El Corte Inglés anima el centro de Granada con un comercio tradicional que va «lento»
Los clientes reinauguraron el centro comercial de la Acera del Darro mientras que en el comercio de proximidad se consume despacio
El Corte Inglés abrió este lunes sus puertas como gran atractivo de la fase 2 y como revulsivo de las calles comerciales de Granada. ... Puntual, a las diez de la mañana, se reinauguró con un aplauso espontáneo de clientes y empleados. Ambos bandos jalearon a la normalidad. «Queríamos que abriese para comprar ropa», contaban Carmen madre y Carmen hija que fueron de las primeras clientas en reinagurar el centro comercial de la Acera del Darro.
En el Corte Inglés controla el aforo la puerta de manera automática y un empleado en cada planta de manera manual. «Hemos extremado las medidas de seguridad», indicó ayer Carlos Hernández, director de Comunicación y Marketing que explicó que caben unas 400 personas por planta y que la ropa se limpiará en una cabina de luces ultravioleta.
Hay un equipo de limpieza dispuesto a emplearse especialmente con los baños, los botones de los ascensores y las barras de las escaleras mecánicas, así como los datáfonos. Se han reincorporado el cien por cien de los trabajadores y ayer limpiaba con mimo cada uno su stand después del paso de los clientes, que no paraban de entrar pasando por el toque de gel.
Comercios a medio gas
Un cartel gigante en la calle Recogidas da las «gracias» a Granada y anuncia tienda en esta calle que ha necesitado toda una fase para resucitar. Se trata de Álvaro Moreno, una firma de ropa masculina que también está en Puentezuelas y en centro comercial Nevada. Es una raya en el agua dentro del paisaje de negocios cerrados y locales vacíos. Las calles comerciales del Centro se metieron ayer en fase 2 llenas de gente. Muchos más clientes por las aceras que dentro de las tiendas.
En Mesones, a media mañana, solo había ayer cola en una franquicia de ropa interior. Muchos comerciantes se afanaban en limpiar sus negocios sin compradores a los que atender. «Va todo muy lento. Las ventas van muy despacio», indicó María Castillo, presidenta de la Federación Provincial de Comercio y propietaria de la floristería Caladium en la calle Tejeiro, en la que cuenta que cierran muchas tiendas por la tarde porque no hay demanda suficiente.
«Los comerciantes han hecho su esfuerzo para sacar a los dependientes del Erte y está siendo complicado porque está el consumo parado», expresó la representante de los comerciantes que apuntó que la limitación del aforo enrarece el proceso de compra, que se tarda más con cada cliente y que los demás esperan en la calle sin ojear los productos, algo que se les hace más duro y menos entretenido. Aunque estaban reticentes, ya están de rebajas y aún así cuesta mucho llenar la caja cada día.
Los Zara y las tiendas grandes abrieron ayer ya sin limitaciones. En el de Reyes Católicos, la ropa ya estaba repartida por todas las plantas, mientras que en la fase 1 estaba concentrada en 400 metros. Todas las tiendas tienen carteles en la puerta donde explican sus medidas de seguridad y en una perfumería de Mesones atienden en un mostrador en la tienda para que no haya ni que pasar.
«Necesitamos una campaña de promoción, que la gente se anime a comprar en el comercio de proximidad que es el que sociabiliza. Las calles estaban tristes con las persianas bajadas y ahora es momento de que la gente vaya perdiendo el miedo», resaltó María Castillo.
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