La CGE entrega sus premios ADN Empresarial

Como apoyo al talento de los jóvenes, se otorgó un premio al mejor expediente ADE, que fue para Ricardo Sánchez, y se lo entregaba, en nombre del Colegio de Economistas, Pedro Barrilao, director del master eMBA.

Hubo también una mención especial, que entregaba la secretaria general de la CGE, María Vera, y que recogía Ángel Guzmán, presidente de la Comisión de Desarrollo Provincial, en nombre de las ocho organizaciones territoriales que la conforman, repartidas por el Altiplano, Loja (ALCI), Ribera Baja del Genil (ACEM), Costa Tropical (AECOST), Río Monachil (Regamán), Huéscar, Guadix y la estación de esquí de Sierra Nevada.

El premio ADN Empresa recayó en la cooperativa La Palma, que preside Pedro Ruiz y que tiene muchos méritos para ser la elegida como su apuesta por la innovación y la sostenibilidad, con más de setecientos agricultores asociados y 470 trabajadores. Con él, en el escenario, Concha de Luna y Joaquín Rubio, vicepresidentes de la CGE.

También son vicepresidentes Marichu García Trejo y José Antonio Lucha, encargados de entregar otro galardón. Veinticinco años de premios Duque San Pedro de Galatino, una de las citas más relevantes del calendario de celebraciones empresariales ha sido el motivo de conceder el ADN Iniciativa a la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, representada por su secretario general –y creador de la idea– Antonio García.

Por cierto que los premios que se entregaban son una creación exclusiva de Arte Salarich, estudio de artesanía de Baza, y allí estaba Simón Maestra, que fue máximo responsable de la Asociación de Empresarios del Altiplano. Y también estaban otras muchas personas vinculadas a la empresa y a las asociaciones.

Completaba el panel de distinguidos Isidro Moleón, presidente de la Asociación de Empresarios de Asegra, la primera organización empresarial de nuestra tierra, fundada en 1967 y que hoy es el único polígono empresarial andaluz con Bandera de Calidad. Lo recibía del presidente de la Confederación Granadina de Empresarios de Granada –también de la Cámara de Comercio y de Cepyme, no lo olvidemos–, Gerardo Cuerva.

Él fue el encargado de cerrar el acto con un discurso en el que no dudó en abogar de nuevo en la defensa de la empresa, de la libertad de ser empresario, de emprender y del libre mercado. «Es más necesario que nunca», porque, en su opinión «en la reciente historia de España no nos habíamos enfrentado a unas políticas tan contrarias a la empresa y, por tanto, tan contrarias al progreso de la sociedad», resaltando que, con ello, «los signos de debilidad de la economía española y de pérdida de competitividad ya se detectan».

Con palabras rotundas, Cuerva reivindicó el asociacionismo y felicitó a los premiados y tanto a ellos como al resto de asistentes, pidió «que sigáis conjugando ilusión y realidad, sin dejaros vencer por las obvias dificultades», y sintiendo un orgullo «que no es arrogancia, sino el legítimo sentimiento de quienes nos sentimos útiles».

Ese era el objetivo de la gala y se consiguió, a tenor de lo que allí se pudo escuchar: poner en valor al tejido empresarial y, con ello, el futuro de Granada.