Adiós al mejor embajador de Salobreña

Fueron tus Cartas al Director lo que nos permitió conocernos, las que me animaron a contactar contigo para que contaras a los lectores de este diario cuáles eran tus hábitos cómo lector de prensa. Fue el 26 de diciembre de 2014 cuando nos encontramos por primera vez en la Plaza Fontiveros, cerca de tu domicilio. Desde entonces mantuvimos otros muchos encuentros, contactos epistolares y llamadas telefónicas que me permitieron conocer con cierta profundidad al 'hijo de Laurica' o al 'jubiloso jubilado', como te gustaba llamarte. Atrás se quedan muchas vivencias y algunas anécdotas como cuando te sorprendí con un montaje fotográfico que incluía tu foto de Primera Comunión y recordatorio de la misma, pues siempre llevaste mal eso de no poderla celebrar en su momento. O aquel otro, en el que, en el cartel de la película 'Solo ante el peligro' sustituí el rostro de Gary Cooper por el tuyo.

Por eso, ahora cuando hace unos días me habías comentado que deseabas publicar un segundo libro con una selección de tus Cartas que más aceptación han tenido me dio una enorme alegría pues te imaginaba recuperado y con ganas de repetir los pasos para que esta publicación saliese adelante. Sin embargo, el pasado martes, 30 de julio, recibía un escueto mensaje de tu querida hija Julia que tuve que leer varias veces para ser consciente de la triste realidad. A pesar de ello, me alegró enormemente saber que tu mujer y tus hijas están decididas a que ese libro sea una realidad y, aún más, a luchar para que una calle o plaza de tu querida Salobreña se convierta en un perenne recuerdo de quien siempre ha salido en su defensa, reivindicando sus atractivos e historia, y exponiendo cuál podría ser su definitivo despegue económico. Propuesta que se puede completar con la colocación de una placa en la fachada de tu querida vivienda natal para que todo el mundo que pase por la Calle Cristo, escenario de tu juegos infantiles, sepa que en ese lugar nació un salobreñero de pro que allá por donde ha ido siempre ha llevado el nombre de su pueblo por bandera.

Antonio Luis puedes sentirte muy orgulloso, tal y como lo está tu familia, pues has despertado la admiración de muchísimas personas que te han conocido personalmente o a través de tus escritos en redes, esas que por higiene mental, solías abandonar unas semanas al año, y en las que se han repetido las condolencias y mensajes de ánimo para tus seres queridos. Serán muchas las personas las que te echaremos de menos, entre ellas, tus paisanos, compañeros de trabajo, seguidores en las redes y amigos de la Huerta del Rasillo, tus vecinos de la Calle Lindaraja y Primavera, los dueños de muchos de los bares y restaurantes donde te gustaba disfrutar de los placeres de la vida. Adiós Antonio Luis, siempre te recordaré como luchador incansable, un marido, padre y abuelo ejemplar, un persona íntegra, cariñosa, alegre, empática,...