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Relatos de verano

¿Celoso?

Luis maría lópez rodríguez

Domingo, 1 de agosto 2021

Le he cambiado el coche a un compañero de trabajo. De esta manera no me reconocerá fácilmente. He tenido la precaución de aparcar detrás de una furgoneta que me hace sombra. Desde aquí puedo ver perfectamente la entrada del hotel.

He calculado sus horarios de viaje y, después de esperar casi una hora, por fin los he visto pasar a mi lado, sonrientes, con la ilusión dibujada en sus rostros. Por la autovía ha sido fácil seguirlos, a veces iba yo delante, luego me dejaba pasar y los controlaba a distancia. Ha sido más problemático no perderlos en la zona de costa. Tanta glorieta me ha puesto de los nervios. De todos modos, parece que van a lo suyo y ni siquiera se fijarían si me tuviesen cerca.

Ahí entran, la lleva cogida de la cintura, casi tropiezan con las ruedas de la maleta. Se ríen. Se ríen juntos. Van casi abrazados. No puedo soportarlo.

Duele más que cualquier cosa. Como una herida punzante que llega hasta el hueso. Como ese zumbido que se instala en la cabeza, que no te deja pensar, que no te permite ver lo que tienes delante. Te vuelve los ojos hacia dentro, hacia esa cueva fétida que todos tenemos en algún rincón de la cabeza.

Me duele el estómago. Desde que vi los mensajes me duele mucho el estómago. No quise decirle nada, quería ver hasta dónde llegaba, pero ahora me arrepiento. Yo ya me lo imaginaba, no estábamos igual. Al principio era todo pasión, todo aventura. Me había dicho una y mil veces que no había nada…, y ahora esto.

Tengo que hacer fotos, tengo que enseñárselas cuando me lo niegue todo. Me imagino su cara al verlas, con esa sonrisa. A ver si tengo suerte y los pillo besándose.

¿Me va a decir otra vez que me quiere? Con esa sucia boca…

¿Van a follar…, joder, va a negármelo? Han venido aquí a estar tranquilos, a estar juntos, a estar solos y juntos. ¿Qué se supone que significa eso? ¿Es que en realidad lo quiere o es que solo le apetece sexo?

Entiendo que ya no sienta lo mismo. Imagino que se ha vuelto rutinario.

Recuerdo nuestras primeras veces. Todo pasión, todo aventura y alegría.

Igual es culpa mía, he dejado que se aburra, que se apague lo que teníamos.

Siempre soy lento tomando decisiones y me dejo llevar…

Joder, yo la quiero, la quiero con toda mi alma y creía que ya era mía, que nos entendíamos bien, que se quedaría conmigo.

Qué calor hace, tengo que salir a buscar agua o me va a dar algo aquí dentro. Pero..., ¿y si me ven? ¿Voy a pegarme con él? Nunca he sido violento, pero los nervios me están comiendo. Ahora mismo sería capaz de matarlos a los dos.

No, no podría, no estoy hecho de esa pasta, y solo conseguiría arruinar más todavía mi vida. Pero, ahora, ¿qué va a pasar? ¿Cómo voy a vivir con este dolor? Con estas dudas… Tengo que matarlos, pero tengo que hacerlo de manera que nunca puedan cogerme.

¡Ahhh, el brazo me duele! ¿Qué coño es esto? Ah…, tengo ganas de vomitar y el pecho me aprieta…, tengo que salir del coche y pedir ayuda..., ahhhhh , no puedo respirar, espera, joder, ¿es el corazón? Ahhh, me ahogo…, no, ahora no, no puedo acabar aquí… ¿Y mi teléfono? Está en la bolsa del maletero… ¡¡Ahhh!!, no puedo abrir la puerta…, aire, aire… Ahí salen de nuevo, tengo que seguirlos… ¡¡Ahhh!! ¡Joder, el corazón me va a explotar y esa zorra ahí enfrente, riéndose con su marido…!

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