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Así se anegaría la zona del PTS. IDEAL

El Centro y el PTS son las zonas más expuestas a una inundación en caso de gota fría

El Ayuntamiento añade al plan municipal ante riesgo de inundaciones una simulación de lo que sucedería en ambas zonas en el peor episodio de tormenta

Javier Morales

Granada

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Martes, 22 de octubre 2019, 13:25

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En Granada ya no hay término medio: el invierno sucede al verano casi sin margen para el otoño. Y en esta transición abrupta, términos meteorológicos que antes apenas se dejaban escuchar por la provincia -gota fría, Dana...- empiezan a hacerse familiares para los granadinos. Ante la probabilidad de que una tormenta de especial magnitud pueda desbordar los ríos y anegar las calles de la ciudad, el Ayuntamiento, en colaboración con el servicio de Protección Civil, Bomberos y el resto de cuerpos de seguridad, ha actualizado el plan de actuación municipal por riesgo de inundaciones. La principal novedad es una proyección de lo que sucedería en un episodio de este tipo en las dos zonas más inundables de la capital, el Centro y el Parque Tecnológico de la Salud (PTS).

Ambos son puntos críticos. El Centro queda acotado por el Darro y el Genil, mientras que el PTS ha crecido paralelo al río Monachil y está cruzado por el Barranco Hondo, que transcurre soterrado. Este barrio, además, alberga uno de los principales puntos de interés para la ciudad en caso de emergencia, el hospital, de ahí que merezca especial atención en los planes contra anegaciones.

Vídeo. Así se inundaría la zona del PTS en el caso de una tormenta perfecta.

Los técnicos han calculado, teniendo en cuenta la morfología de las vías de ambas zonas, qué calles se inundarían y hasta qué altura en el caso de una gran tormenta. Estas proyecciones se elaboran a partir de un análisis de la probabilidad de que este fenómeno ocurra, al menos una vez en los próximos 100 y 500 años, dirigido por el responsable de asesoría técnica de Protección Civil, Sergio Iglesias.

En el caso del PTS, a un siglo vista hay probabilidad de que se registre una inundación que anegaría las proximidades del río Monachil antes de su cruce con la autovía. Esta cuenca es la que «más preocupa». Se desbordaría el punto en el confluye con el Barranco Hondo, desde donde se extendería la inundación hacia las calles cercanas del Zaidín y, hacia el otro lado, al hospital y sus inmediaciones. El agua circularía hacia el centro comercial Nevada. En este periodo de tiempo, la inundación sería de bajo calado. En 500 años, las zonas inundables en el tramo urbano serían las mismas, pero con mayor nivel del agua. En la vega, el agua se expandería por el triángulo que conforman el municipio de Cájar, el río Monachil y la carretera de La Zubia.

Con respecto al Centro, la peor simulación, a 500 años, contempla inundaciones en el eje que va desde Puerta Real al Paseo del Salón, tanto por la Carrera de la Virgen como por la Acera del Darro. El agua se 'derramaría' por las calles más cercanas al río Genil, por Arabial y Camino de Ronda, toda la calle Recogidas y el barrio de la Magdalena. Sería una inundación extensa pero de poco calado, que se extendería por la red de saneamiento y podría causar problemas en bajos y parkings. No habría problemas con el embovedado del Darro, pues las rejillas ubicadas en Puerta Real evitarían un 'reventón' como el de 1951. Eso sí, si no hay obstrucciones importantes.

Prevención

El objetivo es que nada de esto ocurra. Por ello, los mecanismos de prevención sustentan el plan contra inundaciones en la tercera zona con más riesgo potencial de anegaciones de toda la cuenca del Guadalquivir. El concejal de Seguridad Ciudadana, César Díaz, asegura que «Granada está a la vanguardia de la prevención en materia de riesgo de inundaciones«. Más aún después de la revisión de este plan, incluyendo los modelos predictivos de Centro y PTS, lo que hace que la ciudad esté »más segura«.

A largo plazo, las medidas preventivas pasan por la coordinación de las administraciones, una planificación urbanística que tenga en cuenta los posibles desbordamientos y limite el uso del suelo en ellos... Como actuaciones periódicas, la formación a profesionales y ciudadanos, la limpieza de cauces e imbornales o la actualización de estos protocolos contribuyen a reducir el riesgo. En el caso del PTS, por ejemplo, los edificios 'clave', como el hospital o los centros de trabajo, deben contar con planes de autoprotección al día.

Y cuando la tormenta ya está encima, los sistemas de alertas han de anticipar la posible inundación. Por ejemplo, en el PTS habría un margen de hora y media entre que la lluvia empieza a 'apretar' hasta que el río Monachil se desborda en su confluencia con el Barranco Hondo. Se podría aprovechar para desalojar el parking del Nuevo Los Cármenes y preparar al hospital para una posible anegación.

Los 'laboratorios' pluviales de la Aemet y la propia ciudad permiten anticipar el diluvio y la hipotética inundación. En el caso del temporal del pasado mes de septiembre, cuando murió un hombre atrapado en un paso subterráneo de Almería, los cuerpos de seguridad granadinos recibieron el aviso con dos horas de antelación. Si un pluviómetro 'salta', envía un aviso por SMS a los efectivos con las recomendaciones concretas: prohibir acceso a pasos inferiores, dificultad de entrada a determinadas calles, etc.

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En el caso de los subterráneos, hay sensores que cuando sube el nivel del agua disparan una señal que prohíbe entrar a los túneles. El último en equiparse con este sistema es el de la carretera de Málaga, obra sufragada por Adif. También hay protocolos para manejar el cauce del Genil empleando la conocida como 'compuerta cero', la ubicada junto al hospital La Inmaculada.

Al margen de los planes, Sergio Iglesias ha destacado la importancia de la prevención individual. Sobra la información: cualquier ciudadano, a través de los medios, y de Internet, puede conocer cuándo se aproxima una tormenta y evitar así las zonas inundables, como parkings o pasos subterráneos. Sergio Iglesias pide evitar estos puntos: «Cuando uno vea un vado inundado nunca debe entrar». Si esto llega a ocurrir, el ocupante del vehículo debe salir por las ventanillas y permanecer en el techo hasta recibir ayuda. En caso de riada, con veinte centímetros de altura el coche 'pierde' 150 kilos de peso, «pasa a ser como un corcho sobre el río».

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