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Caos y desesperación en Andaluces por las demoras
Decenas de personas colapsan la estación de tren y esperan durante horas para llegar o partir a su destino
Alfonso esperaba con su maleta en la cola de viajeros con destino Madrid cuando vio que su tren se había retrasado más de media hora. En lugar de a las 15.06, la pantalla indicaba que partiría a las 15.41 de la tarde. Pero esa tampoco fue la realidad. Lo cierto es que los pasajeros vieron cómo el tiempo se modificó en otras dos ocasiones más –cuatro, en total–y no salió hasta pasadas las 16.00 horas. Aún peor fue la situación a la que se enfrentaron los pasajeros que iban a Barcelona. Esperaron una hora y cuarto para partir hacia la capital catalana. La salida estaba prevista a las 15.30 del mediodía, pero no se produjo hasta las 16.45. Cuatro modificaciones advirtieron de los continuos retrasos ante el optimismo de quienes creyeron que la tardanza del AVE era, como aparecía al principio, de treinta minutos. «Nos toman el pelo, pero las reclamaciones se las vamos a poner igual», afirmaron algunos pasajeros a las puertas de la estación.
Decenas de viajeros colapsaron ayer las instalaciones de Andaluces mientras esperaban poder subir a los trenes. El caos y la desesperación por las demoras invadieron un espacio en el que los pasajeros se abrían paso a duras penas y en el que encontrar un asiento libre se convirtió en misión imposible. Tirados en el suelo, hicieron frente a la incertidumbre. «Nadie nos da información ni nos dice cuánto puede durar esto», señalaron. Con abanicos y botellas de agua soportaron el calor de un ambiente invadido por la crispación. La multitud que había en el lugar obligó a dejar las puertas de acceso abiertas. La gran aglomeración de personas provocó que el aire acondicionado fuese insuficiente y la elevada temperatura se unió a los inconvenientes ferroviarios de la jornada. «Es surrealista e incomprensible», detalló Alfonso.
Los que viajaban a destinos como Almería, Sevilla o Málaga vivieron la jornada aliviados porque esta vez no fueron los perjudicados, aunque tampoco expresaron una gran sorpresa. «Estamos acostumbrados a los problemas en la puntualidad, pero esto no se puede permitir. Hay gente que se ha quedado tirada y que depende de la conexión», insistieron. Fue el caso de José Antonio, que tuvo que cancelar su viaje porque dependía de llegar a tiempo a Córdoba –en el AVE destino Barcelona que para en esta ciudad– para después coger un nuevo tren dirección Valencia
Cinco horas de espera
Las miradas al panel informativo en busca de novedades se repitieron a lo largo de las horas. También las colas en los puntos de información de Adif para encontrar respuestas y novedades que fuesen certeras. Algunos mataron el tiempo con música y otros optaron por leer. «No nos queda otra que armarnos de paciencia», expresaron. Su único deseo era que la demora no fuese similar a la de los viajeros procedentes de Madrid, que llegaron a Andaluces casi cinco horas después de lo previsto.
La entrada de los afectados al andén se produjo con pocas palabras, pero con numerosos rostros de enfado. Quienes viajaban por motivos laborales no pudieron asistir a los eventos. El que lo hacía por ocio o vacaciones perdió prácticamente un día en los vagones. «Esto es una vergüenza. Viajar en tren en este país es arriesgarse y jugársela», lamentaron los pasajeros, que no les quedó más remedio que avisar a sus familiares de que llegarían a sus respectivos destinos sin saber muy bien cuándo.
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