«No abro la puerta a los desconocidos, vivo sola y los okupas han robado en otras casas»
Vélez se protege de las familias que han entrado en el barrio histórico, que recupera la calma sin que en la última semana se hayan dado más okupaciones
P. G.-T.
Miércoles, 31 de agosto 2022, 00:08
El barrio histórico de Vélez de Benaudalla recupera cierta calma. Desde el martes de la semana pasada no se han vuelto a registrar más okupaciones, ... de acuerdo con la Guardia Civil, que recibió la denuncia de la okupación de otra vivienda y ha abierto una investigación. La Benemérita identificó a una mujer como responsable. Sin embargo, el barrio respira un poco más tranquilo. Los okupas que han perturbado la convivencia de una localidad en la que nunca pasaba nada se han dejado ver poco estos días.
Cada vez, junto a los carteles de 'Se vende' hay más avisos de que los propietarios de las viviendas han instalado alarmas e incluso hay vecinos que han instalado una puerta blindada.
El Ayuntamiento tiene constancia de la presencia de cuatro familias conflictivas y se ha dado parte a las autoridades de algunos sucesos. Los okupas empezaron a llegar al barrio durante la pandemia. Algunas familias se han ido, pero otras han nuevas han llegado. La mayoría, de acuerdo con los residentes, son motrileños, proceden de Huerta Carrasco.
Los okupas, siempre de acuerdo con la versión de los vecinos y el consistorio, llaman a los vecinos, sobre todo mayores, a horas intempestivas durante el día y la noche, pidiendo comida y se han dado varios casos de robos.
En una de las visitas, han robado en algunas casas y también entraron en una finca agrícola para coger frutos. Hacen enganches ilegales y se han conectado incluso al agua del pueblo para llenar las piscinas hinchables que han instalado en las viviendas okupadas.
Los vecinos quieren que la tranquilidad se instale otra vez en el vecindario. Una de las ancianas, prefiere no dar su nombre, que vive al lado de una de las familias okupas cuenta que sus hijos la llaman todos los días preocupados y le repiten una y otra vez que no abra la puerta.
«Han llamado varias veces a mi puerta pidiendo comida, pero yo no les he abierto. Así me lo han dicho mis niños. Yo no he tenido problemas con ellos y prefiero que siga siendo así. Sé de otros vecinos a los que algunas de las familias le han entrado en casa con la excusa de que necesitaban comida para los niños y les han quitado cosas. También entraron en una finca para llevarse aguacates, pero no estaban maduros y no les han servido para nada, pero al agricultor le han hecho un destrozo», cuenta la vecina.
Los okupas han entrado en casas vacías compradas por extranjeros que viven fuera y en viviendas que se han quedado deshabitadas tras la muerte de sus propietarios y la utilizan sus descendientes en vacaciones. En Vélez las casas abandonadas y deshabitadas son numerosas. La localidad ha perdido residentes en las últimas décadas.
Tras los últimos sucesos, las familias que tienen en Vélez su segunda residencia temen perderla por la okupación. «Nos volvemos a casa después de las vacaciones. Esta vivienda ha pertenecido a mis padres durante más de 50 años, he pasado aquí mi infancia y ahora me arriesgo a que cualquiera la quiera hacer suya. En una de las casas del pueblo en las que entraron destrozaron todos los recuerdos y yo no quiero que me pase lo mismo», lamenta una veleña.
El Ayuntamiento ha aconsejado a los propietarios de las viviendas deshabitadas a instalar alarmas y tapiar los accesos. El pueblo espera que la Guardia Civil intensifique la vigilancia para que no haya más conflictos con los okupas.
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