El campo de Granada necesita savia nueva
El sector primario granadino pierde 2.000 hectáreas de terreno cada año durante la última década y se fragmenta en explotaciones de pequeño tamaño; los profesionales temen por un relevo entre generaciones que no termina de llegar
El campo granadino se enfrenta con incertidumbre a un cambio de ciclo. La última edición del Censo Agrario, que elabora cada diez años el Instituto ... Nacional de Estadística (INE) y que incluye datos de la campaña 2019-2020, señala cambios de tendencia importantes, muchos de los cuales tienen origen en los efectos de la crisis económica que comenzó en 2008. La provincia ha perdido casi 20.000 hectáreas de terreno activo en los últimos diez años, lo que sin embargo no ha redundado en una reducción del número de explotaciones; más bien al contrario, un proceso de fragmentación de las mismas ha provocado que se dispare el número de ellas que ocupa menos de una hectárea. Además, los profesionales del sector se muestran preocupados por un relevo generacional que no termina de llegar y que podría redundar en el movimiento contrario: el abandono de la agricultura y ganadería familiar en favor de la concentración en manos de grandes empresas que controlen a la vez producción y distribución. La pérdida de actividad ganadera es lo que consideran más grave.
De acuerdo con los datos más recientes del organismo estadístico nacional, en Granada hay 606.211 hectáreas de tierra dedicadas a la agricultura y la ganadería. Son 19.463 menos que en la última edición del censo agrario, la de 2009, lo que implica que la provincia ha perdido en este tiempo alrededor de dos mil hectáreas cada año. Es la única provincia andaluza, junto a Almería, que muestra una tendencia a la baja.
Sin embargo, esto no se ha traducido en una reducción del número de explotaciones distintas, ya que en el mismo lapso de tiempo este indicador aumentó en 663. Esto se debe a un significativo proceso de fragmentación de las mismas. El número de explotaciones de menos de una hectárea de terreno prácticamente se ha duplicado en una década tras pasar de 3.406 a 6.665 (+95,7%). La tendencia contraria se registra entre las que tienen entre una y dos hectáreas (-21,5%) y en las que van hasta las cinco (-11,6%).
Miguel Monferrer, secretario provincial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), señala que en los últimos diez años, tras la crisis de 2008, «mucha gente volvió al campo; algunos heredaron tierras, otros las tenían medio vacías, y las recuperaron. Pero claro, son pequeñas. Las explotaciones de hoy ya no son de coger una azada e irse a plantar; un invernadero estándar puede requerir una inversión de 200.000 euros», ejemplifica.
«El mayor problema al que se enfrenta el agricultor hoy no es el precio ni el clima, sino la falta de mano de obra»
Nicolás Chica
UPA Granada
También hay cambios de fondo en qué se cultiva. En los últimos diez años, algunos de ellos, como el de cítricos, «prácticamente han desaparecido de zonas como el Valle de Lecrín o la comarca de Guadix». A esto hay que sumarle el efecto de la prolongada sequía en una provincia que «no tiene tanto regadío como otras» en Andalucía. Además, recuerda que algunos de estos cultivos han dejado de ser rentables y muchos agricultores han optado por abandonarlos; «se ha perdido sobre todo el cultivo extensivo de cereal, porque no le sacas rendimiento», detalla. Una impresión que comparte Manuel del Pino, de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Granada, que indica que también se ha reducido el trabajo con algunos árboles frutales, como el melocotón, otrora vista habitual «tanto en la Vega como en la zona de Guadix-Purullena».
El cultivo más habitual en suelo granadino es el olivar, ya que hasta el 55% de las 41.827 explotaciones se dedican a este árbol, presente sobre todo en la Vega y las comarcas de Montefrío e Iznalloz. A mucha distancia se sitúan las explotaciones de árboles frutales, cítricos y bayas (5.881 frente a 23.198 de olivar) y la horticultura de invernadero, presentes ambas sobre todo en la Costa.
«La ganadería es difícil y no hay relevo generacional; cuando el ganadero se retira, la actividad se pierde»
Miguel Monferrer
COAG Granada
La provincia lidera en Andalucía la conversión a un modelo ecológico
Una de las mejores noticias que dejan las cifras del último censo agrario, que publica el Instituto Nacional de Estadística, es que Granada lidera el proceso de conversión a cultivos ecológicos en Andalucía, además de presentar la mayor tasa por población de explotaciones de policultivos (múltiples especies diferentes en el mismo suelo, lo que se considera positivo para la sostenibilidad). En concreto, la provincia cuenta en la actualidad con 2.672 explotaciones ecológicas. De ellas, 2.338 han sido certificadas tras pasar un proceso de revisión, la segunda cifra más alta en términos absolutos tras las 3.114 de Almería. Sin embargo, lidera de manera clara en lo que se refiere a aquellas a las que la campaña 2019-2020 cogió en pleno proceso de transformación. Hasta 774 explotaciones conforman este conjunto en la provincia granadina, una cota que está 27 puntos porcentuales por encima de las 608 de Almería, segunda. Huelva (184) y Cádiz (186) son las que van más retrasadas en este sentido.
