Un mes de socavones y reparaciones por las obras de un túnel bajo la autovía
Los trabajos del paso ciclopeatonal dejan dos nuevos hundimientos, que mantuvieron en jaque la GR-30 todo el día
Después de estar la noche del martes al miércoles reparando y reforzando el firme de la autovía, la GR-30 se despertó el jueves doblada ... como un acordeón –en sentido Jaén– y con un socavón de gran profundidad –en sentido Motril–. La calzada había vuelto a ceder como si fuese de mantequilla. El motivo es el mismo que trae de cabeza a los que ejecutan las obras del carril ciclopeatonal entre Armilla y Granada desde hace ya un mes. Al meter un túnel debajo de la carretera, ésta se va deformando porque la capa inferior no era tan resistente como se pensaba.
Los problemas comenzaron a principios de noviembre. Los badenes en la parte superior de la autovía fueron dando buena cuenta de la presión que ejercía el cajón de hormigón que estaban metiendo por debajo. Al penetrar la vía por debajo con la llamada 'hinca', el techo del túnel movía el suelo de la autovía. Presionar sobre una carretera terminada hace más de 30 años no iba a salir como se había planeado. Desde que empezaron los deslizamientos la Consejería de Fomento, responsable de la obra del carril peatonal, ha realizado intervenciones de reparación de la calzada.
Los conductores se encontraron ayer con dos carriles cortados por nuevos imprevistos. Un resalto y un socavón pusieron en jaque durante todo el día a la GR-30. Desde Fomento organizaron rápidamente las obras de reparación. Hasta las 23.00 horas de anoche la GR-30 no recuperó el normal tránsito de vehículos en sentido Motril, mientras que en la calzada sentido Jaén se completaron refuerzos de firme en tres carriles hasta las 6.00 horas de esta madrugada. Toda esta operación generó grandes atascos a lo largo de la tarde, sobre todo en sentido Motril, con colas que se alargaron prácticamente por toda la circunvalación de Granada.
A principios de noviembre se produjo el primer badén significativo. Tanto, que a mediados de mes, desde Fomento decidieron interrumpir los empujes del cajón bajo la autovía hasta que no estuviese reforzado el firme. Entonces inyectaron arena en la zona debilitada y realizaron otras tareas para poder seguir con los trabajos.
La operación final de refuerzo de la autovía fue durante la noche del 28 de noviembre al 29. Parecía la operación definitiva aunque este jueves se produjeron las deformaciones más notables hasta ahora. Además de reforzar el firme se reanudaron las tareas de meter el cajón de hormigón, algo que 24 horas más tarde tenía otra vez sus consecuencias negativas y más que evidentes en la autovía.
A pesar que desde la Consejería de Fomento habían tomado las precauciones pertinentes, la autovía se venció ayer en estas tareas de encaje del cajón bajo la GR-30. Al menos, las tareas de introducción de la hinca han terminado, según fuentes de Fomento. «Los trabajos de hinca y empuje del cajón han alcanzado su hito definitivo. Ya está toda la extensión del cajón introducido bajo la autovía (50 metros de separación entre uno y otro extremo, es decir, del lado del centro comercial Nevada hacia el lado del PTS)», indicaron.
Además de la reparación de los dos carriles deteriorados desde la Consejería de Fomento apuntaron que se seguirán efectuando inyecciones de material, desde el interior del cajón, en la zona entre los micropilotes y la losa superior del marco (terraplén de la autovía), para mejorar la capacidad de la carretera.
Meter una estructura
Debido a las altas intensidades de tráfico que soporta esta circunvalación, se optó por el método constructivo de cajones hincados para la ejecución del primer paso inferior, al tratarse de un sistema que minimiza los cortes de tráfico y las afecciones a la A-44. Este método consiste en realizar la estructura íntegramente fuera de la plataforma de la carretera y, posteriormente, mediante una fase de excavación y otra de translación simultánea, se sitúa la estructura en su posición definitiva.
La sección será de cinco metros de anchura para albergar tanto la vía para uso ciclista como una segunda calle para el tránsito peatonal, con una anchura de 2,5 metros para cada uso. Las bicicletas convivirán con los peatones en carriles que discurrirán de manera paralela. La pendiente del trazado no supera nunca el 6 por ciento y la anchura nunca será inferior a los 2,5 metros, por lo que se cumplen los requisitos para considerarla una vía ciclopeatonal accesible para todo tipo de usuarios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión