El Centro Provincial de Drogodependencias de Granada sigue enganchado a sus pacientes
El servicio ha tenido que reinventarse para atender telemáticamente a las más de mil personas que estaban tratándose de sus adicciones cuando estalló la pandemia
Los más de mil pacientes que atiende el Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) de Granada siguen desenganchados de sus adicciones gracias a que continúan enganchados, ... valga el trabalenguas, a sus terapeutas por vía telemática.
Como le ha ocurrido a la mayor parte de la sociedad, el estallido del Covid-19 ha obligado al CPD, cuya sede física está en el Hospital de San Juan de Dios, a reinventarse. Los responsables del servicio tenían meridianamente claro que por el coronavirus no podían romper el cordón umbilical que les unía a sus usuarios. Habría sido una catástrofe añadida. Así que se pusieron manos a la obra para conjurar ese riesgo. Y no les ha ido nada mal. La tarea no ha sido particularmente complicada, pero tampoco tan sencilla como chasquear los dedos, según explica Blanca Molina, la directora del CPD, desde su casa, donde está confinada y teletrabajando.
Periodismo y compromiso
El centro asistencial ya disponía de una aplicación que, entre otras funciones, permitía a sus especialistas conectarse con los usuarios a distancia, pero se utilizaba poco para ese menester. La terapia para ayudar a alguien a superar una toxicomanía consiste en un cara a cara entre el afectado y el experto. En esos encuentros importa tanto el lenguaje corporal como el verbal, cada gesto y cada palabra cuentan. Hacerlo a través de pantallas no es lo mismo, pero los profesionales del CPD han acabado por acostumbrarse a las sesiones de 'plasma'. Los pacientes también. Yde una forma muy satisfactoria, enfatiza Blanca Molina.
«Están emocionados y agradecidos. El hecho de que les llamemos para ver cómo van y continuar con el tratamiento les hace sentir que hay quien se preocupa por ellos. Hay que tener en cuenta que son personas que, por lo general, tienen vidas desestructuradas y ver que nosotros seguimos junto a ellos les emociona. Es algo que también le está pasando a los profesionales. Las personas que tiene adicciones graves suelen ser poco expresivas. No estamos habituados a que nos den las gracias y ahora lo hacen. Es bonito para todos», se congratula la directora del centro asistencial, que tiene una plantilla de 36 trabajadores, la mayoría de los cuales, 28, desarrollan su labor en las instalaciones de San Juan de Dios y el resto, en el barrio de Almanjáyar, Motril, Iznalloz y la prisión de Albolote. En un primer momento, el CPD intentó seguir con la atención presencial y redujo el número de citas para evitar que el coronavirus se extendiera entre los usuarios, que, como a nadie se le escapa, constituyen un grupo de riesgo. Esa situación duró poco. La declaración del estado de alarma obligó al Centro Provincial de Drogodependencias a cerrar su sede física y abrir la virtual.
Quizá la dificultad más compleja que tuvieron que superar los profesionales del CPD fue encontrar una fórmula para seguir dispensando metadona (un opiáceo sintético que se usa para que los adictos a la heroína puedan desengancharse sin temor al síndrome de abstinencia).
«Lo que hemos hecho es espaciar las citas en los centros de atención privada, que es donde se les entregan las dosis, para que no tengan que acudir con tanta frecuencia. Además, nos hemos coordinado con los educadores que atienden a las personas sin hogar que viven temporalmente en el Palacio de los Deportes para que también les llegue la metadona a los pacientes que tenemos confinados allí», detalla Molina. En resumen, que lo que parecía iba a ser una odisea, finalmente no ha sido demasiado lioso. El CPD sigue pasando consulta a sus usuarios, que era de lo que se trataba.
Y como no hay mal que por bien no venga, puede que la pandemia sirva para que aumente el número de ciudadanos que pidan ayuda al CPD para desengancharse. Un ejemplo: «El confinamiento obliga a los fumadores de tabaco a pensárselo dos veces antes de salir de casa para ir al estanco, porque, lo más probable, es que tengan que dar explicaciones a la Policía», relata Molina. La consecuencia es que ya hay muchos adictos a los cigarrillos que están intentado dar el paso para quitarse del todo. «La nicotina engancha más que la heroína», recuerda la directora del Centro de Drogodependencias de Granada, que atiende fundamentalmente a alcohólicos, cocainómanos y personas dependientes de la marihuana. Con Covid-19 o sin Covid-19.
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