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Lucas Rodríguez, el popular camarero del Zaidín que se ha vuelto viral varias veces en redes sociales por sus manera de servir las consumiciones, siempre con canciones mediante silbidos y chistes, ha abierto un nuevo bar en Granada. Después de pasar los últimos años en el bar de su hermano, el Mesón Casa Eloy, Lucas ha decidido hacer realidad su sueño y montar, por fin, su propio negocio.
Se trata de El Rincón de Lucas, ubicado en el número 9 de la calle Sancho Panza. Un establecimiento que está abierto desde finales de enero en el que el tapeo, las raciones y platos como los asados, los arroces o el bacalao toman el protagonismo. Además de los populares silbidos de Lucas, que no podían faltar en su negocio.
Porque, tal y como hacía en el Mesón Casa Eloy, el granadino continúa sacando una sonrisa a sus clientes interpretando canciones populares españolas a silbidos. «Eso es algo que no podía faltar. De hecho, la gente me pide que lo haga», cuenta a IDEAL el camarero, ahora propietario de El Rincón de Lucas. «Siempre tuve la ilusión de montar un negocio y había llegado el momento de hacerlo».
Además de buena comida, asegura que su establecimiento se caracteriza por ofrecer un trato amable, un servicio rápido y un buen ambiente: «Aquí sobre todo hay alegría, eso es lo que quiero transmitir a la gente». Y la acogida que el barrio ha dado a su bar no ha podido ser mejor, con el bar lleno prácticamente todos los días desde su apertura. «La gente está muy contenta, me dicen que ya era hora de que llegara un bar en condiciones a la zona».
Aunque algunos conocían ya sus característicos silbidos, hay bastantes que se quedan «sorprendidos» cuando se pone a silbar alguna canción de Manolo Escobar mientras hace sonar las botellas de las bebidas entre ellas de manera rítmica. «Se quedan extrañados pero les gusta. Yo soy muy alegre y no paro de contar chistes y silbar», comenta.
Con el bar recién abierto, Lucas tiene claro cuál es el objetivo a cumplir este 2025: «Solo pido seguir trabajando y ser feliz». «Mi hermana y mi mujer, que también trabajaban en el Mesón Casa Eloy, se han venido conmigo aquí y solo queremos eso. Nuestra ilusión era tener algo nuestro, ser felices y trabajar», finaliza.
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