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Vista parcial de la playa de Melicena, en Sorvilán.

La ensenada a donde llegó San Patricio

Los invernaderos han convertido esta parte de la costa granadina en un vivero de supervivencia

ANDRÉS CÁRDENAS

Viernes, 15 de agosto 2014, 00:47

Siempre, en las épocas de crisis, como la actual, hay instituciones que sufren grandes cambios. Una de esas instituciones es la familia. En esta institución ... bendita han comprobado los sociólogos que en estos últimos tiempos los yernos no aman a las suegras, más bien las odian; los padres no entienden a los hijos, más bien los soportan; los hijos no saben cómo emanciparse de los padres y, en el intervalo, los explotan; los hermanos se ignoran o envidian entre sí y las parejas de los hermanos, salvo excepciones, ni se hablan. El padre, antes cabeza de familia, ha perdido la gloriosa potestad (antes era al que guardaban la mejor fruta para el postre y ahora es el que se come los yogurt caducados) y la madre, paño de lágrimas de otros tiempos, se ha emancipado y dice que no quiere ser la criada de nadie, que cada perrillo se lama su pijillo. Y todo ello, en el caso de que unos y otros se encuentren lo bastante cerca como para reconocerse y saber quiénes son.

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