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El detonante de la agresión fue la insistencia de una de las víctimas en pedir al pinchadiscos de la discoteca que le pusiera una canción ... por la, es de suponer, que debía sentir una especial predilección. Al menos eso es lo que se deduce del relato de los hechos que recoge una sentencia de la Audiencia de Granada que condena a dos porteros de una sala de fiestas de la capital por haber propinado una paliza a dos clientes del establecimiento, que, para más señas, eran padre e hijo.
En concreto, el tribunal provincial –que ha ratificado un primer fallo dictado por un Juzgado de lo Penal– impone a cada uno de los acusados una pena de ocho meses de cárcel y les obliga a pagar una indemnización total de 11.293 euros a los perjudicados por las lesiones que sufrieron.
Según los procesados, uno de los perjudicados, concretamente el padre, estaba borracho y discutió y amenazó al disc-jockey por no 'pinchar' una tonada que le había solicitado. Además, y como quiera que el suceso ocurrió en agosto de 2021, esto es, en tiempos de pandemia, los vigilantes argumentaron que la discoteca tenía que cerrar a la una de la madrugada, tan y como habían dispuesto las autoridades competentes para frenar la expansión del coronavirus.
Por su parte, los damnificados admitieron que pidieron que sonase una canción determinada, pero negaron que lo hicieran de malas formas, sino «por favor», y desmintieron que estuvieran ebrios.
Sin embargo, y siempre según la sentencia, los encausados reaccionaron con violencia. «Sin mediar más palabras (...)se acercaron dos porteros, cogieron a mi hijo en volandas, se lo llevaron a la calle; yo salí detrás para decir 'oye por favor dejad a mi hijo', no me dio tiempo, empezaron a pegarle dos o tres personas;vinieron dos porteros más de los pubs de enfrente y empezaron a darle palos a mi hijo;yo me acerqué para decirles 'oye por favor dejad a mi hijo', me dieron dos golpes, me tiraron al suelo, y qué pasó, que yo estaba recuperado de un accidente de pelvis;caí de culo y ya no me pude levantar (...) y yo miraba cómo le pegaban a mi hijo... me vi impotente, patadas, puñetazos... hasta que llegaron dos hombres de paisano que se identificaron como policías».
Con matices, esta es la versión a la que la Audiencia ha otorgado credibilidad y, por tanto, ha confirmado las condenas de los porteros. « Contrariamente a lo alegado, no se aprecia la existencia de ninguna contradicción entre las declaraciones de los denunciantes».
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