700.000 kilos de comida y sólo 20 manos
Apenas una decena de voluntarios jubilados sostienen el Banco de Alimentos de Motril. Mientras que en los años mas duros de la crisis las familias nacionales eran las más necesitadas, ahora son los inmigrantes los que más ayuda reciben en la Costa
Mercedes Navarrete
Domingo, 25 de septiembre 2016, 00:10
Cuando el estallido de la crisis sorprendió a toda España, en el Banco de Alimentos de Motril pedían desesperados comida, furgonetas e infraestructura para poder ... atender a la llamada de las miles de familias que se quedaron en paro en la comarca. Pero ahora no es comida ni más furgoneta lo que necesita esta ONG. La maquinaria está engrasada y al Banco de Alimentos llegan alimentos de sobra para ayudar, gracias a los más de 700.000 kilos que donan las empresas de la comarca. Lo que no tienen ahora son manos que repartan esta ayuda.
Apenas una decena de voluntarios fijos sostienen la estructura en la Costa del Banco de Alimentos de Granada, que realiza un trabajo titánico para ayudar a más de 4.500 familias a través de las cuarenta asociaciones beneficiaras que reciben los alimentos. Y con 20 manos no se da abasto para recoger los alimentos en las empresas, organizarlos en las cámaras, preparar pedidos...
«Se supone que yo lo que tendría que pedir en el periódico son alimentos, pero es que gracias a Dios no nos faltan, las empresas de la Costa son muy solidarias y también recibimos de la Junta, les estamos muy agradecidos. Lo que necesitamos son voluntarios que se comprometan», explica con su amplia sonrisa Antonio Maldonado, que a sus 74 años es el delegado del Banco de Alimentos de Granada en la Costa.
En la capital granadina, los estudiantes de Universidad son una fuente inagotable de colaboradores para el Banco de Alimentos, «pero aquí en Motril nos cuesta más conseguir jóvenes», asume Maldonado, que hace un llamamiento a la solidaridad de los que puedan compartir su tiempo con los demás unas horitas por la mañana. Las manos fuertes para cargar cajas no les faltan porque periódicamente de la prisión de Albolote les envían personas que realizan trabajos en beneficio de la comunidad. Pero en la sede necesitan voluntarios fijos, que conozcan el funcionamiento del Banco.
En 'plantilla'
«Que no se asuste que no vienen a cargar, igual les toca escribir, tareas administrativas, organizar pedidos», apunta el 'jefe', al que ni la cardiopatía ni el cáncer que ha sufrido le apartan de su labor solidaria. «Yo lo hago por creencias religiosas, pero las motivaciones para ayudar pueden ser otras muy distintas. Es muy gratificante», anima Antonio. En 'plantilla' la ONG en la Costa tienen más voluntarios, pero a la hora de la verdad, los que se pasan algún día de la semana de manera fija son apenas diez. Y todos jubilados que soportan estoicamente los 'maratones' de trabajo en momentos como 'La Gran recogida'. «Muchos tienen nietos y responsabilidades aunque estén jubilados y también fallan», añade Antonio que hace así un llamamiento para conseguir nuevos colaboradores.
Y es que en Motril necesitan más manos que en otras delegaciones porque son los que más frutas y verduras mueven y al ser perecedero su producto 'estrella' necesita que se manipule con agilidad. Tan solo en el primer semestre del año, el Banco de Alimentos ha repartido 176.346 kilos de frutas y verduras donadas por las empresas hortofrutícolas de la Costa. Esta delegación es así la despensa de frutas y verduras de toda la provincia. «Aquí nada se pierde, lo que no se queda en la Costa, se mueve a Granada o a otros puntos», advierte Antonio.
En cuanto al perfil de las personas que reciben los alimentos, ha cambiado con respecto a los primeros años de la crisis. Así, ha bajado la demanda de familias nacionales, a las que ayudaban a través de organizaciones como Cáritas y ahora es Motril Acoge, la ONG que más comida les solicita para abastecer a familias inmigrantes.
«Hay días en los que se acumula el trabajo, por ejemplo nos acaban de llamar que entra un palé de caldos que caduca en octubre, lo tenemos que repartir muy rápido», explica Maldonado, que sueña con que Motril consiga una nave más grande, un viejo compromiso del Ayuntamiento. Pero sobre todo, lo que le quita el sueño es el personal. «Tenemos solo dos conductores, nos fallan más que las escopetas», bromea. No es el caso de Pepe García, de 73 años y el 'chófer' encargado de recorrerse las las corridas de frutas que no le ha dado «ni un roce» a la furgoneta en todos sus años de voluntariado. O de Amalia Rodríguez, José Miguel Rodríguez y Pablo Rotella, voluntarios al pie del cañón que bromean con que no les dejan faltar al trabajo. A buen seguro de que sus nietos podrán presumir de que el abuelo trabaja en el mejor de los bancos.
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