La ganadería, en el foco
Pero señalan sobre todo a la ganadería como principal problema. Lo certifican las estadísticas. La caída media en el número de explotaciones de cabezas de animal alcanza los 21,3 puntos en la provincia con respecto al censo agrario de 2009. Cada vez son menos habituales los terrenos con caballos, conejos o aves de corral o cerdos, mientras repuntan, aunque levemente, las explotaciones de ovino y caprino y, sobre todo, el esfuerzo por luchar contra la desaparición de las abejas, fundamentales para el mantenimiento de biodiversidad, que ha redundado en un incremento del 25,7% en el número de colmenas.
Nicolás Chica, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la provincia, reconoce que la actividad ganadera, sin días de fiesta ni descanso y por lo general con un componente de arraigo natural, resulta «cada vez menos atractiva porque ha habido cambios sociales importantes, sobre todo entre los jóvenes».
El relevo generacional que no termina de llegar pese a que algunas medidas, como los planes de desarrollo rural, han supuesto un paso en la buena dirección y han ayudado a incorporar a jóvenes al sector, es la principal preocupación para profesionales como Nicolás Chica. Pero no la única. Los problemas con la política de precios y costes de producción «no ayudan», como resume Miguel Monferrer, aunque reconoce que la nueva ley de cadena alimentaria aprobada por el Gobierno es un paso en la buena dirección. Otro asunto que preocupa es la falta de agua, que seguramente se agravará durante los próximos años.
«Un proceso de concentración y unificación puede salvar de la desaparición a muchas explotaciones»
Manuel del Pino
Asaja Granada
Esta conjunción de factores, coinciden Manuel del Pino (Asaja), y Nicolás Chica (UPA), puede revertir en un cambio de modelo en la dirección contraria de la que muestra este censo agrario y dar paso a un «proceso de concentración y unificación», explica Del Pino, por el que más explotaciones queden en manos de menos empresas más grandes, algo que ya ha ocurrido, por ejemplo, con las de leche de vaca; el número total de ellas «bajó en un 90%, pero tenemos la misma producción y cabezas de ganado», detalla. Sin embargo, Nicolás Chica advierte frente a un «modelo de empresas grandes que tengan asegurada la comercialización» y controlen los costes de producción: «A estas empresas no les importa esquilmar los recursos naturales de cualquier zona, y eso es preocupante también», remata.
Un sector envejecido, familiar y de hombres
La última edición del censo agrario que elabora cada diez años el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece información sobre las personas que dirigen las explotaciones ganaderas y agrícolas en activo en Granada, lo que permite constatar que el sector sigue siendo mayoritariamente un asunto de hombres, ya que las mujeres que se encargan de una de ellas no llegan al tercio del total y se quedan en el 27,9%.
El mayor problema para el futuro del sector a medio plazo es, sin embargo, un envejecimiento sin paliativos que se deja notar con claridad en los datos del organismo estadístico nacional. Hasta 16.640 del conjunto de 41.906 explotaciones con tierra en la provincia granadina estaban encabezadas por una persona de 65 años o más, lo que supone prácticamente cuatro de cada diez, un dato que certifican tanto Miguel Monferrer, de COAG en Granada, como Nicolás Chica, de UPA. La cifra se eleva hasta un preocupante 85% si se engloba a todos los mayores de 45 años.
Por el lado contrario, apenas el 4,2% de todas las explotaciones activas en la provincia están lideradas por un agricultor o ganadero de menos de 35 años.
Las cifras del organismo estadístico nacional también permiten comprobar que el sector primario en Granada está compuesto de un número importante de minifundios de pequeño tamaño, a diferencia de lo que ocurre con la estructura de reparto de la tierra en otras provincias andaluzas. Hasta el 87% de todas las explotaciones agrícolas y ganaderas se mantienen en régimen de propiedad.
Otra de las tendencias es que los terrenos dedicados a uso primario sean trabajados en un entorno familiar, ya sea porque es el propio titular el que lo hace «como si fuera un autoempleo», en la descripción que utiliza Miguel Monferrer, de COAG en Granada, o porque no se contrata a ninguna persona ajena a la familia que controla la explotación. Según el INE, en el conjunto de Andalucía seis de cada diez trabajadores (61,3%) del sector primario entran en estas casuísticas, mientras solo el 38,7% restante son contratados regulares.
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