Adiós a la mítica discoteca Kasbah de la Costa granadina
El negocio de La Herradura con casi 60 años de historia cierra para convertirse en un pequeño bloque de pisos turísticos
En La Herradura, la localidad del sol eterno, hay noches que también lo son. O lo eran. El cierre de la discoteca Kasbah deja huérfanos ... a muchos noctámbulos que encontraron entre esas paredes una segunda casa. El local era un punto de reunión y encuentro entre generaciones que han coincidido en la pista de baile.
Este templo de la diversión y las primeras veces ha visto crecer a muchas generaciones de herradureños que han disfrutado de sus primeras copas, resacas y amores. Abrió en 1967 bajo las riendas de un inversor extranjero que ambientó el local como una fortificación de origen bereber, de ahí su nombre. Pronto pasó a manos de empresarios locales con siete o más apellidos herradureños que han mantenido a flote un negocio que es toda una institución, una parroquia para la pedanía sexitana.
Cada uno de sus propietarios ha dejado y enterrado un poco de su alma en el edificio. Discos de vinilo, fotografías, cuadros, bolas, luces de neón... los recuerdos salen a borbotones por los rincones y se apilan en cajas. A partir del lunes, el local pasará a ser un amasijo de escombros, pero permanecerá en la memoria. En el solar se levantará un pequeño bloque de pisos turísticos que darán una nueva vida. Las emociones están a flor de piel entre sus (ex) dueños, trabajadores, djs y clientes. IDEAL los reúne a todos para la despedida, una última ronda antes de echar el cierre para siempre.
Lo primero que sonó en Kasbah fue un vinilo de Barry White importado directamente desde América, lo traía bajo el brazo Joaquín Barbero (69 años). Acababa de cumplir 19 años cuando se hizo con las riendas de la sala. El empresario más polifacético del litoral, dejó las fiestas con John Travolta y el país donde se vive el sueño americano para cumplir el suyo propio. «Llevaba el pelo largo y también barba. Me enteré de que el anterior dueño de la discoteca se había ido y le pedí a mi padre que me hiciera las gestiones para alquilarlo. Volví enseguida con un montón de música. Traía antes que nadie lo que era todo un pelotazo en España cuatro meses después», recuerda con nostalgia Barbero.
Es una de las discotecas más antiguas de Granada y de Andalucía. Se ha mantenido con el mismo nombre y casi sin reformas durante toda su historia. En su interior se abrieron las primeras pistas giratorias de toda la comunidad autónoma. «Invertimos 26 millones de pesetas en hacerle unos cambios, instalamos las primeras pistas giratorias y unas luces de neón como en el concurso 'Aplauso' que todavía sigue», rememora.
«Qué recuerdos. Ha llovido mucho desde entonces, me he casado tres veces y he tenido niños. Eso sí, hay pocos de mi edad que se convergen igual que yo», bromea el empresario jubilado, dueño del mítico Chambao de Joaquín, que dirigió la sala durante una década.
Fiestas de todas las temáticas y música variada han amenizado las noches en Kasbah, en muchas de sus etapas ha estado Juan, dj Spiry, que ha sido residente hasta el cierre de la discoteca el pasado 31 de marzo. A petición popular, sonó como colofón final y por última vez 'Soy un truhán, soy un señor' de Julio Iglesias. En el municipio más de uno ha arrastrado esta semana una buena resaca. La lluvia les encerró en vacaciones en la Kasbah para despedirla. Cerca de 800 personas acudieron al local para darle su último adiós.
Buenos recuerdos
Javier Golfin (39 años) y Javier García De Haro (46 años), exgerentes de la discoteca, acudieron también a rendirle homenaje al garito donde quemaron una etapa de sus vidas. A García De Haro dirigió la discoteca desde 2001 a 2008. Le pilló de pleno la reforma del paseo del Altillo y cada viernes había peregrinaje desde Almuñécar a La Herradura para seguir la juerga. En la etapa de Javier Golfin se fletaban autobuses, coincidió con el cierre de la discoteca Aquatropic.
El local ha atravesado también algunos sinsabores. Estuvo cerrada de 2001 a 2004. Se apagó la música el tiempo que duró el rosario burocrático. Kasbah se enredó en papeleos por las quejas de una vecina. Cuando arrancó la discoteca, el edificio que se asienta enfrente era un solar vacío. La llegada de los bloques hizo que también alguno estuviera desencantado con la ubicación de la fiesta, pese a que la zona ha sido «un lugar tranquilo». Alessio, portero de 46 años, se ha ocupado de ello y de la seguridad de los clientes en la época final de la discoteca.
Desde 2015 a 2018 la música se fue a otra parte y el local se mantuvo cerrado hasta que Rodrigo Ruiz (30 años) cogió el testigo y remontó la sala. Es él quien la despide. Será el último gerente del club. «Estos seis años han sido una experiencia muy buena», resume el empresario. Ruiz ha regentado otros negocios en la localidad como Soho Café Copas o el Califa. «Hemos trabajado muy bien, estuve aquí con el anterior dueño de camarero los fines de semana. También me echaron del local a los 16 años por intentar colarme. Este sitio ha sido un punto de encuentro para todo el pueblo. Mi padre, Rafael, también fue aquí DJ», relata.
Con el derribo del edificio, Ruiz se da un descanso en el mundo de la noche. «Aquí se ha pinchado de todo, música comercial y se han celebrado grandes fiestas de techno o breakbit. Muchos buenos ratos», sentencia.
El propietario del bloque, Vicente Barbero, señala que ya era hora de cerrar una etapa. Compró el edificio con la idea de hacer un pequeño bloque de pisos turísticos, pero sus paisanos le han ido convenciendo estos años para alargar la vida a Kasbah. Hasta aquí.
«He pasado mucho tiempo aquí como cliente como todos los vecinos, pero tenía ganas de afrontar un nuevo reto», destaca. En un año confía en tener en marcha sus cinco apartamentos turísticos que se distribuirán en un pequeño bloque.
Así, los sueños con ritmo de muchos herradureños mueren para que otros puedan nacer. Otros sueños con ojos nuevos que visitarán la bahía y se quedarán prendados de ese azul infinito de un mar que se mezcla con el cielo entre acantilados.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión