidad reducida. «La prueba de ello es que en ese caso no nos habrían concedido las banderas azules y las Q de calidad, porque uno de los requisitos es que sean playas accesibles», añaden.
El ayuntamiento destaca que las playas con banderas azules y estancias para discapacitados, como San Cristóbal, Puerta del Mar y La Herradura, disponen también de sillas anfibio para ayudar a las personas con movilidad reducida a llegar al agua. Sin embargo, para Ana y muchos otros, estas medidas no son suficientes, «la realidad es que no todas las pasarelas llegan a la playa», concluye Ana.
Lucha incansable
Esta batalla ya la inició hace varias semanas Marcelino Torres, vecino de Salobreña, que padece esclerosis múltiple y que se mueve con una silla de ruedas. Llegar a la playa era un suplicio para él, por lo que el pasado mes de julio, inició junto a su amigo Miguel, una recogida de firmas para pedir al ayuntamiento del municipio que prolongara las pasarelas hasta la orilla, garantizando así la accesibilidad para personas con discapacidad.
La iniciativa se publicó en Change.org bajo el lema «Una playa para Marcelino» y en tres semanas consiguió 36,000 firmas. A pesar de la gran participación, el ayuntamiento no respondió inicialmente a la petición. Las pasarelas existentes solo llegaban a la mitad de la playa y eran demasiado estrechas, afectando a muchas personas, incluida Paqui, otra vecina en silla de ruedas.
Finalmente, el ayuntamiento escuchó las súplicas y comenzó la instalación de pasarelas de hormigón en la playa de la Charca, facilitando el acceso para personas con movilidad reducida y usuarios de sillas de ruedas y carritos de niños. La concejala de Bienestar Social, María Rodríguez, explicó que las pasarelas se habían solicitado hace tiempo, pero no se habían instalado antes por problemas logísticos.
La denuncia llegó a Granada, y el presidente de la Diputación de Granada, Francis Rodríguez, dialogó con Marcelino, asegurando que se aceptará un presupuesto para instalar pasarelas a lo largo de toda la senda litoral el próximo año.
A pesar de estos avances, la comunidad de discapacitados sigue denunciando la falta de accesibilidad en otros aspectos del pueblo, como las aceras no habilitadas. Marcelino agradeció el apoyo de varias plataformas y el trabajo de los socorristas en la playa, pero destacó que aún queda mucho por hacer para lograr un verdadero acceso inclusivo.
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