«Hay cortes todos los días, ya no nos queda a quien llamar o dirigirnos»
Los vecinos de Cartuja piden la unión de las administraciones para acabar con los problemas de suministro que ponen en peligro a los electrodependientes
A Paqui le tiembla el pulso mientras busca un pequeño aparato que mide la actividad del corazón de su marido. El dispositivo lleva tres horas ... sin funcionar, al igual que la máquina de oxígeno que Antonio necesita para respirar y el botón de emergencia que le garantiza la atención de una ambulancia de forma inmediata en su vivienda por los repetitivos infartos que sufre. «Esta situación nos va a costar la vida», señala la vecina de Cartuja afectada por los continuos cortes de luz que padece el bloque desde hace poco más de un mes. El suministro se interrumpe cada jornada desde el medio día y muchas veces no vuelve hasta la noche.
Viven en un octavo piso en el que quedan atrapados cada vez que esta situación se repite. «Hay cortes todos los días, ya no nos queda a quien llamar o dirigirnos», añade. No puede evitar que se le quiebre la voz. Guarda minuciosamente cada una de las facturas de la luz pagadas. Afirma que se ha dirigido a Endesa en numerosas ocasiones y que ha hecho la reclamación pertinente por la delicada situación de su marido, pero nadie le da una solución.
En el mismo bloque María Teresa cuenta que hace unas semanas no pudo acudir al cumpleaños de su nieta porque sin luz era imposible bajar siete pisos. El rostro se le humedece mientras pregunta en voz alta si acaso hay derecho a eso. La falta de luz impide también que pueda estar conectada a la máquina de oxígeno de la que depende horas, por lo que mira con impaciencia el reloj a la espera de que vuelva el suministro.
Día a día
A los inconvenientes que afectan directamente a su salud, se suma la dificultad de hacer frente al día a día sin electricidad. Muchas veces no pueden cocinar y tampoco subir a sus casas en ascensor. El aire acondicionado, los ventiladores o hasta la nevera y el congelador se han convertido en todo un lujo del que no disponen que hace que el verano se les presente cuesta arriba. «Esto no es vida», señalan.
El nerviosismo invade a cada uno de los vecinos, aunque también la indignación y el cansancio. Lo muestran sus rostros, motivo por el que piden la unión de las administraciones para acabar con un problema que golpea el barrio de forma histórica. Enseñan todos sus facturas mientras reclaman un derecho por el que pagan religiosamente.
La presidenta de la Asociación de Vecinos de Nueva Cartuja, Rosario García, asegura que están en «contínuo contacto» con el Defensor del Ciudadano y con la alcaldesa del barrio, Elisa Campoy, que «están al pie del cañón» para que las incidencias se subsanen en el menor tiempo posible.
Esta preocupación ha llevado al Ayuntamiento de Granada a plantear la instalación de sistemas de alimentación ininterrumpida (Sais) en viviendas de personas electrodependientes, una vía que los afectados ven con buenos ojos para dejar de poner sus vidas en juego cada vez que hay cortes de luz.
Los afectados confirman que las continuas interrupciones volvieron hace poco más de un mes y que hace un año aproximadamente se arregló el transformador del que dependen, por lo que no entienden lo sucedido. Temen que la situación se convierta en un infierno que ya vivieron veranos atrás, por lo que piden a Endesa que ejecute revisiones periódicas a los aparatos para que no se vuelvan a producir cortes. La compañía eléctrica, por su parte, explica que la interrupción de suministro está causado por un fusible fundido por la sobrecarga en el barrio. Asimismo, detalla que hubo un operativo policial contra el fraude masivo en la zona la semana pasada en el que se inspeccionaron 65 suministros con fraude.
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