Contaminación en Granada
«Los contaminantes se quedan atrapados cerca del suelo de la ciudad»La investigadora Sonia Castillo señala que factores como el tráfico, las calefacciones y hasta la quema de rastrojos en la Vega se unen a procesos de inversión térmica para provocar las altas concentraciones de partículas en el aire
La elevada concentración de agentes contaminantes como las partículas en suspensión o el dióxido de nitrógeno, entre otros, no es una sorpresa para quien se ... dedica a estudiar la calidad del aire en la capital granadina, en especial durante el invierno. Así lo certifica Sonia Castillo, investigadora del grupo de Física de la Atmósfera del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra. «Es habitual que lo que ha ocurrido pase todos los inviernos», señala Castillo, quien enumera un conjunto de factores que terminan por redundar en que respirar se vuelva un riesgo para la salud de los ciudadanos.
Uno de los más importantes es que el frío invernal, sumado a la orografía del terreno de Granada y la Vega, favorecen de procesos denominados de inversión térmica. «Al estar el suelo frío, el aire se mueve con más dificultad y se produce muy poco movimiento ascendente» del mismo, aclara la investigadora. Esto provoca que los agentes contaminantes se queden «atrapados en los primeros 200 o 300 metros» más cercanos al suelo, lo que redunda en altas concentraciones de estos elemetos.
Y son múltiples las fuentes de las que pueden proceder. La experta indica que, por ejemplo, durante el invierno «hay que tener en cuenta el efecto de las calefacciones», que vierten partículas a la atmósfera, además de la presencia continua de tráfico rodado y hasta la quema de rastrojos en la Vega, que ha sido intensa en las últimas semanas y cuyo humo termina por llegar a la capital granadina cuando el viento sopla del Este. A todo ello hay que añadir que durante las semanas álgidas de la Navidad se han vivido unos días de «estancamiento»: «no ha habido apenas vienta, ha hecho frío pero también sol, no ha habido lluvia suficiente... No ha habido nada que ayudara a limpiar la atmósfera», ejemplifica Castillo. «Es un cúmulo de circunstancias que se da a menudo en Granada en invierno», recuerda la investigadora, lo que en todo caso no quita peligrosidad a los elevados niveles de contaminación para la salud de los ciudadanos.
Sonia Castillo recuerda además que las altas concentrciones de partículas en suspensión no son el único foco de preocupación en este sentido, sino que también hay que tener en cuenta otros, como el dióxido de nitrógeno, que suponen un auténtico quebradero de cabeza. Se registra en volúmenes muy elevados en estaciones de medición como la de la zona Norte, en la avenida Luis Miranda Dávalos de la capital granadina.
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