Una calle en Granada para el querido profesor José Cazorla
El catedrático fallecido en 2016 fundó la Facultad de Ciencias Políticas y luchó por la mejora de las conexiones de Granada y por la democracia
Andrea G. Parra
Granada
Sábado, 11 de febrero 2023, 00:28
Todos señalan la placa con el nombre del profesor José Cazorla Pérez (Granada, 1931-2016). Quienes han sido convocados a la fotografía son los docentes ... del departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada (UGR). Fueron casi todos. El nombre del «granadino universal», como lo llamó Juan Montabes, su discípulo y catedrático de Universidad, está ya relacionado para siempre a su Granada. Tiene una calle, una especial.
Esa vía está junto al centro Gran Capitán. Cazorla fue un gran capitán, un líder, que fue figura clave en la puesta en marcha de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. El departamento de Ciencia Política y de la Administración, que propuso esta concesión en el callejero, comenzó su andadura a finales de los ochenta con solo dos docentes: el propio Cazorla y Juan Montabes. Este curso 2022-2023 son 48 docentes. Su directora es Carmen Ortega.
José Cazorla fue una figura clave en la historia de la Universidad granadina y de la democracia en la sociedad granadina y andaluza. Bregó con decenas de temas para que Granada avanzara. Así lo recuerda su hija Elena. Ella y sus hermanos, Cristina y José María, están muy agradecidos al Ayuntamiento por haber dado respuesta a la petición del departamento, a la que se sumaron la facultad y la UGR. Ahora su progenitor estará siempre vinculado a la ciudad por la que tanto trabajó.
Fue una figura clave en la historia de la Universidad granadina y de la democracia en la sociedad granadina y andaluza
«Fue muy reivindicativo siempre», relata Elena. Menciona cómo luchó por el AVE, por la Vega o por que se quitara cableado de la ciudad. El profesor fue figura clave a través de su trabajo académico en la Transición. Formó parte de esa generación universitaria muy bien preparada que nunca dejó de reclamar el lugar que le pertenecía a Granada.
Para el profesor Cazorla, la Universidad era su segunda casa; en ocasiones quizás, la primera. Nacido en la calle Duquesa, la zona del campus Centro siempre fue su lugar universitario. Elena rememora aquellas visitas de ella y sus hermanos, de pequeños, a la Facultad de Derecho y al majestuoso edificio del Hospital Real. Fue decano de la Facultad de Derecho (1980-1982) y primer decano de la Facultad de Ciencias Políticas (1988-1992). Era licenciado en Derecho (1953), doctor (1964) y catedrático (1973). Y fue vicerrector de Ordenación Académica de la UGR (1976-1980) con Gallego Morell como rector.
Cazorla tuvo mucho que decir. Incluso cuando no tenía ningún cargo, como granadino nunca se calló. Hasta su fallecimiento siguió opinando en todo lo que él creía que era justo para Granada. A veces con un gran coste profesional y personal, según valora su hija.
En 2008, cuando la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología lo homenajeó, en una entrevista a IDEAL contó que daba por muy bien empleado el esfuerzo para que la UGR tuviera estos estudios oficializados. «Mereció la pena por varias razones. La tradición académica de Granada, en aspectos sociopolíticos, se remonta al siglo XIX y especialmente a comienzos del XX con Fernando de los Ríos, Arboleya, García Labella (catedrático fusilado en 1936), Sánchez Agesta (rector) y Murillo, todos ellos maestros de muchos profesores. Era imprescindible dar una base institucional a esa tradición, y tras once años de esfuerzos (1979-1988), y frente a intereses injustificados de otras ciudades, lo conseguimos. Los resultados están a la vista veinte años después. Granada sigue siendo la única Universidad con estos estudios de calidad en el sur de España». Así repasó la lista de los nombres de todos los grandes maestros, de la que él fue también figura clave en Andalucía. Y de paso criticó la falta de apoyo conjunto a Granada.
El profesor Cazorla formó a cientos de profesionales del Derecho y de las Ciencias Políticas.
Estuvo siempre vinculado a su Granada, pero tuvo una visión universal. Se formó y viajó a diferentes universidades en las que fue docente invitado y donde investigó. Realizó estudios en la Universidad de Columbia (Nueva York) en 1967-1968, cuando no era habitual. Y también en Salzburgo y Graz (Austria) en 1972. Después fue profesor visitante en la Universidad de Yale, en la Universidad de Oakland y en la de Washington, entre otras.
El profesor Cazorla formó a cientos de profesionales del Derecho y de las Ciencias Políticas. Tras la inauguración de su calle, en un acto organizado por el Ayuntamiento hace unos días, han sido varios los mensajes en redes sociales que subrayan su labor como docente y el buen recuerdo que guardan de él. Dirigió una veintena de tesis doctorales.
Sentó cátedra con sus investigaciones sobre temas de estructura social, política, laboral y económica de España y en particular de Andalucía. Y en sus libros queda su enseñanza.
Un árbol que sigue creciendo
Cazorla no pasaba desapercibido cuando llegaba a un lugar. Su aplomo y su fortaleza en las reivindicaciones no se olvidarán en la Universidad granadina y menos aún en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, uno de sus grandes logros. En el departamento de Ciencia Política y de la Administración está muy presente, con varias fotografías en zonas comunes y en el despacho del profesor Montabes.
Después de fallecer continuó dando lecciones. Su familia donó su biblioteca a la Facultad. Seguirá sembrando esa semilla del saber y la formación en los jóvenes universitarios. Lo describe muy bien, también, el cuadro con un árbol que recuerda al profesor Cazorla en el recibidor del centro de la calle Rector López Argüeta, al lado del aula magna.
En aquella entrevista en IDEAL en 2008 se le preguntó sobre los políticos y el mundo de la política, que entonces, como ahora, no gozaban de muy buena fama. «El ejercicio de la política constituye una difícil profesión –reflexionó–. Todas tienen sus tentaciones, pero esta quizá más por falta, a veces, de comprensión de público y otras por verdaderas presiones que el ser humano soporta en esas circunstancias. Se deben sancionar tales fallos, pero también premiar los aciertos y sobre todo debe premiarse la honradez».
La ciudad ya ha honrado al profesor Cazorla. En la Facultad de Ciencias Políticas lo siguen haciendo sus discípulos y los discípulos de sus discípulos transmitiendo su enseñanza.
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