Confirman la pena al ladrón de una casa de aperos en Granada que dejó restos de sangre
El caco fracturó la ventana para acceder al interior y se debió cortar con los cristales rotos
La huella del crimen es la huella del crimen, por mucho que se niegue su autoría. Y eso es lo que dejó un ladrón, con ... catorce condenas en su historia penal, que en días anteriores al 16 de julio de 2019, se dirigió al camino Alto de Los Molinos de Baza y robó varias herramientas en el interior de una caseta de aperos. Lo hizo tras fracturar el cristal de una de las ventanas, con el que se debió cortar, pues luego fueron hallados sus restos de sangre allí. Su acción le costará un año y ocho meses entre rejas.
Así consta en una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Granada que confirma la decisión del juez que enjuició el caso, el magistrado Manuel Piñar, de condenar a este 'caco' a un año y ocho meses de prisión por un delito de robo con fuerza en las cosas. No era la primera vez que se apropiaba de algo ajeno, pues cinco de las condenas de su historial son por otras sustracciones.
La sentencia del tribunal provincial, fechada a finales de mayo, recuerda que el juez, que es el titular del juzgado de lo Penal 1 de Granada, condenó al tipo tras considerar que, frente a su afirmación de que él no había sido, había pruebas de lo contrario.
Perfil genético
Así, además de la declaración del perjudicado sobre el robo sufrido en la caseta de su propiedad, resalta que existe un «informe de restos biológicos» que determinó que la sangre hallada en el interior del lugar se correspondía con la del acusado, «lo cual es suficiente para considerar acreditados los hechos objeto de acusación».
En este punto, los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia ensalzan que «frente a la mera negativa de hechos» efectuada por el ladrón, se observaron «cristales rotos» de la ventana en la caseta de aperos y restos de sangre, «sangre que corresponde con el perfil genético del acusado».
Lo único que se ha corregido del fallo es la indemnización que el juez había fijado para la víctima del robo, que era de 391 euros (el valor de las herramientas sustraídas). El motivo: el dueño de la caseta había renunciado a ser indemnizado durante la instrucción.
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