La marcha del Orgullo en Granada, reivindicativa y con mucho humor: «¡Viva Franco, viva Franco... Battiato!»

La primera parte de la jornada 'arco iris' consistió en una marcha que recorrió toda la Gran Vía hasta desembocar en la Plaza del Carmen de la capital, donde, tras los discursos de rigor, comenzó una verbena muy animada que se prolongó hasta el anochecer.

Lo mejor, además de la felicidad que derrochaban los asistentes, fue su sentido del humor siempre políticamente incorrecto, que es el más saludable y también el más corrosivo..., en particular para los que abominan de estas movidas, que últimamente están muy empeñados en 'guerrear culturalmente' contra las gentes LGTBI. Ante eso, los manifestantes opusieron risas, cachondeo y sarcasmos a mansalva.

En este sentido, los integrantes de una avanzadilla que iban a bordo de un Golf descapotable y de color azul, no se cansaron de lanzar la siguiente consigna a grito pelado: «¡Viva Franco! ¡Viva Franco!», unos vítores que, en un primer instante, generaban estupor y conmoción. Pero solo había que esperar un instante para que brotasen las carcajadas: «¡Viva Franco... Battiato!», en alusión al universal cantante y músico italiano fallecido hace un año. Este Franco, no el dictador de infausto recuerdo, era homosexual y compuso himnos como 'Centro de gravedad permanente', 'Quiero verte danzar' o la evocadora 'Perspectiva Nevski'.

El 'Viva Franco Battiato' es el estribillo de una canción del grupo granadino Modelé Fatale y lo han cantado junto a Niños Mutantes. Todo un 'hit'.

Por cierto, que Modelé Fatale fue uno de los grupos que actuó en la Plaza del Carmen tras la finalización de la 'manifa'. El resto del cártel fueron Kika Lorace, Los Bomberos.

Antes de los conciertos, el actor y creador Manuel M. Mateo ofreció un homenaje a Federico García Lorca. El artista sufrió lo suyo, porque los penúltimos rayos del sol impactaban directamente sobre él y a punto estuvo de derretirse. Pero se lo tomó con humor. «Estoy más seco que la lengua de un 'yesaire'», informó al respetable, que, para su suerte, ya disfrutaba de la sombra y de una barra que ofrecía bebidas frescas.

En la marcha, impulsada por el Ayuntamiento y la Diputación, también destacó la presencia de una bandera gigante con los colores del arco iris y de un autobús de dos pisos –también descapotable y de color azul– que iba ocupado, entre otras personas, por un alborotado y divertido grupo de 'drag queens' que mojaban a los mirones con pistolillas de agua (un detalle que se agradeció).

Cuando al autocar alcanzó la plaza del Ayuntamiento, la megafonía estalló con el 'A quién le importa' de Alaska y Carlos Berlanga, el himno ya oficial de la comunidad LGTBI –y de millones de aficionados a la música–. A pesar del calor, que se resistía a dar una tregua, los aledaños del Consistorio se convirtieron en una agitada pista de baile.

Previamente, dos jóvenes había leído el manifiesto del orgullo, un comunicado en el que el colectivo reclamó con insistencia algo tan básico como el respeto a los derechos humanos.

Conscientes de que corren malos tiempos para la lírica, criticaron también el comportamiento de la extrema derecha.

En esta línea, Francisco Cuenca, el alcalde de Granada, se felicitó para la recuperación de la fiesta tras las restricciones que impuso la pandemia del coronavirus, pero alertó de que no se puede cejar en la lucha para que los derechos conseguidos no sean abolidos.

Ya el pasado día 29, hubo otra manifestación alternativa en la capital que estuvo encabezada por un eslogan que decía «Frente a su odio, nuestro Orgullo. ¡Ni un paso atrás!».