Un chaval rapea en el banquillo de los acusados al pedirle el juez Calatayud que mostrase su talento
Preguntado por la calidad de la actuación, el magistrado no quiso mojarse: «Ha cantado como todo los raperos».
El magistrado Emilio Calatayud, el juez de Menores más veterano de España, suele afirmar que su especialidad no se parece a ninguna otra, que es ... una inagotable fuente de sorpresas que ahoga la mala hierba del aburrimiento. Lo que no dice el popular jurista es que él es, en gran medida, el culpable de que la jurisdicción de Menores sea distinta a las demás. Sus sentencias (jurídicas y verbales) no dejan indiferente a nadie, lo que unido a su don de gentes han hecho de él un fenómeno de masas (o casi).
Prácticamente todo es posible en el tribunal de don Emilio, que es como le llama cariñosamente todo el mundo. Hace unos días, sin ir más lejos, la sala de vistas del Juzgado de Menores 1 de Granada se convirtió en el escenario de un improvisado recital durante unos segundos. El caso no tenía demasiada enjundia penal, pero, justo antes del 'visto para sentencia', llegó el regalo. Calatayud, como tiene por costumbre, preguntó al joven que a qué se dedicaba. El adolescente respondió que le gustaría ser rapero, que se le daba bien rimar y que creía que podría tener futuro juntando versos musicados.
El juez le invitó entonces a que enseñara su talento en vivo y directo. El chico aceptó el reto y se puso a rapear en el banquillo de los acusados. El argumento:la vida en la calle, la posibilidad de la redención...
Preguntado por la calidad de la actuación, Calatayud no quiso mojarse: «Bueno, ha cantado como todos los raperos», fue su escueta crítica, que no se sabe si es favorable o no.
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