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Playa Granada, una zona 'señorial' del litoral motrileño.
La importancia del espacio en la arena

La importancia del espacio en la arena

Las nuevas edificaciones y el cercano campo de golf ponen el calificativo de 'señorial' a la zona

andrés cárdenas

Lunes, 18 de agosto 2014, 00:43

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Un día, una señora me paró cuando paseaba con mi perro y me preguntó si yo era Andrés Cárdenas el que trabajaba en IDEAL. Le dije que sí con el pecho hinchado de orgullo porque creí que me iba a decir que me conocía por mis escritos. Pero lo que me dijo fue:

-Mire, es que quiero que me haga un favor. Estoy coleccionando la vajilla que da el periódico y me falta el plato hondo. A ver si usted me lo puede conseguir.

Me dejó más planchado que un lenguado de Carchuna. A finales de julio, una señora que tomaba el sol en una playa, al presentarme y decirle que era Andrés Cárdenas, espetó con cierta emoción:

-¡Anda!. ¿usted es el que habla en la radio? ¿El de 'Levántate Cárdenas'?

Por eso el otro día, cuando una chica joven y guapa me preguntó en playa Granada, justo enfrente de la finca Astrida, si yo soy Cárdenas, con un poco de mosqueo le pregunto si se refiere a mí o al de la radio.

-No, no, me refiero a usted -me dijo que seguridad-. Es que en mi familia a todos nos gusta como escribe. Sobre todo a mi padre. ¿Puede darme un autógrafo?

Entonces me pongo más 'colorao' que un tomate con varios días cortado de la mata. La chica se llama Rocío Lasarte y veranea por allí con su familia desde hace años. Me gusta que me reconozcan (sería hipócrita decir otra cosa), pero también me producen un gran rubor las alabanzas a mi persona. Yo digo como aquel rey, creo que fue Felipe IV, que dijo a un grupo de cortesanos: «No me gusta que me alaben, pero sigan, sigan, por favor». Rocío va acompañada de sus primos Miguel y Alejandro, que son músicos (fagotista y trompetista) y grandes lectores, según me indican, lo que me hace concebir esperanzas en el futuro de los libros, a la vez que me permiten desmentir esas estadísticas que indican los bajos índices de lectura en la juventud actual. ¡Ánimo chicos!

Al final voy al maletero de mi coche, cojo uno de mis libros (el de las crónicas alpujarreñas) y se lo regalo a Rocío con una dedicatoria. ¡Qué menos!

Elegir el sitio

Don Juan, aquel chaman mexicano que protagonizaba los libros de Carlos Castaneda en los años setenta, cuando daba lecciones a sus discípulos lo primero que hacía era invitarles a buscar el sitio de la habitación donde querían sentarse. No es cuestión baladí tener un sitio preferido donde poner las posaderas. Incluso en la playa. La intuición nos indica que inconscientemente tendemos a elegir un lugar donde situarnos en cualquier escenario. Y que esa ubicación no es neutra. Nuestros antepasados colocaban las sillas y las camas en sitios en donde entrara menos frío o hiciera menos calor. Esa sensibilidad por el espacio ha desaparecido en nuestra sociedad, ya que hoy disponemos de avances (calefacción, aire acondicionado.) que permiten que cualquier lugar sea bueno.

En Playa Granada es importante elegir un sitio para pasar la mañana o la tarde. Quienes han encontrado el suyo son Jesús y su familia. Ellos son de Madrid y prefieren el césped que hay en las inmediaciones de la ensenada a pisar la arena.

-Aquí estamos estupendamente. No nos hace falta ni sombrilla. Tenemos esta palmera y ni siquiera hace falta estar pendiente de ella para que no se la lleve el aire -cuenta Jesús señalando la palmera datilera que los acoge-.

Playa Granada es la única en la Costa que tiene zonas de césped para que los bañistas puedan elegir el lugar donde tumbarse. A ella llego cuando la mañana marca la hora del almuerzo. Aparco en las inmediaciones de la finca Astrida, ese 'Gibraltar' motrileño que fue residencia de los reyes Balduino y Fabiola. Allí murió Balduino de un ataque al corazón mientras leía junto a la piscina una novela de George Simenon. Hoy la villa carece de vida (se dice que un sobrino de la reina va de vez en cuando), aunque las instalaciones siempre están en perfecto estado de revista. La finca tiene adosada hoy su polémica, porque cada vez son más los motrileños que opinan que aquellas instalaciones cedidas a los monarcas belgas para que pasaran allí sus vacaciones podrían ser más útiles para el pueblo. Los reyes daban empaque a Motril al tiempo que le venía bien para sus proyectos turísticos en la zona. Pero ya que Balduino ha muerto y Fabiola no viene (no lo hace desde hace cinco años), la enorme finca tendría más utilidad si estuviera abierta con una finalidad concreta. Por cierto. ¿pagará la finca Astrida el IBI al Ayuntamiento de Motril?

Los chiringuitos

El segundo sitio que se puede elegir está en torno a dos chiringuitos señeros que están de moda: Los Moriscos y el Oleaje. Allí me encuentro con Antonio Villegas, un granadino que lleva nueve años veraneando en Playa Granada. Todo lo que dice Antonio de la playa son piropos. Es la playa granadina que ha experimentado un mayor auge, al amparo de las nuevas viviendas (no hay construcciones mamotreto) habitadas por familias de clase media-alta. También es la parte del litoral más cercano a Granada.

-El que haya un campo de golf, el único que hay en la costa, y muy buenos restaurantes de pescado como el Fabiola, el Roberto y La Pesquera, están haciendo de este sitio que sea especial en la costa. Eso sí, en invierno está esto más solo que la una -explica Antonio-.

En Los Mariscos pruebo una de las tapas estrella, hecha con tomates cherry, morcilla y pimiento rojo con cebolla. El cocinero se llama Ibrahim, es de Marruecos y me comenta que lo mejor que le sale es el arroz negro, porque hace el fumé lo mismo que se hace en el Mediterráneo desde hace siglos.

-En la gastronomía no hay que inventar nada, solo recordar lo que fuimos -reflexiona Ibrahim, que no tiene permiso de sus jefes para enseñarnos la cocina, seguramente porque es allí donde guarda el secreto de sus recetas-.

El tercer sitio donde elegir en Playa Granada está en las inmediaciones del Robinson, un moderno y remodelado hotel cuatro estrellas que hace muchos años era el preferido de los germanos, por lo que a aquel lugar es conocido como 'La playa de los alemanes'. Y si alguien en playa Granada te manda a tomar viento, no es un insulto sino que te está sugiriendo que practiques el kite-surf, una modalidad en la que se combina el surf y el parapente, por lo menos así lo veo yo. Quien lleva el negocio se llama José, tiene 25 años y es de Cádiz, por lo tanto, un experto en vientos. José lleva cinco años por Playa Granada y nos cuenta que esta modalidad del kite-surf es pionera en nuestra costa. Practicarla, aunque no me acuerdo bien de los precios, creo que cuesta 10 euros la hora. Lo digo por si alguien se atreve.

Quién no se atreve soy yo, que nada más hablar con José de Cádiz y de deportes náuticos decido irme de Playa Granada con viento fresco.

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