«Buscando oro en los ríos de Granada no te haces rico; se hace por pasión»
Un taller ofrece sesiones teóricas online y prácticas en el Genil y el Darro: los participantes necesitan botas de agua, una batea y un frasco para las pepitas
INÉS GallasteguI
Granada
Jueves, 7 de mayo 2020, 19:13
La empresa de rutas culturales guiadas Granada Secreta inicia hoy un taller de buscadores de oro en el que los participantes conocerán la ... historia de la extracción del preciado metal en la provincia, donde aún pueden visitarse varias minas antiguas abandonadas, y la práctica del bateo, un método artesanal para encontrar, entre los guijarros del lecho de un río, las deseadas pepitas o lascas doradas.
El curso se desarrollará a lo largo de ocho viernes, en principio consecutivos, de 16.00 a 20.00 horas. Los cinco primeros, a cargo de expertos en la materia, estarán dedicados a clases teóricas online sobre la geología de las zonas auríferas, la historia de la actividad minera en la provincial y el simbolismo ancestral de este elemento, además de nociones técnicas sobre la práctica del bateo.
En la sexta sesión los participantes, un máximo de veinte, visitarán la antigua mina de oro de la Lancha del Genil, ya explotada en tiempos de los romanos. Y en la séptima y la octava, si la desescalada lo permite, ya a finales de junio, se llevarán a cabo sesiones prácticas de bateo en los ríos Genil y Darro, cuyo nombre latino, Dauro, alude a su riqueza aurífera. Está en el aire una excursión a la mina de Ugíjar.
El periodista y escritor César Requesens, fundador de Granada Secreta y especialista en la historia del oro en la provincia, no es muy preciso sobre el lugar en el que se realizará la prospección, para la que cuenta con el asesoramiento de un buscador profesional. «El Darro, por el camino de Beas, al final del Sacromonte, y el Genil, por la zona de la Fuente de la Bicha», apunta.
En el precio del curso, 80 euros, no está incluido el material necesario: batea -que se puede adquirir a través de plataformas de venta online-, botas de agua, sombrero y un frasco para guardar pepitas. ¿Tan seguro está de que lo necesitarán? «Bueno, en el anterior taller, que organizamos en 2015 a través de la Casa de Porras de la Universidad, todo el mundo encontró oro. Pegaban botes de alegría, aunque fuera una cantidad muy pequeña», asegura.
Granada es rica en oro gracias a Sierra Nevada, explica: durante la formación del macizo penibético, capas profundas del subsuelo quedaron al descubierto. Toda la formación geológica de la ciudad y su entorno, la llamada Formación Alhambra, está hecha de sedimentos de aluvión arrastrados desde las montañas y lavados por los cauces fluviales. Por eso, de vez en cuando, entre la grava, aparecen piedritas doradas. «En esta zona, más que pepitas, son lascas planas, tipo escamas, y no muy grandes. La más larga que yo he visto no llegaba al medio centímetro», admite.
«No te haces rico. Después de todo un día doblando el espinazo, a lo mejor puedes encontrar un gramo. Se hace por pasión y por afición. Te entretienes, charlas y pasas un rato en plena naturaleza», señala Requesens.
Las sesiones al aire libre se realizarán siguiendo las normas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias y, por tanto, sus fechas podrían variar en función de las condiciones cambiantes del estado de alarma.
Aunque la búsqueda del metal precioso no requiere un permiso especial, hay que evitar alterar el cauce fluvial, restituir las piedras extraídas para no favorecer la erosión y respetar las zonas protegidas por su valor para la fauna silvestre.
Valor refugio en tiempos de crisis
El oro es valioso porque es bello, escaso, difícil de encontrar y maleable -ideal para fabricar monedas y joyas- y porque nunca se deteriora. En tiempos de crisis, el elemento con el número atómico 79 es el valor refugio y tiende a revalorizarse. Hoy cotiza a 50 euros el gramo; en 2007, justo antes de la debacle financiera, estaba en la mitad. Por otro lado, en época de dificultades hay más gente dispuesta a la ardua tarea de remover grava del fondo de un río con los pies en remojo durante largas horas por una ganancia hipotética y casi siempre escasa.
Eso explica que la 'fiebre del oro' en la historia de Granada haya alcanzado sus picos en años de escasez, explica Requesens. Por ejemplo, el último cuarto del siglo XIX, cuando el marchante francés Adolphe Goupil, galerista, entre otros, de Van Gogh, invirtió diez millones de francos en modernizar la mina de oro de la Lancha del Genil que ya habían excavado los romanos. Fue abandonada en 1881 cuando aún no estaba agotada, en parte, a causa de la presión de los agricultores de la zona, quejosos por el gran caudal de agua acaparado y por los vertidos de mercurio, capaz de revelar la presencia del preciado metal pero venenoso.
La búsqueda en los ríos se popularizó después en los años treinta, más tarde en la dura posguerra y volvió a ponerse de moda en torno a 2008. Ante la nueva crisis económica que se avecina, como resultado de la pandemia de Covid-19, el escritor vaticina un nuevo apogeo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión