Científicos y voluntarios elaboran el mapa más preciso de la contaminación del aire en Granada
Un proyecto de ciencia ciudadana de la UGR y el IAA analiza las partículas en suspensión en más de 3.200 puntos de la ciudad y censa 5.000 árboles de la calle
Inés Gallastegui
Granada
Viernes, 27 de junio 2025, 23:26
Un proyecto de ciencia ciudadana –coordinado por científicos pero realizado por voluntarios– ha medido la contaminación de Granada con sensores fijos y móviles en 3. ... 200 puntos y ha analizado más de 5.000 árboles de la ciudad para evaluar su capacidad para mejorar la calidad del aire urbano. Sus conclusiones no son aún definitivas –las presentarán a fin de año–, pero ya confirman dos hechos de los que las autoridades de Granada, la tercera ciudad más contaminada de España, deberían tomar nota: las dos estaciones fijas con las que actualmente se diagnostica la calidad del aire que respiramos son claramente insuficientes y la masa arbórea –muy disminuida por la eliminación de ejemplares adultos– no logra contrarrestar el intenso tráfico de la capital.
El proyecto Ciudades Sostenibles, Ciudades Respirables, que comenzó en 2023 y sigue en marcha, cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y de 25 voluntarios de la ONG Acción en Red. Recibe además apoyo de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía, que coordina la Fundación Descubre de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía.
Sensores fijos y móviles
El responsable del proyecto, el investigador del IAA Juan Carlos Gómez, resalta la importancia de estas investigaciones participativas: «Por un lado, la ciencia ciudadana tiene un gran valor en la educación ambiental y el empoderamiento de la ciudadanía, que adquiere conocimientos para comprender problemas que le tocan de cerca. Y por otro, la participación de voluntarios nos permite expandir muchísimo nuestros estudios: ahora mismo el Ayuntamiento maneja los datos de dos estaciones de medición, las de la Zona Norte y el Palacio de Congresos; nosotros hemos tomado datos de 3.200 puntos por toda la ciudad, y eso solo lo puedes hacer si tienes mucha gente recogiéndolos».
Los científicos apuntan que sus resultados son peores –y más realistas– que los que reflejan los paneles del Ayuntamiento
Los datos se han reunido a partir de sensores fijos y móviles ubicados en diferentes lugares de la capital. Los medidores fijos identificaron los momentos del día en los que se producen más emisiones contaminantes, coincidiendo con los picos de intensidad del tráfico rodado. Los sensores en funcionamiento permanente se encuentran en la sede del IAA, en la zona sur, y en la ETS de Informática y Telecomunicación, en la zona norte, pero también se hicieron campañas puntuales en el CEIPCristo de la Yedra, en la Fuente de las Batallas durante la Feria del Libro y en el IES La Madraza.
Respecto a los sensores móviles, son una adaptación de los desarrollados por la red internacional Sensor.Community que miden la concentración de partículas en suspensión (PM 2,5 y PM 10), producidas por el tráfico, las calefacciones, la industria, las quemas agrícolas o eventos climáticos como la calima.
Los voluntarios participantes en el proyecto llevaban en sus recorridos urbanos los sensores en mochilas y en sus móviles una app desarrollada por una investigadora de la UGRcapaz de recoger, medir y localizar en tiempo real los valores de contaminación, temperatura, humedad y presión. En total, se han recopilado 3.244 registros georreferenciados en diferentes barrios de la ciudad hasta mayo de 2025.
El muestreo revela que hay muchos árboles jóvenes, menos eficaces en la mitigación de la contaminación atmosférica
En paralelo a la medición de la contaminación atmosférica, los voluntarios realizaron un muestreo de la infraestructura verde de la ciudad y recopilaron datos de un total de 5.025 árboles de calle –en alcorques, no en jardines ni parques–, entre ellos la especie, la edad, el porte, la distancia a la fachada y entre ellos, la necesidad de podas o la presencia de plagas.
El mapa provisional de la contaminación señala, por un lado, grandes desigualdades entre unas áreas y otras, con puntos negros en la Zona Norte, la Chana, el Centro y el borde oeste de la ciudad, junto a la GR-30. Pero sobre todo, advierte Juan Carlos Gómez, demuestra que «hay una gran variabilidad y que es peligroso sacar conclusiones con los datos de dos estaciones de medición». Los paneles del Ayuntamiento que vemos en la calle, subraya, no reflejan la contaminación «tan severa» que existe en la avenida principal de La Chana o junto a la circunvalación.
Árboles pequeños
Por su parte, los datos del censo de árboles todavía están siendo analizados estadísticamente y no hay conclusiones definitivas, pero los resultados preliminares indican que hay un alto porcentaje de ejemplares jóvenes, de reciente plantación, y que más de la mitad tenían copas medianas o pequeñas, lo que implica una menor capacidad para absorber CO2 y atrapar partículas contaminantes de la atmósfera. El trabajo, señala Gómez, «refleja las recientes intervenciones del Ayuntamiento, que ha retirado árboles antiguos, de gran porte, y ha plantado en su lugar árboles nuevos, que dan menos sombra y tienen menos capacidad de amortiguar la contaminación».
Una de las zonas de contaminación más intensa es la del Parque García Lorca: el espacio verde se ve «sobrepasado» por la intensidad del tráfico en sus cercanías
En cuanto a la correlación entre ambos grupos de datos –polución y árboles–, aún es pronto para sacar conclusiones, pero Gómez apunta un dato inquietante: «Una de las zonas de contaminación más intensa es la del Parque García Lorca». Es decir, este espacio verde se ve claramente «sobrepasado» por la intensidad del tráfico en sus cercanías.
El proyecto está cofinanciado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), la Fundación Ibercivis, precursora del Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, el Instituto de Academias de Andalucía, la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, la Sociedad Andaluza para la Divulgación de la Ciencia y la ONCE Andalucía.
Un problema de salud ambiental y humana que exige medidas
Una vez terminada la investigación los autores trasladarán sus conclusiones a la sociedad y al Ayuntamiento. «El problema de la contaminación y sus repercusiones en la salud de las personas exige tomar medidas. La Zona de Bajas Emisiones, que apenas va a quitar el 4% del tráfico de la capital, es claramente insuficiente», concluye Juan Carlos Gómez, coordinador del proyecto. Su objetivo es que el informe final «sirva como herramienta de sensibilización ciudadana sobre la importancia de una infraestructura verde adecuada frente a los retos del cambio climático».
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